¿Estás haciendo la pregunta correcta?
FORBES- 6 de diciembre de 2016
Para tener crecimiento en tu
trabajo, muchos preguntan “¿qué tengo que hacer?”, pero ésta no siempre es la
pregunta correcta… o quizá está incompleta
Imagina que un día tu jefe te
pregunta: “¿Cómo te puedo ayudar a crecer en esta organización? ¿Qué puedo
hacer por ti para que aproveches las oportunidades de crecimiento que hay en la
compañía?”, piensa por un momento ¿Qué le responderías? Por favor reflexiona sobre tus posibles
respuestas antes de seguir leyendo.
Si eres como muchas de las
personas que he conocido, quizá dirías algo como: “Dime qué tengo que hacer
para crecer”, o tal vez: “Dime cuáles son mis fallas, dame feedback”, o algo
como: “¿Qué crees que me falta para seguir creciendo?” Muchas personas harían
esas preguntas, pero si las analizas bien, te darás cuenta de que la intención
es buena, pues lo que la persona intenta encontrar es un consejo que le ayude,
pero también notarás que dentro de la misma está “la semilla de la
destrucción”.
Cuando alguien cuestiona: “¿Qué
tengo que hacer para crecer?” está cometiendo dos graves errores: Primero, se
olvida que para crecer hay que fijarse más en cómo tienes que ser y menos en lo
que tienes que hacer. Cuando de crecimiento se trata, incluso yo diría que no sólo
en el trabajo, sino en muchos otros aspectos de la vida, es más importante el
ser que el hacer; lo segundo es la consecuencia de lo primero.
Si en una empresa hay un
colaborador que hace muy bien su trabajo, pero está resentido, contamina a los
demás, se mete en chismes o tiene mala actitud, de nada le va a servir que haya
hecho las cosas bien. La forma de ser cobra relevancia entre más alto quieras
llegar: a niveles altos cuenta más el ser.
Además, al preguntar lo que
tienes que hacer, partimos de una premisa equivocada: estamos asumiendo
implícitamente que existe una receta, un proceso, una serie de pasos que
bastaría con seguirlos para subir de nivel. Eso no es verdad. Nunca le
preguntarías a alguien: “¿Qué tengo que hacer para que te cases conmigo?”,
“Dime exactamente cuántas veces te tengo que visitar, cuántas ocasiones
tendremos que salir, cuántas sonrisas, serenatas, flores y regalos tengo que
acumular para que te cases conmigo”, suena ridículo ¿verdad? Pues subir de
nivel en tu relación, es lo mismo que subir de nivel en lo que sea: no hay
recetas, no hay listas de tareas; se trata de tu forma de ser que te llevará a
las acciones correctas durante el tiempo adecuado y el crecimiento se dará como
consecuencia natural, por eso no es suficiente preguntar “¿Qué tengo que
hacer?”
El segundo error al pedir
feedback a tu jefe, el preguntarle por tus fallas o por lo que te falta para
seguir creciendo, es que haces que se enfoque precisamente en eso: en las
fallas y en lo que te falta. No queremos eso ¿verdad? Entonces nunca preguntes
eso por favor.
Lo que sí podrías preguntarle (y
casi nadie lo hace) es: ¿Cómo lograste llegar a tu posición? ¿En qué debería
enfocarse alguien que quiere recorrer tu camino?
Estas dudas puedes hacerlas,
incluso, aunque tu jefe no te llame para ofrecerte ayuda. Invítalo a comer o
reúnete con él o ella en un ambiente en el que no se distraiga y que tengas
toda su atención por algunos momentos… y pregúntale. Quizá te sorprenda su
respuesta.
Y después viene la parte más
importante: ¡Enfócate! Toma lo que te sirva de lo que te diga y aplícalo
realmente en tu vida. Sólo hay un atajo para el crecimiento laboral: recorrer
el camino (o algunas partes) que alguien ya exitoso recorrió. ¡Inténtalo y
verás!
Arturo Luna-Director en el área
de Retiro de Mercer en la Ciudad de México. Participa en diversos proyectos de
consultoría actuarial para grandes empresas del mercado nacional.
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