Fernando del Paso: un autor
total, profundo, denso y con humor
FORBES, 14 de noviembre de 2015
Premio Cervantes 2015, el
reconocimiento a un autor total. Dibujante, diplomático, académico, locutor de
radio y, por encima de todo, escritor, Del Paso se ha adentrado en los
principales géneros literarios, no siempre con la misma imaginación,
profundidad y fortuna, pero sí, en cambio, con una escritura pulcra y a prueba
de fuego.
Íñigo Méndez de Vigo, ministro de
Cultura español, se encargó de dar la noticia ayer: “Tras tres sucesiva
votaciones resultó ganador, por mayoría, del Premio de Literatura en Lengua
Castellana Miguel de Cervantes, correspondiente a 2015: don Fernando del Paso,
por su aportación al desarrollo de la novela aunando tradición y modernidad
como hizo Cervantes en su momento.”
Luego, añadió: “Sus novelas, dice
el jurado, llenas de riesgos, recrean episodios fundamentales de la historia de
México, haciéndolas universales.”
Segundos después, Inés
Fernández-Ordóñez, justamente presidenta del jurado, se encargó de explicar un
poco más los motivos de la designación: este premio, puntualizó, valora a un
escritor “innovador, que asume riesgos y es valiente en su innovación, como
Cervantes hace 400 años”.
Fue clara: “Su obra forma parte
de la historia de la literatura hispanoamericana y resulta singular su carácter
innovador, tanto formal y en contenidos, lo que la hace muy representativa para
México. Él es uno de los autores más leídos. Hace justicia al galardón que hoy
se le conceda a él.”
Así, al recibir este premio
—concedido anualmente por el Ministerio de Cultura de España (a propuesta de
las Academias de la Lengua de los países de habla hispana), y hoy convertido ya
como el más importante de las letras en español—, el escritor mexicano sucede a
Juan Goytisolo, ganador de la edición de 2014.
Un reconocimiento, dicho sea de
paso, a un autor total. Dibujante, diplomático, académico, locutor de radio y,
sobre todo (y por encima de todo), escritor, Del Paso se ha adentrado en los
principales géneros literarios: novela, poesía, teatro, cuento, ensayo y
periodismo; no siempre —aclaro— con la misma imaginación, profundidad y
fortuna. Pero siempre, en cambio, con una escritura pulcra y a prueba de fuego.
Eso sí: aunque ha dejado de
escribir en los últimos meses por tener severos problemas físicos y de salud,
no ha perdido la lucidez, la sencillez, el humor, tampoco el pulso del país:
“En México hay mucho narcotráfico, mucho delito, mucha extorsión, mucha
corrupción y parece que no mejoramos nunca”, dijo don Fernando a W Radio. “Yo
tengo poca esperanza. Sin embargo, espero que con el tiempo la gente reaccione,
pero no con violencia… Lo malo es que si no es [con] violencia, yo no sé cómo
se van a corregir las cosas.”
Unos minutos después (en unos breves
comentarios con Grupo Fórmula), él fue todavía más específico: “Estoy muy
triste porque el país parece no avanzar lo que debería: hay mucho narcotráfico,
crimen organizado, extorsiones y corrupción, sobre todo corrupción.”
§§§
En noviembre de 2007, don
Fernando tomó mi llamada —vive en Guadalajara— para hablar un poco de su vida y
su obra. Semanas atrás había sido galardonado con el Premio de Literatura
Latinoamericana y del Caribe —antes conocido como Premio Juan Rulfo—, que
otorga cada año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El resultado
de aquella charla saldría publicado en las páginas de la (desaparecida) sección
de cultura de El Financiero. Aquí transcribo y recupero esas reflexiones,
vigentes aún…
—Parece que ahora sí, don Fernando,
parece que ahora sí ha llegado a la edad de los homenajes. ¿Qué siente, qué
piensa al respecto? Fíjese que un maldoso decía que estos homenajes suelen
llegar pos mortem…
—Pues sí, es verdad… a veces
estos premios se dan así, pos mortem… Pero en realidad, al menos es lo que yo
pienso, la parte fundamental de mi obra ya está escrita y publicada desde hace
20 años, y es esa parte de mi obra por la que se me premia, o eso creo…
Entonces, a veces las cosas llegan un poquito tarde; sin embargo, de todos modos
son muy agradables. Además, como ya lo he dicho repetidamente: cada vez hay más
buenos escritores que buenos premios, de modo que cada vez que premian a un
escritor dejan de premiar a otros que también lo merecerían tanto como el
premiado…
Incluso desde el otro lado de la
línea, Fernando del Paso no pierde su porte: es un hombre a la vez reservado y
cordial, serio y afable. Por momentos da la impresión de que habla como escribe
(aislando cada oración, lo cual puntea la conversación de frases seguidas,
continuas, como esas comas muy habituales en su prosa) y, claro, utilizando de
vez en vez algo de humor.
