La mujer que ayudó a crear internet
FORBES- 12 de noviembre de 2015
Probablemente hayas escuchado
sobre el padre de la web, Tim Berners-Lee, o uno de los padres de internet,
Vinton Cerf. Pero, es posible que aún no
hayas escuchado sobre la madre de internet; a ella no le encanta el término y
hasta lo rechaza, como cuando te vistes con un suéter de alpaca en verano. Así
lo dice: “Es valioso, pero como que pica; en verdad no lo pedí.”
A simple vista, la mirada
orgullosamente humilde, casi tímida, ojiazul, se esconde detrás de unos lentes
ovalados. Su cabello, alguna vez castaño oscuro, ya es gris. A veces, cuando
está pensando en cómo expresar una idea, pone cara de estar en problemas. Tiene
cara redonda, tez muy blanca y sonrisa incansable. En resumen, sin haber
hojeado nunca su currículum, la parte maternal del apodo Madre de internet le
queda clarísima a primera vista.
Pero no te dejes engañar: Radia
Perlman ha registrado más de 100 patentes. Tiene una dicción excelente y, a sus
64 años, la lucidez de una persona de 25. Es autora de dos libros aún no
traducidos al español: Interconexiones: puentes, ruteadores, switches y
protocolos de interredes y Seguridad de redes: comunicación privada en un mundo
público. Es licenciada y maestra en Matemáticas y doctora en Informática por
el Instituto de Tecnología de Massachusetts (mejor conocido como el MIT, por
sus siglas en inglés).
¿Por qué Madre de internet? En
entrevistas ha comentado que no le gusta ser llamada “madre de internet”. Pero
internet es tan necio que es casi imposible quitarse un sobrenombre. ¿Se ha
reconciliado con el término?
Si yo hubiera inventado ese apodo
para mí, sería increíblemente presuntuoso. Internet no se debe a ninguna
persona en lo individual, habría ocurrido de una forma o de otra. Cualquier
contribución que yo haya hecho, alguien más la habría hecho eventualmente. A
veces el protocolo que tiene éxito no es el primero inventado, sino el que
coincide en los tiempos con los demás elementos, y una persona dice: ‘yo, yo,
yo inventé internet’. Quiero aclarar que soy sólo una de muchas personas y que
todavía hay personas haciendo cosas increíbles con él. No me gustaría llevarme
una parte tan grande del crédito.
“Cuando dices Madre de internet,
había tan pocas mujeres (haciendo protocolos en esa época), que probablemente
entre todas esas pocas mujeres tuve una mayor contribución. Me incomoda el
término, especialmente si la gente piensa que yo lo inventé. Una vez estaba en
una reunión y la gente decía, ‘yo trabajo en tal lugar, yo hago esto y el
otro’, y alguien dijo: ‘yo inventé internet’. Me desencantó tanto… ¿cómo puede
alguien decir eso?”.
¿No estaba bromeando?
No estaba bromeando. Él intenta
promover esa idea y siempre se lo dice a la gente. Y hay más de una de esas
personas y se promueven muy bien, pero no es que ellos hayan hecho algo que
fuera particularmente necesario y que nadie más pudiese haber hecho.
Usted es famosa por haber creado
el STP (protocolo de árbol de expansión). ¿Por qué es importante?
Crea las reglas sobre cómo se
mueven los datos a lo largo de internet, una vez que salen de tu casa. Uno de
los problemas con las cosas que hago es que están tan escondidas debajo, lo
cual me enorgullece; quiero que la gente no tenga que pensar en ello. No es
como un drone, que puedes verlo y jugar con él. Cuando usas ethernet y cuando
usas internet, en algún lado ese algoritmo de ruteador se utiliza para mover
los datos. No tienes que estar consciente de ello. Es raro porque si he hecho
mi trabajo, nadie puede ver lo que hice, es difícil de explicar.
