Los adolescentes brasileños con
un imperio online
BBC Mundo - lunes, 9 de noviembre
de 2015
Muchos padres observan cómo sus hijos adolescentes
se quedan pegados a sus consolas de videojuegos y pantallas de computador,
preocupados por su futuro.
Pero las madres de Henrique
Dubrugras y Pedro Franceschi ya no se preocupan por eso.
Los dos adolescentes brasileños
solían pasar cerca de un tercio del día frente a las pantallas, pero para ellos
eso resultó productivo.
Y si bien hay un montón de
empresarios de internet que comienzan bastante jóvenes, su historia se destaca.
Con 19 años cuentan con un
exitoso emprendimiento, Pagar.me, que emplea a 30 personas, factura anualmente
varios millones de dólares y se ganaron becas de la Universidad de Stanford.
Programadores amateur
Cuando Henrique tenía 12 años,
era un gran seguidor del juego Ragnarok. Como sus padres no estaban dispuestos
a pagar por la versión Premium, Henrique comenzó a programarla él mismo.
"Yo solía hacer mis propios
servidores, así que no tuve que pagar por la versión original", cuenta.
Posteriormente se las ingenió
para lograr ganar dinero con sus habilidades. Al principio sus padres estaban
un poco asustados, creyendo que estaba apostando en línea.
Pedro Franceschi, cofundador de
Pagar.me, comenzó aún más joven, jugando con el software desde los 9 años.
"Los dos empezamos a
programar como una forma de lograr cosas que queríamos", dice.
Pedro quería usar el nuevo
ciberasistente de Apple, Siri, pero este sólo hablaba inglés. A la edad de 15,
se las había arreglado para hacer que Siri hablara portugués.
Cuando tenían 16 y 17, los dos
adolescentes se conocieron por Twitter.
A diferencia de la típica charla
de adolescentes sobre música o fútbol, en su primer encuentro debatieron sobre
los méritos de los diferentes programas de edición de texto para programación.
Pronto se dieron cuenta de que
sus ambiciones y sueños eran más parecidos que diferentes.
"Fue entonces cuando comenzó
nuestra amistad. Pedro comenzó a usar mi editor de texto. Gané la discusión y
gané un socio", dice Henrqiue.
En esa época Henrique vivía en
Sao Paulo, pero Pedro estaba a más de 400 kilómetros de distancia, en Río de
Janeiro, así que inicialmente la asociación desarrolló en línea.
Invítame a salir
Por esa época también se
enfrentaban a los mismos problemas que históricamente han afectado a los
adolescentes durante generaciones.
"¿Qué pasa si invito a una
compañera de clase a salir y ella dice que no? Va a ser difícil incómodo
seguirla viendo todos los días después de eso", dice Henrqiue, explicando
el viejo dilema.
Asistió a una hackathon y a su
equipo se le ocurrió una aplicación basada en Facebook: AskMeOut
(InvítameASalir).
Como Tinder, la plataforma le dio
a los jóvenes románticos la oportunidad de mostrar interés en alguien y ver si
es correspondido, sin arriesgar el rechazo cara a cara.
El equipo de Henrique ganó el
primer premio y 50.000 reales (unos US$ 13.200).
Pero Henrique se dio cuenta de
que los hombres y las mujeres (¿o niños y niñas?) estaban usando la aplicación
de distintas maneras: mientras las mujeres eran más exigentes, los hombres la
utilizaban para hacer clic a cuanta fémina se le apareciera en la lista.
Su solución fue cobrarles a los
usuarios masculinos. Y al tener que pagar cada "me gusta", estos se
hicieron más selectivos.
AskMeOut fue un éxito, pero
Henrique quería un mejor sistema de pago para ella.
Por suerte fue entonces cuando
conoció a Pedro. Hicieron una lluvia de ideas y en ese momento Pagar.me comenzó
a evolucionar.
Hoy Pagar.me maneja pagos por
valores que alcanzan millones de reales al año, ha ganado una serie de premios
y atrajo 1 millón de reales de inversionistas extranjeros (unos US$264.000).
Adolescentes "normales"
En resumen, la plataforma ofrece
una forma barata y sencilla para que los clientes paguen por productos en
línea, que combina el bajo costo de un servicio de terceros como PayPal con la
simplicidad de pagar directamente en el sitio del proveedor sin tener que
conectarse a otro sistema.
Pagar.me cobra una comisión de
1,5% en cada compra más un impuesto de medio real. Los clientes también pagan
una comisión a los socios de pagar.me que oscila entre 3% y 5%.
"La gente no creía que
pudiéramos crear un producto tan innovador", dice Henrique.
El joven admite que no habría
sido posible sin el equipo adecuado, o el apoyo de mentores y de sus familias.
Las 30 personas que trabajan en
Pagar.me tienen entre 16 y 45 años. Sin embargo, según los fundadores, su
relativa juventud no ha afectado a su relación con el personal.
"Creemos que los buenos
líderes son los que logran sus objetivos, junto con su equipo. No es una
cuestión de género, calificaciones o edad", dice Henrique.
"Dirigir una empresa es un
camino lleno de obstáculos, pero tenemos la suerte de que en los momentos
difíciles hemos sido guiados por personas a las que admiramos. Esto nos ahorró
un montón de tiempo durante la evolución de la compañía", añade.
A pesar de la magnitud de su
éxito, Henrique no se siente tan diferente a los de su edad.
"En realidad, todavía somos
adolescentes. Nos gusta jugar videojuegos y salir con amigos. Creo que es cada
vez más común que las personas persigan sus ambiciones en su juventud. Somos
sólo dos personas comunes y corrientes con un negocio".
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