Define tus objetivos, antes que
te los definan
FORBES- 7 de Marzo de 2016
Cuando el ser humano fija sus
propios objetivos su motivación aumenta; aun así es muy común que en las
empresas se impongan los objetivos a los colaboradores.
El ser humano es el triple de
efectivo cuando lucha por lograr objetivos que él mismo se ha definido, que
cuando lucha por lograr objetivos que alguien más le impuso. Esto es muy común
verlo en niños y jóvenes: cuando al niño su papá o mamá le imponen un deporte,
es mucho menos efectivo que cuando él mismo define qué deporte jugar, o cuando
al joven se le impone la carrera profesional, también será mucho menos
productivo en ésta y tal vez hasta infeliz.
Es increíble que aún existan
padres que le imponen a sus hijos carreras, clases de ciertos instrumentos
musicales o deportes, y lo peor es que muchos de lo hacen porque como ellos no
pudieron triunfar en éstos, ahora le asignan a sus hijos la responsabilidad de
hacerlo; me parece retrógrado, es condenarlos a la ineficiencia e infelicidad.
Cuando el ser humano fija sus
propios objetivos no sólo es más eficiente en lograrlos, sino que su motivación
aumenta, ya que está luchando por algo a lo que le tiene pasión, pero al mismo
tiempo porque está su compromiso. Aun cuando esto lo saben muchos empresarios y
directores, es muy común que en las empresas se impongan los objetivos a los
colaboradores.
Como consultor, me encuentro todo
el tiempo que en las empresas se practica más la imposición de objetivos que la
libertad para que cada quien defina los suyos propios, y esto es una de las
grandes causas, al final de cuentas, de la improductividad e infelicidad
laboral. Los jefes ejecutivos no han despertado a darse cuenta que cuando dejan
que sus colaboradores se definan sus propios objetivos, éstos serán incluso más
altos y ambiciosos que aquellos que los jefes les hubieran definido.
Los empresarios y directores
desconfían de sus colaboradores, por una parte, y por otra, les gusta tener el
control de las vidas de quienes para ellos colaboran; por ello deciden crear e
imponer objetivos. Ellos lo hacen por pura ignorancia y ambición. Quienes
imponen objetivos en otros no respetan el principio más básico entre los
humanos: el libre albedrío, la posibilidad de autodefinirse y no ser definidos.
¡Pobres de los padres y las madres que al llegar a su casa olvidan que ya quedó
atrás el trabajo y siguen comportándose como jefes, aplicando con sus hijos las
mismas reglas que con sus colaboradores!, y, obviamente, ¡pobres de los hijos!
Definirle siempre los objetivos a
tus colaboradores, hijos, aprendices, eventualmente produce improductividad,
infelicidad en el entorno, pero al mismo tiempo una gran carga física y
emocional en los jefes, padres y maestros por la codependencia que se
desarrolla.
En un estudio con 320 estudiantes
de primaria y secundaria descubrimos que estos últimos postulados eran
totalmente ciertos. A un grupo de estudiantes les impusimos el número exacto de
lagartijas que deberían hacer en un concurso de deportes, mientras que a otro
grupo lo dejamos autodefinirse en cuanto al número de lagartijas que se
comprometían a llevar a cabo. La sorpresa llegó con los resultados: los niños
que se habían autodefinido una meta lograron hacer siete lagartijas más en
promedio de las que se habían propuesto, mientras que aquellos a los que se les
impuso un número determinado hicieron cuatro menos de esa cantidad.
Una de las razones más
filosóficas o espirituales que nos permiten explicar por qué cuando alguien se
autodefine sus metas u objetivos es más feliz, motivado y productivo, es porque
en su mente y corazón éstos están vinculados a algo mucho más profundo y elevado.
Cuando uno define sus metas, éstas en realidad no son el fin último, sino un
medio para lograr algo mucho más poderoso en la vida de un ser humano. Sin
embargo, cuando alguien te impone sus objetivos, éstos tienen que ver más con
sus propias intenciones de vida. Así, respetar el libre albedrío de otros en
definirse sus objetivos, también implica respetar la posibilidad de que ellos
tengan intenciones poderosas, humanas, espirituales en este mundo, más que sólo
producir como máquinas o vender como robots.
¡Deja que tu hijo defina sus
objetivos y te sorprenderá!
¡Deja que tus colaboradores
definan sus objetivos y te sorprenderán!
¡Deja que tus estudiantes definan
sus objetivos y te sorprenderán!
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