Gabriel García Márquez alguna vez
dijo que aunque todo el mundo elogia Cien años de soledad, su gran legado es El
amor en los tiempos del cólera. Usted es conocida como la inventora del STP,
pero, ¿qué contribución piensa que es su gran obra?
Lo que hago es tan invisible, que
la gente no lo conoce. Irónicamente se me conoce más por el STP, que es algo
que hice en literalmente una semana y me pareció una mala idea. Era para librar
a la industria de un error que habían cometido. Lo que es más profundo que el
STP fue lo que hice en ruteadores con el protocolo link-state. Hay muchas
innovaciones ahí, pero son tan profundas que no estoy segura. Es un protocolo
que nunca pude explicar a mi hijo, que para todo lo demás es brillante.
¿Qué piensan sus hijos de que
usted sea llamada la Madre de internet?
Están muy orgullosos. Crecí en un
ambiente de izquierda, así que no creo en el matrimonio y nunca me he casado.
Salió el primer artículo donde un periodista decidió apodarme Madre de
internet. Mi hija estaba en el MIT y sus amigos le enviaron el artículo.
Sabiendo que no soy casada, me llamó y me dijo, ‘Mami, ¿tienes otro hijo
bastardo del que no me has contado?’. Yo no había visto el artículo y no tenía
idea de qué estaba hablando, pero después me pareció muy gracioso.
La inconformidad
A diferencia de muchas
celebridades de la tecnología, Radia Perlman suele hablar bastante de sus
hijos. Cuenta anécdotas sobre ellos en las conferencias que da en todo el
mundo; en los libros que ha publicado utiliza sus historias para ejemplificar
cuestiones relacionadas con la programación, la gestión, la seguridad y los
protocolos de internet. Y en la entrevista que tuvimos con ella también los
mencionó.
En contraste con sus hijos
“reales”, su maternidad hacia internet es bastante juiciosa. Dice que ama los
protocolos de red y los califica como “increíblemente fascinantes”, pero
confía en que habría sido igual de feliz dedicándose a otra cosa. Piensa que
hay dos clases de personas: “las que tras tomar una decisión estarían
contentas con cualquiera de las opciones que hayan elegido y las que van a
estar descontentas con su elección, cualquiera que ésta sea”.
Radia está contenta, aunque no
conforme.
Si pudiera rediseñar internet con
un grupo, ¿qué haría distinto?
Es una buena pregunta, porque lo
de en medio funciona perfecto, pero en las orillas es un desastre y mucho más
complicado de lo que necesita ser. Es como el inglés: es un idioma muy malo y
está cambiando constantemente, pero hace el trabajo. Estoy segura de que
podríamos tirarlo a la basura e inventar un mejor idioma, pero no necesitamos
eso porque el inglés como que ya funciona. Así es como me siento sobre el
centro de la red.
“En los dispositivos, sin
embargo, hay muchas oportunidades para hacer los dispositivos más seguros
siendo más simples. Hay áreas donde no ponen suficiente atención, como en hacer
las cosas a prueba de tonterías, para no culpar al usuario cuando pasa algo
malo. Por ejemplo, abrir un documento de Word es potencialmente peligroso y no
hay excusa para que eso sea potencialmente peligroso. Un documento de Word
tendría que desplegarse en tu pantalla y no cambiar tu computadora de ninguna
manera. Puedo tener un documento de Word que automáticamente haga búsquedas de
mis cuentas de banco, pero no quiero eso.
“O poner un usb en tu máquina:
no hay excusa para que eso sea peligroso. Así es como Stuxnet (un virus
inteligente dirigido a instalaciones industriales) se propagó. Lo que debería
pasar cuando lo enchufas a tu máquina es que apareciera una pantalla diciendo
‘aquí están los archivos del drive; haz lo que quieras con ellos’, pero en
lugar de eso, hay un ejecutable en el usb y la máquina dice, ‘oh, mira, hay un
ejecutable, ¿por qué no corro este programa?’. ¡Sin molestarse en preguntarle
al usuario si quiere correrlo! Son muy malas decisiones de las empresas que
hacen software. Les preocupa más ser más atractivos que los demás, que
permitirle al usuario comprar algo muy minimalista. Sería bueno tener cosas
muy simples y seguras.
