Con inspiración y esperanza a
esperar 2017
FORBES- 27 de diciembre de 2016
por más complicado que pinte el
próximo año, es el que está tocando a nuestras puertas y el que nos tocará
vivir, recibámoslo con inspiración y esperanza.
El 2016 fue verdaderamente
convulso y no pretendo ponerle palabras a un periodo que nos mostró una
realidad innegable: hace muchos años, me atrevo a afirmar incluso que hace una
década, que dejamos de entender un aspecto ordinario, pero tremendamente
fundamental para la construcción de nuestra sociedad y del órgano de las
naciones: lo que la gente realmente quiere.
Y no he escuchado a un solo
analista en temas económicos, políticos y/o sociales que no señale que el 2017
será un año complicado y que sin duda se ve cuesta arriba: Donald Trump asumirá
la presidencia de su país el 20 de enero; el panorama económico para México
será complicado; la gasolina aumentará de precio sin que entendamos muy bien a
qué se debe y cómo es que va a funcionar el libre mercado de los energéticos en
nuestro país; las posturas de Rusia y de Estados Unidos sobre la proliferación
nuclear y una nueva carrera armamentista (lo que ha dicho China también al
respecto); el terrorismo que sigue azotando con violencia absurda muchos países
del primer mundo y otros muchos casos que pocas veces nos enteramos; la crisis
humanitaria en Siria; la inmigración que seguimos sin entender y por lo tanto
sin trazar una ruta de solución integral; el descontento social y político en
México, la desigualdad y la corrupción que son cosas de todos los días en
nuestro país.
Y ante este panorama la realidad
es que, como las tortugas, dan ganas de esconder la cabeza dentro de un
caparazón, o quizá quedarnos en el letargo de los días de descanso que vienen
con las fiestas de fin de año. Pero las cosas no son así y el 2 de enero llegará
inevitablemente para nosotros, como para todo este mundo que ha decidido
meterse en una vorágine que bien a bien no entiendo, pero que no parece que nos
vaya a llevar a una evolución positiva como seres humanos.
Porque lo que no podemos hacer es
pensar desde hoy que nos espera un panorama negro y crudo, horrible y
desolador. No podemos pensar eso porque no tendríamos entonces lo que se
requiere para construir, lo que sea que queramos construir íntima y
personalmente en cada una de nuestras vidas, y tampoco edificar nada que sea
ejemplo y legado para nuestros hijos. Y para eso se necesita inspiración y se
necesita esperanza.
La inspiración es aquello que
logra tirar los hilos de nuestras emociones y por lo tanto impacta en nuestro
actuar. Es lo que permite que las ideas lleguen a nuestra cabeza y se
transformen en planes, estrategias, rutas de acción. La inspiración es lo que
se requiere para leer, para escribir, para hacer cálculos matemáticos, para
enseñar y para estudiar. La inspiración es necesaria en la cocina, y en el
taller, en el campo y en las fábricas, en los estudios de arte y en los de
música. La inspiración como base para la toma de decisiones, para la
cimentación del quehacer público y político. Somos una generación muy poco
inspirada porque todo lo tenemos a la mano, a nuestro alcance, porque hemos
sometido un bloqueo a nuestra creatividad, porque muchas veces acusamos de
sensiblería todo aquello que, según nosotros, no provenga de un análisis crudo
y sistémico de la realidad.
La inspiración como punto de
partida para darle un enfoque distinto a nuestras vidas y a nuestras
decisiones. Inspiración que encontraremos todos los días en hallar alegría en
nuestro trabajo, en procurar a nuestras familias, en acercarnos a nuestros
amigos, en atender la alarma del despertador a la primera, en dejar de criticar
todo el tiempo y leer un poco más, en sacar de los cajones del escritorio, o de
los compartimentos de nuestra mente, aquel proyecto que por desidia, miedo o
pereza no hemos podido o querido concretar. Inspiración que solo llegará a
nosotros a través de la toma de decisiones que se han postergado. Inspirar a
través de saber lo que es necesario hacer y simplemente hacerlo.
Y con la inspiración vendrá la
esperanza. La esperanza de saber que se pueden llevar a cabo cambios
sustanciales que tengan impacto en nuestras vidas y en la de los demás. Porque
por más complicado que pinte el próximo año, es el año que está tocando a
nuestras puertas y el que nos tocará vivir. Ninguno de nosotros puede eludir
eso. Recibamos al 2017 con inspiración y esperanza. Dejemos que, por esta
ocasión y a diferencia del 2016, seamos nosotros los que con nuestros
pensamientos y acciones lo sorprendamos a él.
Feliz Año Nuevo a todos y hasta
el próximo martes…
Maribel Quiroga Fernández-Internacionalista
de profesión. Mexicana de nacimiento. Cervecera de corazón. Me apasiona el
quehacer político. Creo en la contradicción. Me entiendo en los libros y en las
palabras. Directora general de Cerveceros de México.
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