¿El terrorismo nos gana la
guerra?
FORBES,
16 de Noviembre de 2015
Los ataques a la libertad
perpetrados por los radicales no deben servir de pretexto para avanzar en una
agenda que coarte los derechos de las personas.
Después de los abominables
ataques de la semana pasada en París y Beirut una cosa ha quedado clara: el
terrorismo seguirá siendo la forma de contraataque que utilizará el llamado
Estado Islámico (ISIS o ISIL, por sus siglas en inglés) contra aquellos que lo
estén combatiendo. ¿Puede una organización de estas características derrotar al
mundo occidental y a Rusia, a quienes tiene en su contra? La respuesta obvia,
es no.
Justo es esa imposibilidad de
triunfo en el campo de batalla sirio e iraquí contra las máximas súper
potencias militares del orbe, la que habría provocado –y por desgracia lo
seguiría haciendo- la cobarde y ruin respuesta de ISIS contra civiles
inocentes.
En el caso concreto de París,
quedan hasta el momento más dudas que respuestas. Y es que después de los
ataques contra el semanario Charlie Hebdo en enero, ocurrió algo todavía peor
que nunca debió pasar. Los peores atentados terroristas en la historia de
Francia ocurrieron pues, por imperdonables errores u omisiones –intencionales o
no- de los órganos del Estado para garantizar seguridad a sus ciudadanos.
Asimismo, la posibilidad de un nuevo ataque de “falsa bandera” no se puede
descartar.
Hay intereses enfocados en
satanizar a los musulmanes, aprovechar cualquier oportunidad para cerrar las
fronteras a la migración y en limitar las libertades individuales. Grave error.
Los ataques a la libertad perpetrados por los radicales no deben servir de
pretexto para avanzar en una agenda que coarte los derechos de las personas.
Como quiera, lo cierto es que
aunque aún hay cabos sueltos, la versión oficial de la responsabilidad de ISIS
ya fue abrazada incluso por Rusia. Esto tiene una explicación. Para el Kremlin
no es tan importante quién en verdad esté detrás de los ataques. Lo que para
ellos cuenta, es que la versión de la responsabilidad de ISIS confirma lo que
Moscú ha sostenido desde el principio: todos deben combatir juntos y
coordinados contra el enemigo común. Tiene razón.
Hasta ahora los rusos –cuya corta
campaña militar hasta el momento ha sido más efectiva que la que ha liderado
Estados Unidos por más de un año-, de la mano de Irán, han mermado la fuerza de
ISIS en territorio sirio, y la de los rebeldes que quieren echar del poder a
Bashar al-Asad, presidente de ese país.
Pero el punto es que las
potencias pelean hasta ahora cada una por su lado, y entre ellas. La razón, es
que sus objetivos se contraponen: los
aliados –y muy en particular los estadounidenses, sauditas y cataríes- quieren
fuera a Asad. Moscú, si bien no lo pretende sostenerlo a como dé lugar, sí
quiere que quien lo suceda no sea contrario a sus intereses (las razones las
expusimos en el artículo “¿Hay preparativos para una Tercera Guerra Mundial?”).
Así que los atentados de Francia
son la oportunidad perfecta para que el “más poderoso del mundo” según Forbes,
el presidente ruso Vladimir Putin, haga un nuevo llamado para coordinar fuerzas
contra los radicales islámicos. Es improbable que Francia –incondicional de
Estados Unidos- acceda a hacer la guerra a los yihadistas de la mano de Rusia,
pues como hemos ya comentado, en Siria ya hay un enfrentamiento indirecto entre
Moscú y Washington.
Sin embargo, Europa debería ya
darse cuenta de que hacer el juego a los intereses norteamericanos no les ha
reportado ningún beneficio, y en cambio, ha cargado con los costos. Mejor,
todos sin excepción deben unirse contra ISIS, y de paso, acabar con los riesgos
de una Tercera Guerra Mundial. Estados Unidos y Rusia no deben pasar al terreno
del conflicto bélico.
Lo malo es que la Casa Blanca
–como quedó evidenciado con el golpe a la armadora automotriz alemana
Volkswagen– no está dispuesta a tolerar simpatías de países europeos con Putin.
Pese a ello, una unión de estos que decidiera enfocarse solo en ISIS y no en
Asad –al menos por ahora-, forzaría a Barack Obama a no tomar represalias
particulares, como ya antes hizo con Alemania.
ISIS se ha convertido en una
bandera internacional del terrorismo que radicales en otras latitudes han
tomado. No es solo que militantes entrenados por ellos estén saliendo a invadir
el planeta. En realidad hay simpatizantes que seguirán actuando incluso por
cuenta propia bajo el nombre de ISIS, y que continuarán generando el terror que
los yihadistas quieren.
Una muestra de esas simpatías se
encuentra los datos recabados por Statista y publicados por The Independent,
que revelan desde dónde tuitean quienes apoyan al Estado Islámico. En los tres
primeros sitios están Arabia Saudita, Siria e Irak, pero en el cuarto, se
encuentra Estados Unidos, y en el décimo, el Reino Unido.
El enemigo entonces, también está
en casa, y mientras exista, la “marca” ISIS seguirá provocando terror también
desde dentro. Ojalá esa pesadilla termine pronto.
Guillermo Barba-Economista de la
Escuela Austríaca y periodista mexicano, autor del blog Inteligencia Financiera
Global.
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