—Yo siempre he tenido un sentido
del humor tumultuoso, por así decirlo; de toda clase de humores: del fino, del
sarcástico o del negro —dice—. Lo empecé a desarrollar a partir de los 20 años,
y se ha dado en mi obra todo el tiempo, pero principalmente en Palinuro de
México. Es cierto que tanto José Trigo como Noticias del imperio tienen humor;
sin embargo, no es muy abundante. En cambio, en Palinuro casi en cada página
hay humor; fue ahí, en ese libro, donde de alguna forma vacié todo ese sentido
lúdico de la vida que tenía en esa época, y que no he perdido pero se ha
apaciguado un poco.
Desde luego, cuando Del Paso
habla de José Trigo, Palinuro de México y Noticias del imperio se refiere a sus
obras más representativas. La primera, que recibió el Premio Xavier
Villaurrutia en 1966, es una pieza experimental, su intento de escribir una
obra totalizadora, también un homenaje al lenguaje popular y los juegos de
palabras. La segunda, publicada diez años después —que obtuvo el Premio Rómulo
Gallegos 1982, que otorga el gobierno venezolano a la mejor novela escrita en
español—, fue considerada en los ochenta una de las novelas más influyentes de
la narrativa mexicana. Luego, en 1988, publicó Noticias del imperio, cuadro
histórico que narra la trágica aventura mexicana de Maximiliano y Carlota de
Habsburgo.
—Viéndolo a distancia, ¿qué
piensa de Palinuro, y también de José Trigo, la cual, lo sabemos, fue apreciada
y vapuleada en su momento?
—Bueno, todo es perfectible y
todo es mejorable, y todo se pudo haber escrito de otra forma. Pero no me
arrepiento de nada de lo que haya escrito. Quizá tengan algunos errores, y eso
es todo. Sin embargo, no me arrepiento de José Trigo, de Palinuro ni de
Noticias del imperio… como tampoco me arrepiento de ninguno de mis artículos
(que han sido mucho) que he publicado a lo largo de mi vida en distintos
periódicos. A lo mejor, en el caso de los artículos, ya no soy el mismo que
escribió eso, ya no pienso lo mismo o he matizado mucho mi pensamiento y
opinión, pero respeto a la persona que yo fui a esa edad, y que pensaba así.
—Pero, entonces, ¿con la edad es
más fácil aprender o desaprender, don Fernando?
—Lo que sucede es que con la edad
se aprenden más cosas que no se habían aprendido antes; pero, al mismo tiempo,
uno se da cuenta que mientras más sabe menos sabe: es que el campo de la
cultura y la historia son prácticamente infinitos. Y eso no es todo. Se aprende
también desde el otro punto de vista, en lo que concierne no a la erudición
sino a la sabiduría; hablo en el sentido bíblico… Hablo de las lecciones que,
por decirlo de alguna manera y aunque suene demasiado formal, le da a uno la
vida y los errores que uno ha cometido.
—¿Y qué pasa con la escritura?
¿Se escribe más rápido con la edad, salen mejor los textos, más rápido..?
—Yo no sabría contestarle eso, yo
siempre he sido un escritor muy complicado, muy complejo. Sin embargo, hice un
viaje de la complejidad no hacia la sencillez sino hacia una complejidad
muchísimo menos densa. José Trigo es el libro más denso que tengo, y en orden
de densidad le sigue Palinuro y Noticias del imperio. Luego está ese
divertimiento (del que quedé bastante satisfecho) que es Linda 67.
