Entre más éxito, ¿más estrés?
Finanzas Personales - noviembre de 2015
Muchas personas siempre tienen la
aspiración de convertirse en los mejores profesionales en su campo pero esto
puede traer consecuencias de salud, aunque no en la misma dimensión para todos.
Hoy en día el mercado laboral
exige bastante a sus trabajadores dada la mayor competencia y la velocidad con
la que se está moviendo el mundo. Eso hace que no sólo tengan que desarrollar
nuevas habilidades aun cuando estas no correspondan a su profesión (como, por
ejemplo, el conocimiento sobre la dinámica de las redes sociales en las
empresas) sino que también se preparen para reaccionar rápidamente ante
cualquier suceso.
El tema con esto es que parecería que entre
más se escala en la vida profesional (con un ascenso o la creación de un
negocio propio), parecería que hay una tendencia a que las personas dejen de
tener un balance adecuado entre vida laboral y vida personal. Pero lo le sucede
a todas las personas.
No sucede con todos
Una publicación de Psychology Today muestra
los resultados de una investigación sobre cómo las habilidades de las personas
cambian una vez han alcanzado una etapa de éxito: “las personas que pensaban
sus capacidades como algo fijo fueron más propensos a sentir ansiedad y
sentirse desorientados cuando afrontaron un éxito inesperado, lo que provocaba
que su desempeño cayera notablemente, en comparación con aquellas personas que
pensaban sus habilidades como algo que podían modificar”.
Esto lo que traduce es que muchas personas se
fijan unos propósitos y creen que pueden controlar lo que sucede y sus
resultados pero, cuando no sucede así, resulta una situación desconcertante.
Así, el mismo estudio arrojó que esto sucede con más frecuencia en aquellas
personas que tienen una baja autoestima; mientras que aquellas que tienen una
conciencia de sí mismos más fortalecida, pueden manejar más fácilmente los
beneficios del éxito y controlar el estrés.
Y las mujeres…
Dada la brecha y la desigualdad de género que
existe en el mercado laboral, hay una presión que recae más en las mujeres que
en los hombres a la hora de verse frente a una etapa de éxito o reconocimiento
profesional. El Foro Económico Mundial señala que el camino de ellas, hacia el
liderazgo, resulta mucho más estresante y su estrés proviene de cuatro
situaciones, específicamente:
1. Ser escuchadas. Cuando se
comunican, lo hacen de una manera diferente a la de los hombres y, así mismo,
pueden ser recibidas de manera diferente. Así, tienen que equilibrar
constantemente el "cómo lo dicen” las cosas frente a lo "que dicen.
Es por eso que la entonación y los gestos pueden ser tan trascendentales. Las
mujeres son 66% más propensas a recibir una recomendación de cambiar sus
estilos de comunicación.
2. Demostrar que pueden hacer su trabajo:
tanto en sus competencias como en el manejo de las relaciones laborales, con el
fin de demostrar que son tan capaces como el género masculino.
3. Crear redes y obtener respaldo: lo que les
permite ampliar sus perspectivas y experiencias y, con ello, obtener ventajas
de reconocimiento y crecimiento profesional.
4. Inclusiones y exclusiones diarias: desde
temas de conversación como deportes, salidas a un bar o las bromas entre dos
hombres. El reporte de brecha del Foro Económico Mundial de género muestra que
las mujeres aún son bastante relacionadas con tareas domésticas y el cuidado de
niños en todos los países.
Las consecuencias
Una investigación de la
Universidad de Yale señala que además de los factores físicos que suceden
cuando una persona experimenta estrés (como sudoración, visión borrosa y dolor
de cabeza) existe un efecto más fuerte aún del que muy pocas personas son
conscientes: reduce el volumen de materia gris en las áreas responsables del
autocontrol del cerebro.
Es por esa misma razón que a una persona
estresada se le dificulta tanto manejarse y mantener la calma, presentando
reacciones inesperadas.
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