Innovación monetaria para salvar al mundo
FORBES - lunes, 23 de noviembre de 2015
México es el principal productor
global de plata, y no sacar mayor provecho de ello es un despropósito. Bien
haríamos en poner el ejemplo y ser los primeros en monetizarla.
La semana pasada este analista
participó en la Monetary Innovation Conference (Conferencia de Innovación
Monetaria) que se celebró en la ciudad de Phoenix, Arizona. La invitación la
recibimos por parte de Keith Weiner, presidente del Gold Standard Institute
(Instituto del Patrón Oro) de los Estados Unidos, a quien por cierto ya hemos
entrevistado en Inteligencia Financiera Global.
En total, ocho expositores
presentaron ponencias entre las que destacaron las del diputado local por el
estado de Arizona, Mark Finchem, quien propuso al Congreso de su entidad una
iniciativa de ley para dar categoría de “moneda de curso legal” al oro y la
plata. Por desgracia, aunque fue aprobada por los legisladores, el gobernador
Doug Ducey, la vetó sin mayores explicaciones que la de ser “inapropiada en
este momento”.
Es evidente que al Establishment
del dólar no le interesa en absoluto que iniciativas como la que propuso
Finchem comiencen a proliferar en otros estados, pero esa, es justo la más
clara señal de que ese es el camino a seguir.
El resto de ponencias las iremos
comentando a lo largo de la semana. Pondremos especial atención a la de Keith
Weiner, presentada con el título “La Innovación Monetaria del Interés”, y que
dada su profundidad, conviene comentar con mayor amplitud.
Este periodista abordó el tema de
la monetización de la plata y la manera correcta de hacerlo en cualquier país.
La propuesta –original del
empresario Hugo Salinas Price -, consiste en que la autoridad monetaria del
país de que se trate, fije un valor para la moneda de plata pura a utilizar que
sea ligeramente superior al del precio del metal precioso en el mercado internacional.
Dicho valor deberá permanecer sin cambios en tanto el precio de la plata no
suba, y cuando lo haga, la autoridad monetaria deberá ajustar hacia arriba el
valor fijado. De este modo, la moneda de plata “flotará” siempre, sobre todo,
en mareas inflacionarias típicas de países en desarrollo. Así, se protegería el
poder adquisitivo de los ahorradores, sin importar qué tanto corrompan la
divisa local los gobiernos y bancos centrales.
Es importante aclarar que la
moneda no debe llevar ningún valor nominal grabado en su anverso ni reverso. Si
lo tuviese, generaría confusión entre los usuarios, y peor aún, si ese fuera su
poder liberatorio, cuando el valor de la plata contenida en ella fuera superior
al valor nominal, la gente las retiraría de la circulación para fundirla y
realizar la oportunidad de ganancia. Eso es justo lo que ocurrió con las viejas
monedas de plata que circularon por todo el mundo hace unas cuantas décadas.
¿Qué pasaría si en vez de subir,
el precio de la plata se desplomara? Nada. El valor fijado de la plata
monetizada deberá permanecer igual y la gente las podría seguir usando sin
problema.
Algo similar ya ocurre con las
monedas actuales elaboradas con metales industriales: el valor nominal que
tienen es superior al de su contenido metálico. Con el mecanismo propuesto
nunca se tendría por qué sustituir el tamaño o composición de las monedas de
plata, como sí sucede tarde o temprano –a causa de la inflación- con las
monedas de metales básicos. No olvidemos por ejemplo que el Banco de México por
eso sustituyó las viejas monedas amarillas de 50 centavos, por las nuevas de
acero inoxidable, más pequeñas y baratas: se acercaron a su “punto de fusión”.
Debido a la “Ley de Gresham”, que
en términos simples dice que el dinero “malo” (en este caso billetes y monedas)
echa fuera de la circulación al bueno –pues la gente prefiere gastar el primero
y atesorar el segundo-, las monedas de plata no circularían mucho. El punto es
que las personas tendrían el DERECHO de utilizar la plata si quieren para pagar
sus bienes y servicios. Su demanda sería enorme debido a que sería la mejor
manera de ahorrar para el futuro.
La propuesta llamó la atención de
la mayoría de asistentes que no la conocía, a pesar de tratarse de gente del
medio de los metales preciosos. Sin embargo, fue muy bien recibida. La razón
principal es que quedó claro que volver de golpe al patrón oro, aunque es lo
correcto, es políticamente inviable. La monetización de la plata pues, es una
especie de innovador “puente”, una transición entre el sistema 100% de dinero
fíat (de papel, sin respaldo más allá de la deuda) y uno de dinero sólido. Ese
es el destino final.
México es el principal productor
global de plata, y no sacar mayor provecho de ello es un despropósito. Bien
haríamos en poner el ejemplo y ser los primeros en monetizarla. Ya antes se
salvó a la banca con un multimillonario cargo al erario. Mejor sería dejar que
la gente eligiera salvarse a sí misma con cargo a su ahorro, y dejar de
saquearla por la vía del aumento de precios y los impuestos. El balón está en
su cancha, señor Presidente.
Guillermo Barba-Economista de la
Escuela Austríaca y periodista mexicano, autor del blog Inteligencia Financiera
Global.
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