—Supongo, entonces, que no se
arrepiente de ser escritor, de haber dejado de lado la carrera de economista…
—Por supuesto que no. No sé si le
he dado todo a la literatura, aunque sí le he dado bastante; sin embargo, la
literatura me ha dejado muchas satisfacciones. De hecho, mire, yo no soy un
escritor que pueda vivir de sus regalías, porque es mayor mi fama que la venta
de mis libros. Noticias del imperio se vende con regularidad, pero no en los
miles que necesitaría para vivir de ella. Empero, sí indirectamente vivo de mi
literatura y vivo bien, porque soy miembro de El Colegio Nacional (por el hecho
de ser escritor) y de la Universidad de Guadalajara, donde se me ha pedido
siempre que dedique la mayor parte de mi tiempo a escribir, así que todos esos
beneficios y premios y becas me han ayudado mucho, sobre todo en un país como
México, que todavía es muy generoso con sus escritores. Y digo todavía porque
no sabemos cuándo esto vaya a cambiar.
—En ese sentido, ¿cómo ha
percibido la evolución de los lectores? Usted lleva ya 50 años ejerciendo el
oficio de escritor…
—La verdad es que la veo muy
pobre y muy lenta, porque hay mucha miseria en el país. Cuando un libro te
cuesta más que un par de zapatos, la gente prefiere comprar un par de zapatos…
Por ejemplo, hoy existe la cultura del préstamo a domicilio de las bibliotecas,
pero es muy débil porque tampoco existen bibliotecas con grandes acervos… Las
prioridades siguen siendo la alimentación, la habitación, la salud. Mientras la
gente no tenga resueltos estos problemas, ¿cómo queremos que se interesen por
los libros?
—¿Cómo ve, entonces, el país?
—Muy enfermo. Y parecería que
cada vez va peor.
—¿Cree que la literatura puede
ayudar a un cambio social?
—Yo lo dudo. Yo soy un poco
escéptico en ese sentido. Solamente la literatura, si la consideramos también
como periodismo, la literatura periodística, que ya no es ni ficción ni novela
ni cuento ni teatro ni ensayo literario, podría, en cierto sentido, intentar
modificar algo…, o sea, el lenguaje puede ayudar al cambio social, por
supuesto. Hay libros que han cambiado el mundo, el concepto del mundo… A pesar
de que el marxismo ya es obsoleto, hay que reconocer que en algunas cosas fue
un libro que cambió el mundo; la Biblia y el Corán, también. Sin embargo, el
periodismo es lo que ayuda a cambiar ahora el mundo.
—Llegado a este punto, don
Fernando, ¿le preocupa la vejez..?
—¡Pero si ya estoy en la vejez!
(ja-ja). Además, sufriendo toda clase de (y no es un juego de palabras)
vejaciones y achaques. Ya sabe: hay cosas que no te funcionan bien; todos los
días hay algo que va mal. A la vida le doy gracias de haber podido llegar a
esta edad lúcido, aunque la memoria comience a fallar ya un poco.
—¿Y la muerte?
—Ésa sí me preocupa, le temo. No
me gusta nada la idea de morir. Pero como dijo Álvaro Mutis: al nacer caemos en
una trampa. Porque, al mismo tiempo, uno acepta que no hay más remedio…
Nota bene: En su edición número
30, y dotado con 125,000 euros, el Premio Miguel de Cervantes 2015 le será
entregado a Fernando del Paso en un acto especial el 23 de abril de 2016, en la
Universidad de Alcalá de Henares, España. Por lo pronto, el Fondo de Cultura
Económica ha publicado Obras I, II y III, que recogen la producción literaria y
periodística de Del Paso, y más recientemente Bajo la sombra de la historia:
Ensayos sobre el islam y el judaísmo / vol. I y El va y ven de las Malvinas,
además de sus tres novelas emblemáticas: José Trigo, Palinuro de México y
Noticias del imperio.
José David Cano-Oficios
ejercidos: reportero, editor, jefe de información, periodista. De vocación
iconoclasta. Con una curiosidad fulgurante: quiere ver, y conocer, y tocar, y
frecuentarlo todo.
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