Conecta puntos para aprovechar oportunidades
FORBES, 18 de Noviembre del 2015
Los grandes proyectos han surgido
cuando alguien es capaz de conectar los puntos y descubrir la línea de
congruencia que los puede unir.
Recuerdo con nostalgia los
tiempos en que la maestra dictaba los problemas de matemáticas y nos daba, en
forma ordenada, las variables con las que teníamos que trabajar. Tristemente,
la vida real no es así. Generalmente enfrentamos datos inconexos a los que les
debemos dar forma y un hilo conductor coherente a datos y cifras para
transformarlos en información manejable para tomar decisiones. La mayor parte
de las veces, para llegar a tener información relevante debemos reconstruir
escenarios como quien arma un rompecabezas. La complicación radica en que no
tenemos una imagen contra la cual comparar para saber si cierta pieza va en ese
lugar o en otro. Nosotros solos debemos ir conectando puntos para aprovechar
oportunidades.
No es fácil, y menos si nosotros
mismos cerramos los caminos. Es difícil entender cómo ciertos datos, que en
apariencia no tienen nada que ver entre sí, esconden oportunidades que se deben
aprovechar. Para conectar puntos debemos tener la mente abierta y ser capaces
de mantener una distancia que nos permita evaluar con objetividad. Así, antes
de descartar un proyecto, de tirar a la basura un currículum vítae o de dejar
pasar una idea, valdría la pena echarles un vistazo con una mirada fresca.
Suena muy complicado creer en un
muchacho que no terminó una carrera universitaria, que además tiene muy mal
genio y que se presenta ante el mundo con una actitud arrogante. Lo más seguro
es que al enfrentar a una persona así, la reacción inmediata sería dejarlo de
escuchar y, en el más elegante de los escenarios, mostrarle la puerta y decirle
educadamente que le llamaremos, pidiendo al cielo jamás volver a verlo. Claro
que con el tiempo nos daríamos de topes al enterarnos de que ese chico se llamó
Steve Jobs.
Estamos muy acostumbrados a
recibir información de determinada manera, y si nos llega en forma diferente,
nos cerramos y dejamos pasar, sin darnos cuenta, muy buenas oportunidades. De
hecho, los mejores proyectos, las ideas más prometedoras y los candidatos que
pueden desempeñarse en forma superior son los que se presentan en forma
novedosa. En el fondo sabemos que eso es así; no obstante, ante lo diferente
elevamos un muro. En vez de escuchar, nos encapsulamos en un campo protector.
Preferimos lo conocido a lo que trae algo nuevo.
Sabemos bien que lo conocido, lo
cotidiano y lo rutinario funciona, y nos aferramos a ello. También entendemos
que lo que cambia al mundo no viene envuelto para regalo; es necesario estar
atento para lograr identificarlo. A diferencia de lo que sucede con las formas típicas
de aproximarse, la originalidad es esquiva. Se mimetiza en la singularidad, por
lo que hay que desarrollar sensibilidad para identificarla. Conectar puntos
para aprovechar oportunidades requiere de vigilancia y de un buen tramo de
reflexión.
El distraído y el prejuicioso
tienen un grado de ceguera que no les permite avistar ocasiones propicias, el
sordo y el soberbio no saben identificar coyunturas favorecedoras, el necio no
puede valorar los acoplamientos de las variables que marcan un buen proyecto.
Si algo se presenta ante el escritorio que no cumple con las reglas del statu
quo, antes de desecharlo sería bueno echarle un vistazo con una mirada fresca y
objetiva. La experiencia que se refleja en la trayectoria de un candidato que
no cumple con los parámetros de edad no es descartable. El cambio de visión en
el plan estratégico no es despreciable. Entrar a un nuevo campo de negocios no
es desatinado, al menos no en primera instancia.
Los grandes proyectos han surgido
cuando alguien es capaz de conectar los puntos y descubrir la línea de
congruencia que los puede unir. Experiencias que en apariencia no tienen nada
que ver, datos que están desorganizados, pueden tener un patrón que lleva a
pergeñar un gran descubrimiento. ¿Quién hubiera pensado, hace algunos años, que
sería posible estudiar sin ir físicamente a la escuela? Pero hubo alguien que
supo conectar la necesidad de capacitación y actualización de un ejecutivo con
su escasez de tiempo. Hubo una persona que entendió que los tiempos de
desplazamiento se podrían aprovechar. Así surgió la educación a distancia.
¿Cuántos negocios han iniciado
con ideas que, en teoría, son irreconciliables? Hay muchas historias de éxito
en la contratación de personas que no cubrían, aparentemente, el perfil. Son
incontables los proyectos que han despegado con mayor potencia después de haber
sido enfocados de forma totalmente distinta.
Sí, pero para ello hubo alguien
que supo quitarse los lentes de lo preestablecido y se atrevió a ver las cosas
desde otra perspectiva. No es nada descabellado lo que estoy diciendo. La
bebida refrescante más exitosa del mundo estaba diseñada para ser un remedio
contra los males del estómago. Hay cientos de inventos –que mejoran nuestra
vida diaria– que fueron creados con un fin, y sin querer se transformaron en
algo de utilidad para cosas totalmente diferentes.
Lo que hoy conocemos como un
enjuague bucal se inventó hace 135 años como un antiséptico quirúrgico y como
cura para la gonorrea. Los pañuelos desechables, si bien hoy no faltan en
ningún lado, en un comienzo eran usados como toallas desmaquillantes. El
teléfono es otro ejemplo: Alexander Graham Bell quería inventar un aparato para
que los sordos pudieran escuchar, en vez de ser un aparato de enlace y
comunicación. Ninguno de estos proyectos hubiera alcanzado el éxito tan
contundente si se hubiera quedado como la idea original.
Claro, ninguno de estos cambios
llegó ordenado como los problemas que nos dictaba la maestra de matemáticas.
Requirieron de esa extraña habilidad para conectar los puntos que dibujan el
camino para aprovechar una oportunidad. Así, antes de descartar un proyecto, de
tirar a la basura un currículum vítae o de dejar pasar una idea, valdría la
pena echarles un vistazo con una mirada fresca. Es posible que estemos frente a
una coyuntura que nos abra esa ventana de oportunidad que hemos esperado.
Cecilia Durán Mena-le gusta
contar. Poner en secuencia números y narrar historias. Es consultora,
conferencista, capacitadora y catedrática en temas de Alta Dirección. También
es escritora.
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