¿Cómo se fabrica un celular
chino?
The wall street journal Domingo, 29 de
Noviembre de 2015
El sonido de los dedos
martilleando los teclados de las computadoras retumba en una oficina llena de
centenares de jóvenes ingenieros. En sus cubículos de paredes bajas, estos
ingenieros examinan circuitos en sus pantallas y esbozan los diseños de los
nuevos teléfonos inteligentes.
Así es como se hacen los
celulares más baratos del mundo.
Las instalaciones son propiedad
de Shanghai Wingtech Communications, que cuenta entre sus clientes a muchas de
las marcas de smartphones de más rápido crecimiento del mundo, incluyendo las
chinas Xiaomi, Huawei y Meizu y la india Micromax.
El mercado de teléfonos
inteligentes chino se ha transformado en los últimos años. Hasta hace poco
estaba lleno de imitaciones poco fiables, conocidas como shanzhai o “fortaleza
de la montaña” en chino. Ahora el país tiene un creciente número de marcas
fuertes que puedan competir a nivel global, poniendo presión sobre grandes
fabricantes como Samsung Electronics. Mientras tanto, muchos de los fabricantes
de shanzhai han cerrado sus puertas.
Una de las razones detrás de este
cambio es la maduración de lo que se ha llamado la cadena roja de suministro,
una red de suministro de teléfonos inteligentes más baratos que involucra a más
fabricantes chinos de componentes y firmas manufactureras que la cadena
tradicional de suministro de electrónica. La mejora en la calidad de estos
proveedores—como Wingtech, Shanghai Huaqin Telecom Technology y Longcheer
Holdings—ha ayudado a las marcas chinas a reducir la brecha tecnológica con
fabricantes globales sin dejar de competir en precio.
Aunque las marcas globales de
teléfonos inteligentes como Apple también hacen la mayoría de sus teléfonos en
fábricas chinas, confían más a menudo en contratistas taiwaneses como Foxconn y
proveedores de componentes más internacionales.
El ascenso de la cadena roja de
suministro es una de las razones detrás de un auge mundial de los smartphones
baratos en todo el mundo, desde India a Brasil. Si rastrea el origen de la
cadena de suministro de un teléfono barato en cualquier parte, y verá que en
muchos casos termina en China.
Wingtech comenzó en 2006 como una
de las muchas casas chinas de diseño independientes (IDH, en la jerga de la
industria) que vendían diseños de aparatos telefónicos a clientes que luego los
comercializaban con sus propias marcas. Estos IDH impulsaron el crecimiento
inicial de la industria de teléfonos inteligentes de China, ya que ayudaron a
cientos de nuevas empresas con poca experiencia móvil a construir sus propios
teléfonos inteligentes en pocos meses. Estos primeros smartphones chinos tenían
muchos problemas de calidad, y muchos eran imitaciones o marcas sin nombre.
En 2008, Wingtech dio el salto a
la fabricación y abrió su propia fábrica. Se convirtió en un fabricante de
diseño original (ODM, por su sigla en inglés), lo que significa que ofrece a
los clientes una línea de servicios desde el diseño hasta la fabricación e
incluso algún servicio postventa. Desde entonces, ha pasado de tener un
centenar de clientes a sólo un puñado—las marcas chinas e indias más grandes.
Se dice que sus principales clientes son Xiaomi, que utiliza Wingtech como su
contratista para el ensamblaje de su línea de teléfonos de bajo costo Redmi, y
otro de los principales fabricantes de celulares de China, Huawei.
“No somos sólo un fabricante por
contrato como Foxconn”, dijo Deng Anming, gerente estratégico de Wingtech.
“Nuestra competitividad principal es nuestra capacidad de investigación y
diseño.”
Una portavoz de Meizu dijo que
Wingtech era un verdadero socio que ofrece precios competitivos. Xiaomi, Huawei
y Lenovo declinaron hacer comentarios. Micromax no respondió a una solicitud de
comentarios.
Actualmente, Wingtech sólo
apuesta en grande. El mercado de fabricación de teléfonos inteligentes por
contrato es muy competitivo, y los contratistas obtienen pequeños márgenes de
ganancia. Además, después de años de crecimiento vertiginoso, el mercado de
teléfonos inteligentes de China ha alcanzado la saturación y comenzado a
encogerse.
Un producto que fracasa puede
fácilmente significar muchas pérdidas. Deng dijo que la compañía se compromete
a hacer un teléfono para un cliente sólo si piensa que se convertirá en un
éxito de ventas, ya que la gran escala es lo que le permite negociar los
precios de sus componentes y ampliar su margen de ganancia. En 2014, Wingtech
tuvo una ganancia neta de alrededor de US$14,6 millones y un margen neto del
2,2% según un documento presentado por la bolsa de valores de su empresa
matriz.
Hace poco, The Wall Street
Journal realizó un recorrido por el centro de investigación y fábrica de
Wingtech en la ciudad industrial de Jiaxing, cerca de Shanghai. Wingtech no
permitió sacar fotos de algunas áreas debido a la confidencialidad del cliente.
Diseño:
Como la mayoría de los
fabricantes por contrato, Wingtech hace mucho más que fabricar dispositivos.