En términos de protocolos de redes,
¿qué está pendiente?
La usabilidad. Frecuentemente
digo que mientras más usable, suele ser menos seguro y viceversa. Pero la
industria parece haber encontrado el punto en la curva donde es mínimamente
usable y mínimamente seguro.
“También deberíamos pensar más en
cómo hacer que un algoritmo distributivo funcione cuando algunos de los
participantes son maliciosos. En mi tesis hablé de cómo puedes hacer una red
resistente a algunos switches que te dan información errónea o inundan con
basura o envían datos en la dirección incorrecta. Hay muchas tecnologías donde
la gente dice, ‘tendré siete copias de esta cosa y será muy resiliente’, pero
yo veo siete puntos de fallas, porque cada que copias podrías tomar el control
en caso de que murieran las otras seis; pero si una de ellas decidiera
comportarse mal, fácilmente puede decirle a las otras, ‘tiren toda su
información o modifíquenla de cierta forma’.
“No esperes que la gente tenga
que aprender a usar tus cosas. Odio cuando la gente dice que necesitamos más
entrenamiento del usuario o cuando se dice que es culpa del usuario porque hizo
clic en ese link”.
Sobre todo para las generaciones
mayores, los dispositivos pueden resultar intimidantes y hacerlos sentir
inadecuados como personas, en lugar de pensar que lo inadecuado es el aparato.
¿Cómo podemos superar esta frustración?
Es culpa de los ingenieros, que
lo hacen demasiado complicado de aprender. Como Twitter: todo el mundo sabe
qué es, excepto yo. Aunque me enseñes a hacer algo, no lo recordaré, porque
tienes que ir a esta ventana y hacer esto y después lo que sea. Luego
actualizas a una nueva versión y cambia el funcionamiento de todo, o es
ligeramente distinto el dispositivo. El asunto de las computadoras es
absurdamente, imperdonablemente complicado de usar. Es como cuando rentas un
automóvil y sales del garaje conduciendo, pero afuera está oscuro, lloviendo y
no sabes cómo prender las luces ni los limpiaparabrisas. Es innecesariamente
complejo. ¿Por qué no pueden todos los autos tener las luces en el mismo lugar?
Las nuevas generaciones están
conectadas 24/7 a sus teléfonos y están dispuestas a sacrificar su privacidad a
cambio de poder operar y recibir servicios “gratuitos”. Incluso, le encuentran
ventajas al hecho de que las empresas sepan más sobre ellos, como la publicidad
individualizada. Cuando todos ustedes estaban construyendo internet,
¿previeron estos fenómenos?
No tenía idea en absoluto y es
sorprendente para mí. Busco un boleto hacia Albania y luego en mi mail
aparecen estos anuncios de hoteles en Albania. Es espeluznante. La gente se
preocupa porque los gobiernos espían sus llamadas o registran quiénes se
desplazaron a dónde, pero pienso que son peor las cookies y todas estas cosas
que la gente hace porque quiere que las cosas sean gratis. Realmente ya no
tienes privacidad.
¿Qué pueden hacer los ciudadanos
comunes al respecto?
Creo que no hay nada que puedas
hacer. Por ejemplo, en el supermercado me dan un pequeño descuento si uso la
tarjeta del supermercado, pero están rastreando todo lo que compro. Y no me
importa que sepan qué me gusta porque no imagino qué cosas malas podría
conllevar, pero podría haber casos donde de repente empiezo a comprar pañales
y mi empresa me despide porque piensan que no seré capaz de trabajar tan duro,
o con ciertos medicamentos se dan cuenta de que tal persona se va a poner muy
enferma y la despiden. Así que hay muchas consecuencias malas en las que no
pensamos. Si es más conveniente, si es más barato, simplemente lo hago.
