¿Dónde estamos con el Brexit? El
panorama es bastante confuso
Bloomberg - jueves, 15 de
diciembre de 2016
Han pasado seis meses desde que
se celebró el referéndum sobre una salida de la Unión Europea en el Reino Unido
y, en la oscuridad del invierno, unas líneas generales sobre el Brexit empiezan
a vislumbrarse.
Si bien hay mucha incertidumbre
respecto a las ambiciones de la primera ministra británica, Theresa May, para
la salida de la Unión Europea, una de las pocas certezas es su insistencia en
que el artículo 50, el mecanismo que dará comienzo a las negociaciones para la
salida, se invocará a finales de marzo.
Con poco más de tres meses hasta
esa fecha, Bloomberg ha llevado a cabo entrevistas y analizado comentarios
públicos de más de 24 autoridades de ambos lados de las negociaciones para
revelar las posturas que se están delineando, asuntos conflictivos clave y los
probables obstáculos que podrían surgir. Una cumbre de líderes europeos que
tendrá lugar el jueves en Bruselas debería proporcionar algo más de información
acerca de los obstáculos y cómo los homólogos de May en Europa reaccionan ante
ellos.
Proceso
Un punto en el que Londres y
Bruselas están de acuerdo es que el período para las negociaciones será corto.
Desde el momento en que May invoque el artículo 50, los negociadores tendrán
menos de 18 meses para alcanzar un acuerdo, lo que da tiempo suficiente para
que el Parlamento Europeo y los políticos británicos lo ratifiquen. Las
próximas elecciones en la Unión Europea están previstas para 2019, por lo que a
los negociadores de ambos bandos les preocupa que el Parlamento sea el
principal obstáculo.
Aparte de esto, el consenso es
mínimo. May tiene que lograr dos acuerdos principales: uno sobre la retirada
del bloque, que incluye los temas de fronteras, presupuestos, pensiones para
los empleados británicos de la Unión Europea y una tasa de salida de hasta
60.000 millones de euros (US$64.000 millones). La segunda parte está
relacionada con la relación comercial futura del Reino Unido con el bloque
europeo.
El Reino Unido quiere trabajar en
ambos acuerdos de forma simultánea. Sin embargo, Michel Barnier, principal
negociador de la Unión Europea, rechaza esta postura y se inclina por el modus
operandi europeo tradicional, de negociar los tratados parte por parte. Barnier
ha manifestado a diplomáticos que sería difícil llevar a cabo negociaciones
paralelas debido a la falta de recursos.
Transición
Tanto Barnier como los ministros
británicos creen ahora que se podría necesitar una suerte de acuerdo de
transición para evitar una salida repentina e impactante. El lunes, el ministro
de Hacienda británico, Philip Hammond, manifestó por primera vez públicamente
que cabía la posibilidad de que no se llegara a un acuerdo definitivo en un
plazo de dos años, por lo que un plan de transición sería esencial.
Los diplomáticos europeos creen
que la transición significaría simplemente la ampliación de la condición actual
de miembro del Reino Unido, con acceso pleno al mercado único a cambio del
libre movimiento de personas y la competencia del Tribunal de Justicia de la
Unión Europea, unas condiciones que los euroescépticos británicos detestarían.
Dinero
Puesto que se trata de la segunda
mayor economía del bloque, el poder económico del Reino Unido es una de las
bazas negociadoras más importantes del país. Hammond y Davis están considerando
pagar a la Unión Europea para mantener el acceso al mercado único. “El
principal criterio aquí es que obtengamos el mejor acceso posible a los
productos y servicios del mercado europeo”, ha explicado Davis este mes.
Los euroescépticos más acérrimos
del partido conservador de May, como el secretario de Asuntos Exteriores Boris
Johnson, no están de acuerdo. Johnson hizo campaña a favor de abandonar la
Unión Europea y prometió recuperar las contribuciones semanales de 50 millones
de libras del Reino Unido al presupuesto de Bruselas.
Al otro lado del Canal de la
Mancha también se habla de dinero. La retirada del Reino Unido, un
contribuyente neto de la Unión Europea, afectará significativamente los fondos
disponibles para los principales receptores netos de Europa del Este. Es
probable que estos países presionen para que el Reino Unido continúe pagando,
posiblemente hasta que el actual período presupuestario finalice en 2020, han
dicho diplomáticos. Altos cargos británicos creen que esto podría persuadir a
algunos países del Este de aceptar las demandas británicas respecto a cierto
control de la inmigración o el acceso al mercado único.
Bancos
Mantener los derechos de los
bancos con sede en el Reino Unido a vender sus servicios en el territorio
europeo es fundamental para algunos de las principales empresas
multinacionales, pero no es tan prioritario para el resto del bloque. Francia,
Alemania y Polonia son algunos de los países que están intentando atraer a los
servicios financieros de Londres. Davis ha manifestado en privado que no se
concederá un trato preferencial a los servicios financieros, aunque sí reconoce
la importancia de los 70.000 millones de libras que aportan anualmente en
impuestos británicos. Su gabinete está trabajando en soluciones que permitan a
los bancos y las aseguradoras continuar operando en la Unión Europea.
Inmigración
Poner fin a la política de
fronteras abiertas con la Unión Europea es la única línea roja innegociable
para el equipo de May. Lamentablemente, “el libre movimiento” también es un
requisito innegociable para el resto de la Unión Europea. Una serie de líderes
han advertido a May que, si rechaza el libre movimiento de individuos, el Reino
Unido no tendrá acceso al mercado único. Hammond, Davis y otros se han
comprometido a no frenar la entrada de “individuos altamente cualificados y con
altos sueldos” que quieran trasladarse al Reino Unido para trabajar.
Comercio
Diplomáticos británicos y
europeos reconocen que la postura de May sobre la política de inmigración
elimina la posibilidad de que el Reino Unido permanezca dentro del mercado
único. Y por si eso fuera poco, May también ha declarado que el Reino Unido no
debe someterse a la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la Unión Europea,
otro requisito del acceso al mercado único.
Una cuestión aún más engorrosa es
si el Reino Unido permanecerá dentro de la unión aduanera, que fija acuerdos
arancelarios comunes con países de fuera del bloque y permite el libre
movimiento de esos artículos a través de las fronteras dentro de la Unión
Europea. May quiere liderar una nueva era de libre comercio mundial pero el
Reino Unido no puede llegar a acuerdos comerciales unilateralmente hasta que no
abandone la unión aduanera.
Davis considera que un acuerdo de
libre comercio a medida es el objetivo más probable del Reino Unido. Por su
parte, May ha dicho que quiere un Brexit “rojo, blanco y azul” en lugar de
reproducir un modelo ya existente.
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