Cómo Airbnb le ganó la batalla a
San Francisco
BBC Mundo - domingo, 8 de
noviembre de 2015
Cuando llegué por primera vez a
San Francisco, pasé por lo que cualquier recién llegado tiene que pasar: mirar
interminables entradas en la página de anuncios Craiglist con la esperanza de
encontrar algún sitio para vivir.
Un anuncio prometedor, publicado
por un chico llamado Sebastián, ofrecía un estudio cerca del fantástico parque
del Golden Gate. Le escribí unas líneas a Sebastián.
Un día después contestó pidiendo
perdón. El piso no se había alquilado, me dijo, pero había decidido ponerlo en
Airbnb para rentarlo a turistas.
Y, ¿qué es Airbnb? Un sistema de
economía compartida -como Uber- pero de apartamentos, donde la gente pone sus
propiedades en una lista en internet para que otros las alquilen de forma
temporal.
Lo que muchos consideran ventajas
para los turistas, por los precios, otros lo condenan por ser un golpe al
negocio de la hotelería.
Y eso, en resumen, es lo que
rechazaba la campaña de "Yes on Prop F" ("Sí a la Propuesta
F") en San Francisco: en una ciudad que sufre una seria crisis de
vivienda, que los espacios habitables se conviertan en minihoteles rentables no
ayuda.
Y quién puede culpar a los
propietarios, si incluso habitaciones pequeñas en San Francisco se están
ofreciendo en Airbnb por cientos de dólares la noche. Se gana mucho dinero.
Pero este martes los habitantes de
la ciudad californiana, que salieron a votar para dar su opinión sobre varios
asuntos, decidieron rechazar la propuesta F, que intentaba establecer nuevas
normas para las viviendas compartidas.
Normas tan duras que,
básicamente, iban a arruinar el modelo de negocios de Airbnb en la ciudad.
Campaña de Airbnb
La Propuesta F buscaba que la
gente sólo pudiese alquilar su casa de forma temporal por un máximo de 75 días
al año. Y quien se arriesgase a sobrepasar ese límite iba a recibir grandes
multas.
Por eso, la campaña en contra de
la medida fue financiada con más de US$8 millones de Airbnb en metálico.
Su sede de campaña convocó a
numerosos voluntarios, algunos de ellos personas con sus viviendas puestas en
alquiler a través del sitio de la empresa, y fue apoyada por mucha tecnología.
Patrick Hannan, portavoz de la
campaña, me contó que tuvieron voluntarios para hablarle a la gente en cuatro
idiomas para conseguir votos.
Su estrategia no sólo se basó en
cambiar lo que pensaban las personas, sino también en seguir a gente que
-sabían- seguramente estaba en contra de la ley y asegurarse así de que fuera a
votar.
Cuando visité la sede, hace un
par de semanas, observé un juego de roles entre los voluntarios en preparación
para una de esas típicas visitas puerta a puerta.
El argumento que el equipo contra
la Proposición F utilizó (es decir, el de Airbnb) es que la norma provocaría
que muchos espiaran a sus vecinos. ¿Por qué?
Porque de haber sido aprobada, la
"Prop F" iba a permitirles a los residentes demandar a sus vecinos si
creían que estos estaban ofreciendo sus apartamentos en Airbnb de forma ilegal.
También explicaron que, al
contrario de lo que piensan muchos, la gente con sus apartamentos en Airbnb ya
paga los mismos impuestos que los hoteles de la ciudad.
La campaña del Sí sostenía que
muchos de los propietarios ignoraban este requisito y no notifican a la comuna
cuando estaba ofreciendo habitaciones.
Cuando salía de la oficina del
No, Hannan me ofreció una perspectiva más romántica de por qué sentía que la
norma no era justa, una visión relacionada con el espíritu libre de San
Francisco.
"El San Francisco en el que
educo a mis niños es un lugar de inclusión, no de exclusión. Damos la
bienvenida a aquellos que son diferentes a nosotros. Recibimos bien a comunidades
que podrían no encajar tan fácilmente en el tejido cultural", explicó.
"A los que ahora dicen que
algunas personas no son bienvenidas en San Francisco, les digo la palabra
justa: ¡tonterías!".
Larga batalla
Antes de que se realizara la
votación la campaña del Sí ya creía que iba a perder. Su financiación, de cerca
de US$1 millón, había recibido ayuda parcial del gremio de hoteleros.
Cuando me encontré con Dale
Carlson, el portavoz de la campaña, me dio la impresión de ser alguien
resignado a perder, pero que todavía se sentía obligado a hacer entrevistas con
la prensa.
Si perdemos, está bien. Esta es
una larga batalla".
"Airbnb no es la causa de
nuestra crisis de vivienda. Pero es una pieza importante", agregó.
Le expliqué la perspectiva de
Hannan.
"Las corporaciones como
Airbnb no gastan US$10 millones en campañas políticas porque están preocupadas
por la armonía en las comunidades", dijo.
"No les preocupa que los
vecinos se espíen unos a otros.Están preocupadas porque los vecinos demanden a
Airbnb".
Ciudad simbólica
Pedí hablar con alguien de Airbnb
sobre la votación, pero no me pusieron en contacto con nadie.
La semana pasada, sin embargo, la
empresa invitó a un puñado de periodistas de tecnología y economía a cenar y
allí compartió sus planes para el futuro, entre los cuales figuraba ofrecer
servicios "offline" más allá de las habitaciones.
Los empleados de Airbnb presentes
en esa cena no quisieron hablar de qué pasaría si la Propuesta F fuera
aprobada.
San Francisco no es la ciudad más
grande para la empresa en número de alojamientos (es París), pero la batalla
allí es simbólica, puesto que es la urbe en la que empezó todo.
Sin embargo, a pesar de la
victoria, el resultado no fue el esperado.
De hecho, fue mucho más apretado
de lo que esperaba la campaña del Sí: sólo fue una diferencia del 5% y eso no
es mucho.
Dado que en otras ciudades de
Estados Unidos están buscando regular la actividad de Airbnb, este resultado
podría jugar en favor de las personas que se oponen a esta actividad.
Sin embargo, como la exitosa y
perturbadora aplicación Uber, la estrategia de Airbnb parece ser volverse tan
apreciada por sus usuarios, tanto los que alojan a otros como los que se alojan
gracias a ella, que cualquier intento político de eliminarla sería, de hecho,
muy impopular.
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