“Las empresas dicen que no están
rastreándonos independientemente, sino como parte de una base de datos.
“Pero cuando te digan que no van
a usarlo para ciertos propósitos, no les creas. La gente obtiene un documento
de tres páginas con cosas legales donde debes acceder. ¡Nadie accede a estas
cosas, nadie lo lee! Y aún más: si lo leíste cuidadosamente, en alguna parte dice,
‘nos reservamos el derecho de cambiar las reglas cuando queramos’, así que es
irrelevante lo que se ponga ahí. Incluso, si una empresa no lo usa, ponen los
datos a disposición de otros”.
Una aguja en un pajar
Cuando Radia Perlman se graduó de
la maestría en el MIT, en 1976, pocas profesionales se aventuraban a la
industria tecnológica. Así lidió con la cuestión de género en su trabajo y su
vida personal.
Dijo en una conferencia que ser
distinta y pensar distinto es lo que la diferencia. Por otra parte, ha dicho
que el término “madre de internet” subraya el género. Las mujeres, ¿deberían
capitalizar su género como diferenciador o intentar neutralizarlo?
No pienso en el género en
absoluto. Cuando pienso en una mujer, pienso en una modelo con tacones altos y
mucho maquillaje. Cuando pienso en un hombre pienso en un leñador. No pienso
en mis amigos como mujer u hombre, son sólo personas, y pienso de mí sólo como
una persona. Creo que es bueno no pensar en ello. Habiendo dicho esto, ¿por qué
hay tan pocas mujeres (en ciencias duras) y por qué eso no está cambiando?
Muchas empresas quieren solucionarlo simplemente aventando dinero al problema,
así que patrocinan una conferencia para mujeres. Podría ser divertido para un
grupo de personas reunirse, pero no veo cómo eso cambia algo. Me incomodan
mucho los eventos sólo para mujeres.
En algún momento de su carrera
estaba acostumbrada a ser ignorada. ¿Era una cuestión de género?
Es parcialmente eso, pero nada se
debe solamente al género. Con mi personalidad, no parezco inmediatamente un
genio. Y la gente que lo parece, no lo es; de hecho, sólo se trata de personas
muy agresivas. Conozco a algunas mujeres que no son buenas profesionales, pero
son muy políticas y obtienen beneficios para ellas. También hay muchos hombres
que son como yo y son ignorados, así que no es sólo una cuestión de género.
¿Cómo actúa cuando está enojada?
Es una pregunta muy curiosa. Seré
más honesta de lo que he sido y es muy vergonzoso, pero no puedo imaginarme qué
se siente estar enojado. Veo a la gente en programas de televisión, que levanta
la voz y estampa el puño en la mesa. Nunca me siento así. Sólo tengo dos formas
de ser: o estoy así como ahora o lloro.
Y es muy vergonzoso porque cuando
pasan cosas en el trabajo y alguien es indignante y estoy realmente enojada, no
puedo ni siquiera decirle: ‘lo que acabas de hacer es imperdonable’ sin llorar,
y eso es vergonzoso. Incluso con mis niños —lo cual, por cierto, resultó ser
muy efectivo—, cuando estaba realmente enojada con ellos, no podía hacer nada
excepto llorar, e inmediatamente uno decía, “oh, hicimos llorar a mami’. Me
gustaría estar en una obra de teatro o algo donde tuviera que actuar de
enojada, para saber si de hecho puedo hacerlo, porque sería agradable alguna
vez actuar apropiadamente enojada cuando es lo correcto, en lugar de
inmediatamente llorar.
¿Cómo lidia con eso
profesionalmente?