Trabaja con los clientes para diseñar productos, ofreciendo costos más bajos,
debido a su gran escala, de lo que sus clientes podrían lograr por hacerlo todo
por su cuenta.
Wingtech se trasladó en febrero a
una nueva sede en Shanghai, en donde trabajan cerca de 600 empleados. El
edificio blanco tiene pisos abiertos llenos de jóvenes ingenieros sentados
frente a sus computadoras. Cada uno de ellos está abocado a un paso específico
del desarrollo de teléfonos inteligentes.
Gran parte del trabajo se lleva a
cabo fuera de miradas indiscretas. Los proyectos secretos de los grandes
clientes como Xiaomi, Huawei, Lenovo, Meizu y Micromax se realizan detrás de
puertas cerradas, más allá del salón principal de la compañía.
Los contratistas chinos como
Wingtech pueden ayudar a los clientes a desarrollar un nuevo modelo de
smartphone en sólo seis meses.
Pruebas:
Una vez que se define el diseño,
vienen las pruebas de fiabilidad. Piense en un “American Ninja Warrior” para
teléfonos. Antes de que se lo considere listo para la línea de montaje, cada
teléfono es sometido a todo tipo de pruebas en este centro especialmente
construido para ello por Wingtech a un costo de US$2 millones.
Los teléfonos son conectados a
una computadora que abre y cierra cada aplicación una y otra vez durante varias
horas para comprobar si hay problemas técnicos. Las pantallas de los aparatos
parpadean sin cesar, como si el aparato estuviera poseído. Después, los
aparatos son sometidos un examen visual—una serie de diagramas similares a
ilusiones ópticas y gráficos de colores—para probar el foco y la captura de
color de sus cámaras. Hay una prueba de caída, una prueba de calor, una prueba
en frío, una prueba de presión, una prueba de humedad. Los teléfonos están
atrapados dentro de un dispositivo que parece como los que se usan para hacer
las resonancias magnéticas, el cual mide la fuerza de la señal, atados a la
cabeza de un maniquí para ver si la cabeza o la mano del usuario inhibirán el
sonido.
Fabricación:
A una hora del centro de
investigación y desarrollo de Shanghai se encuentra la fábrica de Wingtech.
Como cualquier típica fábrica de electrónica china, se encuentra en un parque
industrial en las afueras de la ciudad y es en sí misma una pequeña ciudad para
sus empleados. Los 9.000 trabajadores viven en los dormitorios en el predio, y
la empresa tiene una sala de cine, un café de Internet y otras instalaciones
recreativas para ayudar a retener a los trabajadores. La alta tasa de rotación
de personal es un problema perenne para las fábricas de electrónica de China.
Los trabajadores jóvenes con frecuencia abandonan el trabajo debido a su carácter
monótono.
Wingtech fabrica en el lugar sus
propios circuitos y algunas otras partes como la carcaza de los teléfonos
inteligentes. Estos procesos de fabricación de componentes han sido siempre
altamente automatizados en toda la industria. Los paneles de circuitos vacíos
se deslizan por un túnel largo, en donde distintas máquinas van aplicando cada
uno de los diminutos componentes del panel en la posición correcta. Un robot
comprueba que todo está alineado correctamente antes de las partes sean soldadas
en un horno. En otro edificio mucho más ruidoso, maquinarias pesadas cortan y
moldean el metal y el plástico.
Luego viene el ensamblaje final,
por mucho, el paso más intensivo de mano de obra. Los trabajadores pasan por un
túnel de viento para eliminar todo residuo externo antes de que puedan entrar
en la planta de ensamblaje llevando sombreros y protectores de zapatos.
Diversos sombreros de colores separan a los trabajadores regulares de montaje
de los jefes de equipo y los funcionarios superiores.
El montaje final de los
smartphones todavía se realiza principalmente a mano, aunque Wingtech y otros
como Foxconn han estado tratando e automatizar más partes del proceso. La
dificultad radica en los cortos ciclos de vida de los productos de los teléfonos
inteligentes y los movimientos más delicados que son necesarios para poner
todas las piezas juntas hacen que una línea de ensamblaje totalmente
automatizada sea demasiado costosa como para implementarse.
Pero hay pequeños avances. Por
ejemplo, Wingtech añadió este año una máquina que prueba el conector de audio
de cada teléfono en la línea de montaje. Antes, un trabajador escuchaba cada
teléfono de forma manual.
A partir de ahí, los dispositivos
son empacados y enviados fuera de la fábrica. El año pasado, Wingtech vendió
cerca de 50 millones de unidades de celulares por contrato, dice Deng, aunque
sólo algunos fueron fabricados por la empresa. La fábrica de Wingtech tiene
capacidad para fabricar 2,5 millones de teléfonos al mes, y subcontrata la
producción a otras fábricas si tiene exceso de pedidos.
Join In (Holding) Co., una
empresa china de bienes raíces que cotiza en bolsa, adquirió el mes pasado el
51% de Wingtech.
Aunque la industria de teléfonos
inteligentes de China se enfrenta este año retos como el de un mercado
saturado, Deng dice que es optimista a medida que nuevas marcas de celulares
chinos están saliendo al extranjero.
“La industria de teléfonos
inteligentes de China está entrando en una edad de oro”, dijo.
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