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domingo, 15 de noviembre de 2015

secretos

Los diez secretos que las azafatas no nos cuentan cuando viajamos en avión


El Confidencial - domingo, 15 de noviembre de 2015
Una rutina para muchos de lo más cotidiana: subir al avión, bienvenida de la tripulación de a bordo que indica amablemente dónde debe sentarse cada pasajero. 'Abróchense los cinturones' y todo listo para afrontar el vuelo.

Los hay quienes se conocen tan bien las medidas de seguridad que ni prestan atención a las señales de las azafatas –o al cada vez más común vídeo o grabación– en el que indican qué habrá que hacer ante un accidente. Claro que quizás la posibilidad de estrellarte, perder presión en la cabina o padecer unas violentas turbulencias no sean los mayores problemas a los que nos estemos exponiendo.

A no ser que seas ingeniero aeronáutico, probablemente seas incapaz de saber a ciencia cierta si el avión está en buenas o malas condiciones para volar. No te preocupes por eso, hay otras tantas cosas dentro de esa mole de que, pese a no ser mortales, te van a sentar bastante peor. Eric Spitznagel ha recogido en 'Mens Health' las confesiones de tres asistentes de vuelo de distintas compañías que han decido sacar a la luz los secretos más sucios que las aerolíneas comerciales jamás revelan. Y algunos son bastante desagradables para los pasajeros.

1. El café siempre es descafeinado


“La gente no tiene forma de saber si está tomando café con o sin cafeína. No queremos un vuelo lleno de pasajeros nerviosos, lo que queremos es que se duerman”, confiesa Alison, y Brian lo reitera: “Un buen número de asistentes de vuelo son bastante vagos a la hora de preparar cafeteras de café descafeinado por separado. Yo siempre lo hago, pero incluso aunque ponga sólo café normal el que se bebe abordo sólo tiene la mitad de la cafeína normal”. Eso en el menú no lo ponen.

2. No pasa nada si no apagas el móvil

Acabemos con el bulo. Según aseguran los tres asistentes de vuelo, se puede consultar el correo electrónico o enviar un mensaje durante el despegue o aterrizaje. Y no ocurre una catástrofe. Al menos así lo asegura Brian quien afirma haberlo hecho “como un millón de veces”. “Totalmente. El es el mejor momento para consultar tu móvil porque los pasajeros no pueden llamarnos para pedir nada”, confiesa Alison.
3. Estás sentado al lado de órganos humanos

“La mayoría de los vuelos nacionales transportan órganos humanos. Pero no van en la bodega, se ponen donde el equipaje de mano”, asegura Alison.

Aunque desconoce el motivo de colocar este preciado material en los mismos sitios que las bolsas y maletas de los pasajeros, Brian también comenta que “esto es bastante habitual. He ido en varios vuelos en los que los pasajeros llevaban refrigeradores que contienen órganos para transplantes sobre sus cabezas”.

4. ¿Desea tomar té o café? Mejor no

“El agua que utilizamos para hacer el café es bastante asqueroso. Se bombea desde un tanque grande que me imagino que no se limpia muy a menudo”, describe Brian.

Alison va un poco más allá explicando que “toda sale de los mismos tanques de almacenamiento del avión así que, básicamente, el de las infusiones o el café es el mismo agua que utilizan para los baños”, y advierte, como comentaba el asistente de abordo, que “por lo que yo sé, los tanques no se han limpiado. Nunca”.

Y no sólo las bebidas estimulantes, ojo si te entra sed, sin más: “Ni siquiera pidas agua. He rellenado botellas de plástico con el agua que hay en los resortes de la galera y después se las he servido a los clientes. A menos que estés en la primera clase, en realidad nadie está bebiendo agua embotellada”, aconseja Nancy.

5. Pueden abrir los baños desde fuera

“Es más que nada una cuestión de seguridad, por si alguien muere o se lastima”, asegura Alison. Y es que a más de 10.000 pies de altura es mejor no correr riesgos innecesarios como el que relata Brian: “Una vez una anciana no sabía cómo desbloquearlo y comenzó a alucinar en el interior”, abrieron la puerta desde fuera y se acabó.
Claro que, no sólo seguridad. Como se suele decir, 'piensa mal y acertarás'. “Esta medida está especialmente diseñada para la gente que cree que nadie les puede pillar si tienen relaciones sexuales en el aire”, comenta Alison, quien advierte que conseguirlo con éxito y llegar hasta el final no es tan fácil como puede verse en las películas: “Créanme, no dejamos que terminen. Cuando escuchamos a alguien follar en un lavabo les cortamos. Aunque podríamos abrir la puerta y sorprenderles haciéndoles fotos con nuestros iPhones...”.