No muy bien. En ciertas situaciones
he llorado, lo cual llama la atención de la gente, pero es horriblemente
vergonzoso y siento que estoy decepcionando a todo el género. Lo que hago, la
mayoría de las veces, es no lidiar con ello y me voy a casa o algo porque sé
que si intento discutirlo, lloraré. Algunas veces envío un mail y a veces
durante semanas la situación es tan mala que paso mucho tiempo en casa
simplemente molesta por ello. Pero hago un gran intento de no llorar, porque
parece muy poco profesional.
No debería ser considerado poco
profesional…
De hecho, mi hijo era tan
sensible y tenía tanta empatía por la gente que no podíamos leerle cuentos; le
afectaba demasiado. Los únicos libros que podíamos leerle eran ciencia pura.
Podría ser algo genético. Siempre veo a la gente, la observo y me importa mucho
cuando veo a alguien que es ignorado siendo que realmente hizo todo el trabajo.
Los bullies me enojan tanto. Fui a la reunión de exalumnos de preparatoria 30
años después y pensé que la gente me recordaría porque era la número uno de la
clase. Pero me enorgulleció que dijeron, ‘te recuerdo porque eras bondadosa’.
Fue curioso porque siempre me sentía terrible porque teníamos a gente muy
malvada en la clase; los veía molestando a otras personas y me dolía mucho no
hacer nada. Pensaba que confrontarlos sólo empeoraría las cosas. No le hacía
nada al bully, pero en privado me hacía amiga de las personas a las que
molestaban. Estoy orgullosa de preocuparme por otras personas.
De niña fantaseaba con conocer a
un chico que fuera mejor en matemáticas o ciencias y casarse con él. ¿Ese
chico llegó?
Nunca me he casado. Creo que la
única razón legítima para que dos adultos vivan juntos es que lo deseen. Es
mucho más romántico que Charlie vive conmigo porque lo hago feliz, que decir:
‘me casé contigo, así que si intentas irte, haré de tu vida un infierno’. Eso
no es romántico. Cuando estudié la universidad conocí personas. No es como que
tomé al primero y me casé con él. Con el tiempo he comprendido que nadie va a
ser completamente más inteligente que yo en todo y no necesito eso, ni lo
quiero. Y es vergonzoso, pero también por más que quisiera no ser sexista,
siempre quiero que el hombre en mi vida sea más alto, más exitoso, que pese más
que yo. La razón por la que nos sentimos así es muy triste. Hay parejas donde
el hombre se queda en casa, cuida a los niños y demás y eso es genial. Pero de
alguna manera tenemos arraigada esta noción de cómo deben funcionar las cosas.
“Como una persona de protocolos,
también veo cómo interactúa la gente en las relaciones. Veo a tantas parejas
que siempre se critican el uno al otro: ‘trabajas demasiado, estás demasiado
gordo, deberías ponerme más atención a mí, a mí, a mí’. Una vez que entras a
ese modo, todo es cuesta abajo y no sé si puedas recuperarte de eso. Hemos
estado juntos durante mucho tiempo, pero Charlie dice que siente como si
tuviera un cachorro grande, porque estoy tan contenta de verlo cuando llega del
trabajo… En una relación, tu trabajo es hacer que la otra persona se sienta
segura de sí misma, contenta, inteligente y con poder. Haz como si tu pareja no
tuviese memoria y aunque le hayas dicho hace apenas 20 minutos que es la
persona más sexy, inteligente, dulce y graciosa del planeta, díselo de nuevo”.
¿Hay algo que le enseñaron sus
padres que le ayudara a ser exitosa?
Es difícil recordar, porque fui
niña hace tanto tiempo. Una de las cosas más importantes que los padres pueden
enseñar a sus hijos es que no es un mundo simple, no hay respuestas sencillas,
como deberíamos ir a la guerra con ese país, y si no piensas lo mismo es
estúpido. Por cierto, eso es lo que escuchas de muchos políticos.
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