La mejor dieta para adelgazar, según los
científicos de Harvard
El Confidencial - martes, 3 de noviembre de
2015
¿Grasas sí o no? La ciencia da
respuesta de una vez por todas al eterno debate, y aseguran que su resolución
es la única que garantiza que no volvamos a recuperar el peso perdido
Empieza a resultar agotador
escuchar las distintas teorías de gurús en alimentación y nutrición sobre lo
que debemos o no comer para conseguir perder peso. Que si fulanita que tiene 55
años aparenta menos de 40 porque pasa de desayunar, menganito adelgazó 100
kilos en un año dándose un paseo diario por el parque y comiendo pizza, o
zutanita, que se quitó una media de 17 kilos al mes hinchándose a comida de
McDonalds. Y encima, sus historias son verdad.
Escuchamos y leemos historias que
parecen increíbles pero a determinados personajes les valieron. Ya, ¿pero por
qué a ti no? No cabe duda que la genética, el estilo de vida y determinadas
causas medioambientales influyen descaradamente en los procesos de pérdida de
peso, por lo que nunca queda todo en manos de la dieta de turno que decidas
seguir.
No es la primera vez que la
ciencia interviene para aclarar mínimamente las cosas y dar explicaciones
lógicas y testadas sobre la utilidad o falacia total de los regímenes de moda.
En este caso han sido científicos de la prestigiosa Universidad de Harvard
quienes han hablado, y aseguran haber encontrado la forma más eficaz de perder
peso sin recuperarlo, uno de los grandes quebraderos de la inmensa mayoría de
las personas que se ponen a dieta. Así se consigue.
¿Grasa sí o no?
La mayor parte de las dietas se
posiciona en uno de los dos bandos: o hay que comer grasas para adelgazar o hay
que eliminarlas por completo de nuestra alimentación. Fenómeno, ¿entonces qué
hacemos?
La investigación elaborada por
los científicos de Harvard, recientemente publicada en la revista 'The Lancet:
Diabetes & Endocrinology', analizó 53 ensayos clínicos realizados hasta la
fecha observando que las dietas bajas en grasas ayudan a adelgazar pero la
pérdida de peso apenas se mantiene durante más de un año. No así en aquellas
que defienden la ingesta de alimentos grasos en cantidades relativamente
elevadas.
Claro que los hallazgos no
resultaron espectaculares para el equipo de investigadores, asegura en 'Yahoo'
Deidre Tobias, epidemióloga de la Escuela de Medicina de Harvard y autora
principal del estudio. “Durante décadas la mayoría de la gente ha seguido las
dietas bajas en grasas y todavía nos encontramos ante una epidemia global de
obesidad. Sabíamos que algo no estaba bien en el mensaje que se promovía entre
los consumidores”, asegura Tobias.
Un fugaz pérdida de peso
Lo que más llamó la atención de
los científicos fue el hecho de que la pérdida de peso se mantuviese en el
tiempo bastante más al seguir una dieta alta en grasas y carbohidratos que con
el resto. “Sorprendentemente, los regímenes bajos en grasas eran ineficaces en
el largo plazo”, explica la autora.
Los investigadores descubrieron
que los participantes en los estudios de dietas bajas en grasas perdieron peso,
pero sólo consiguieron mantener alrededor de dos kilos menos después de un año,
mientras que aquellos que se alimentaron también de carbohidratos ricos en
grasas continuaban pesando casi 4 kilos pasados 12 meses y en adelante.
Entonces, ¿a comer grasas?
Mientras algunos científicos y
'expertos' en nutrición sostienen que no debería haber ningún límite en la
ingesta de grasas en nuestra dieta, un estudio publicado en el 'Journal of the
American Medical Association' asegura que no todas son iguales ni afectan de la
misma forma a nuestro metabolismo.
La investigación puntualizaba que
no vale cualquier tipo de alimento graso. “Los que contienen las conocidas como
grasas saludables ayudan a protegernos contra enfermedades como las
cardiovasculares, mientras que otros muchos bajos en grasas o exentos de las
mismas pueden ser una opción mucho peor para nuestra salud”, explicaban los
autores del estudio.
Tobias, quien se muestra de
acuerdo con que no todas las grasas son iguales, recomienda limitar la cantidad
de grasas saturadas y grasas trans que se consumen: “Las grasas 'malas' siguen
siendo perjudiciales”.
¿Por qué no funcionan igual todas las dietas?
Más allá de la inclusión o no de
alimentos grasos en nuestra alimentación, un hecho contemplado incluso por los
científicos de Harvard es la falta de fuerza de voluntad: “Cumplir con una
dieta, ya sea alta o baja en grasas, a largo plazo parece ser la cuestión más
difícil de realizar para la mayoría de las personas”, declaraba Tobias.
La epidemióloga también asegura
que existe un problema potencial con lo que la gente suele comer para sustituir
a los alimentos ricos en grasas. “Las personas intercambiaron fuentes de grasas
saludables como el aceite de oliva o los frutos secos por azúcares y
carbohidratos refinados. Incluso aunque sean capaces de seguir este tipo de
dietas a largo plazo, cambiar determinados alimentos por otros no conduce a
ningún resultado positivo, ni para el peso ni para la salud”, asegura la
experta.
El hecho es que los alimentos
ricos en grasas tardan más en digerirse, por lo que nos ayudan a mantenernos
saciados durante más tiempo, ergo, comemos menos. No sólo nos sacian más sino
que están más ricos. Como explica la nutricionista Karen Ansel, coautora de
'The Calendar Diet' (Wagging Tail Press), “la grasa da sabor a los alimentos y
esto hace que una dieta sea menos propensa a volverse aburrida y sea más
factible de seguir”.
Jonathan Sackner-Bernstein,
cardiólogo y ex funcionario de la FDA, llevó a cabo un metaanálisis sobre la
eficacia de las dietas bajas en grasas y carbohidratos. Su investigación,
publicada en la revista 'PLOS One' el pasado mes de octubre, trató de sonsacar
los verdaderos beneficios de eliminar las grasas de nuestra alimentación.
Tras analizar los controlados
aleatorios de casi 1.800 participantes obesos y con sobrepeso, los
investigadores encontraron que las dietas bajas en carbohidratos superaron a
las bajas en grasas tanto en términos de pérdida de peso como en los
relacionados con el riesgo de desarrollar enfermedades de corazón entre los participantes.
“Trabajamos duro para encontrar una evidencia que sirviese para apoyar la
recomendación de una dieta baja en grasas, pero no hay datos convincentes ni
consistentes para hacerlo. Un régimen bajo en alimentos grasos nunca debería
ser la opción”, asegura el doctor Bernstein.
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