Los ‘scouts’, el secreto mejor
guardado de Silicon Valley
The wall street journal Lunes, 16 de Noviembre
de 2015
Hace cinco años, Jason Calacanis,
un inversionista especializado en startups, hizo una apuesta de US$25.000 por
una empresa de la cual casi nadie había oído hablar: UberCab. La inversión en
lo que hoy es UberTechnologies Inc. vale ahora cerca de US$110 millones.
Calacanis nunca ha revelado
públicamente de dónde provino el dinero: Sequoia Capital. A partir de 2009, una
de las mayores firmas de capital de riesgo de Silicon Valley ha distribuido
millones de dólares a múltiples grupos de empresarios y académicos bien
conectados y otras personas conocidas como scouts, o cazatalentos.
Los scouts invierten en startups
y tienen las antenas bien sintonizadas para detectar ideas que puedan ser del
gusto de Sequoia. Calacanis, por ejemplo, presentó el fundador de Thumbtack
Inc. a un socio de la firma de capital de riesgo, que compró una participación
en la página web de servicios locales cuyo valor desde entonces se ha
multiplicado por 50, según la firma de investigación VCExperts.
Los fundadores de Thumbtack ahora
también proveen información y consejos a Sequoia. La firma “se ha portado
espléndidamente bien con nosotros, de modo que estamos felices de enviarles
emprendedores de primer nivel”, dice Marco Zappacosta, presidente ejecutivo de
Thumbtack. El emprendedor ha realizado algunas inversiones con los fondos de
Sequoia.
El sigiloso ecosistema de
financiamiento y conexiones es un poderoso ejemplo de cómo las compañías de
capital de riesgo tratan de sacar ventaja en la interminable búsqueda de la
próxima empresa multimillonaria. Es una tarea que se ha complicado luego de que
algunas startups con valuaciones estratosféricas están experimentando
problemas.
Forjar relaciones estrechas que
generen nuevos negocios se ha vuelto más importante que nunca para las firmas
de capital de riesgo conforme el costo de crear startups cae. A su vez, la
aceleración en la formación de nuevas empresas dificulta que el capital de
riesgo identifique las oportunidades más promisorias. Además, la competencia se
ha intensificado.
Por décadas, Sequoia ha sido uno
de los baluartes de la industria de capital de riesgo. Ubicado la calle Sand
Hill Road en Menlo Park, la principal avenida de la industria del capital de
riesgo en Silicon Valley, Sequoia hizo inversiones tempranas en los titanes de
la tecnología actuales como Apple Inc., Google Inc. y Cisco Systems Inc.
Fue la única firma de capital de
riesgo que financió al servicio de mensajería WhatsApp, que Facebook Inc.
compró en 2014 por US$22.000 millones. Sequoia invirtió más de US$60 millones
por una participación que fue valorada en US$3.500 millones al momento de la adquisición.
El fondo tiene ahora participaciones en 33 compañías que no cotizan en bolsa
valoradas en más de US$1.000 millones cada una, más que cualquier otra firma
del rubro.
El exitoso historial de Sequoia
abre muchas puertas y el cultivo de las relaciones con los cazatalentos abre
incluso más. La red incluye nombres como los de Drew Houston, presidente
ejecutivo de Dropbox Inc., los tres fundadores de Airbnb Inc., el ejecutivo de
Facebook Mike Vernal, profesores de las universidades de Stanford y de California
en Berkeley, y una de las hijas del director ejecutivo de Sequoia, Douglas
Leone, según documentos a los que tuvo acceso The Wall Street Journal.
Sequoia también invitó a John y
Patrick Collison, los hermanos irlandeses que fundaron Stripe Inc., para que
fueran cazatalentos, pero rechazaron la oferta. La empresa de pagos en línea
fundada hace cinco años recibió una inversión inicial de otro cazatalentos, Sam
Altman, director general de la incubadora de startups Y Combinator. Sequoia
invirtió en su empresa anterior, Loopt.
En total, los cazatalentos de
Sequoia han invertido en decenas de empresas, según documentos revisados por
The Wall Street
Journal y entrevistas con los
scouts. No se pudo determinar una cifra exacta puesto que las inversiones están
diversificadas y la empresa no quiso referirse sobre la escala del programa.
“Todos en este negocio tratan de
generar flujos de acuerdos exclusivos”, reconoce Roelof Botha, el socio de
Sequoia que encabeza el programa de scouts. “Es parte del desafío de nuestro
negocio: ¿cómo logras distinguirte en la mente de un emprendedor?
El ejecutivo agrega: “Ojalá que
(la inversión de un cazatalentos) signifiquen que tenemos una mejor oportunidad
de reunirnos con la empresa y evaluar si encaja con nosotros”.
Si la inversión de un scout es
exitosa, la gran mayoría de las ganancias se reparten entre el cazatalentos y
los socios limitados de Sequoia, explica Botha. La mayoría de las ganancias
desde que se creó el programa en 2009 son en papel y no se han hecho efectivas,
subraya el ejecutivo.
Sequoia dice que instruye a su
equipo de cazatalentos a decirles a las compañías en las que invierte de dónde
provienen los fondos. La firma, sin embargo, trata de ocultar las inversiones
ante sus competidores mediante el uso de empresas de responsabilidad limitada
con nombres como Dragonsteed LLC, Vermillistock LLC y Rocketbooster LLC.
Mantener un perfil discreto es
importante puesto que Sequoia no quiere poner en riesgo las perspectivas de
recaudación de fondos de las startups que han recibido dinero de un
cazatalentos. Si Sequoia decide no invertir un monto mayor en una ronda
posterior enviaría una señal negativa sobre el futuro de la startup.
La investigación de The Wall
Street Journal identificó a 78 scouts a partir de documentos presentados ante
las autoridades reguladoras de California, entrevistas y otras fuentes. Sequoia
confirmó los nombres de un puñado. Contactados por el diario, muchos
cazatalentos confirmaron su participación o declinaron comentar al respecto.
Los scouts pueden invertir
habitualmente hasta US$30.000 en cada ocasión y tienen acceso a un máximo de
US$100.000 al año. Botha señala que el monto puede aumentar si los cazatalentos
identifican empresas prometedoras.
Para los scouts, el atractivo es
pertenecer a un club de elite y dinero gratis para realizar inversiones
semilla, que de otra forma no podrían hacer.
Los scouts son “un sistema de
alerta muy temprana, casi como instalar una serie de pequeños satélites en
Silicon Valley para que recojan las señales en el radar”, afirma Matt MacInnis,
quien dejó Apple en 2009 para formar la compañía de publicidad digital Inkling
Inc. Sequoia invirtió en su empresa y el ejecutivo pasó a ser un scout.
MacInnis invirtió en el proveedor
de software de recursos humanos Zenefits Inc., que en su última ronda de
financiación fue valorada en US$4.500 millones.
“Quieren encontrar el próximo
Zuckerberg o Spigel”, dice Daniel Liem, quien confiesa haber sido un
cazatalentos de Sequoia cuando estudiaba ingeniería de sistemas en Stanford.
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