6. ¿Muerto? No, estaba dormido

Momento de confesiones macabras pero reales como la vida misma –o más bien todo lo contrario–: “Oficialmente nadie muere en un avión porque supondría demasiada burocracia. Simplemente se les deja sentados con el cinturón bien atado y se les cubre con una manta. Sus compañeros de fila tienen que sentarse al lado de un cadáver durante el resto del vuelo”, cuenta Brian.

Alison tuvo que enfrentarse una vez a esta escabrosa situación y asegura que se quedó traumatizada: “Les dijimos al resto de pasajeros que estaba borracho. ¡Era una locura! Era como si estuviésemos en la película 'Weekend at Bernie's' ('Este muerto está muy vivo' en Español)”, recuerda.

Nancy informa de que “incluso si hay alguien a bordo que esté autorizado para realizar un certificado de defunción, nos aseguramos de que nadie sepa que ha pasado nada hasta que hemos aterrizado y todos los demás pasajeros abandonen el avión”.
Claro que, no sólo seguridad. Como se suele decir, 'piensa mal y acertarás'. “Esta medida está especialmente diseñada para la gente que cree que nadie les puede pillar si tienen relaciones sexuales en el aire”, comenta Alison, quien advierte que conseguirlo con éxito y llegar hasta el final no es tan fácil como puede verse en las películas: “Créanme, no dejamos que terminen. Cuando escuchamos a alguien follar en un lavabo les cortamos. Aunque podríamos abrir la puerta y sorprenderles haciéndoles fotos con nuestros iPhones...”.

6. ¿Muerto? No, estaba dormido

Momento de confesiones macabras pero reales como la vida misma –o más bien todo lo contrario–: “Oficialmente nadie muere en un avión porque supondría demasiada burocracia. Simplemente se les deja sentados con el cinturón bien atado y se les cubre con una manta. Sus compañeros de fila tienen que sentarse al lado de un cadáver durante el resto del vuelo”, cuenta Brian.

Alison tuvo que enfrentarse una vez a esta escabrosa situación y asegura que se quedó traumatizada: “Les dijimos al resto de pasajeros que estaba borracho. ¡Era una locura! Era como si estuviésemos en la película 'Weekend at Bernie's' ('Este muerto está muy vivo' en Español)”, recuerda.

Nancy informa de que “incluso si hay alguien a bordo que esté autorizado para realizar un certificado de defunción, nos aseguramos de que nadie sepa que ha pasado nada hasta que hemos aterrizado y todos los demás pasajeros abandonen el avión”.
Alison, por su parte, explica que mejorar de puesto de trabajo no es tan diferente cuando se trabaja en las alturas: “Dicen que vestir bien mejora tus oportunidades para ascender a primera clase, y supongo que no hace daño. Pero la mejor manera de ascender de economica a primera clase es ser realmente agradable a su vista”.

8. Cuidado con lo que comes

“Aquí hay un lema que he oído un montón de veces a los asistentes de vuelo: nunca, nunca, nunca comas los bollos de pan de la cena”, comenta Alison. Y parece que su aerolínea no es la única que sigue esa máxima. El por qué no te va a hacer demasiada gracia… “He visto a azafatas limpiar la taza del váter con bollitos. Los llamamos el 'suéter púbico”, aclara Nancy.

9. Aceptan propinas. Y hay recompensa

“Podemos hacer que la experiencia de vuelo sea mucho mejor si queremos”, asegura Alison. Idea apoyada por Nancy quien asegura que pueden dar bebidas gratis y galletas calientes a quienes quieran, “aunque oficialmente son sólo para los pasajeros de primera clase”

10. Venganzas olorosas con los pasajeros

Sí, los tripulantes de cabina son humanos, y como tales, tienen sus necesidades fisiológicas. La inmensa mayoría esperan a tener un rato de descanso en su zona o incluso acudir al servicio entre vuelo y vuelo, pero hay veces que, como suele decirse, se escapan. Y ya puestos, saben a quiénes dirigirlos. Como confiesa Alison “intentamos atacar nada más que a los pasajeros gilipollas, pero es muy difícil, así que por lo general hay daños colaterales”.


Tal y como comenta, parece que en la compañía de Brian tienen esta venganza olfativa hasta registrada: “Tenemos un nombre para esta situación: cuando una azafata camina por el pasillo y lentamente libera un pedo suave y apesta toda la cabina, lo llamamos 'fumigación'”.

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