El dólar pasa a ser un dolor de
cabeza para los inversionistas y los bancos centrales
The wall
street journal- marzo de 2016
La lucha por obtener dólares está
teniendo repercusiones en los mercados globales, al elevar los costos que las
empresas y las entidades financieras no estadounidenses tienen que pagar para
protegerse de las oscilaciones de la divisa.
Las compañías japonesas que se
endeudan en dólares a cinco años han tenido que pagar una prima de hasta 1,05
puntos porcentuales anuales sobre las tasas de interés, la más alta desde 2008,
cuando estalló la crisis financiera, según los datos de Thomson Reuters
elaborados a partir de swaps de divisas de base, un derivado que se utiliza a
menudo para cubrir los riesgos cambiarios. Las empresas europeas están pagando
este mes hasta 0,58 puntos porcentuales, un nivel que no se veía desde 2012.
El alza del precio de los dólares
prestados fuera de Estados Unidos subraya las corrientes que están agitando los
mercados en un momento caracterizado por el derrumbe de los precios de las
materias primas y la divergencia de las políticas de los bancos centrales de
las economías desarrolladas. Mientras que el Banco Central Europeo y el Banco
de Japón siguen adelante con sus medidas de estímulo, la Reserva Federal de
EE.UU. subió su tasa de interés de referencia en diciembre.
El WSJ Dollar Index, que mide el
desempeño del dólar frente a una canasta de las divisas de los principales socios
comerciales de EE.UU., acumula un descenso de 3,6% este año, pero numerosos
analistas e inversionistas prevén una apreciación de hasta 15% en medio de la
campaña de la Fed para subir las tasas de corto plazo.
La fortaleza del dólar se ha convertido
en el transcurso de los últimos 12 meses en uno de los principales factores de
riesgo para la economía mundial. El alza de la moneda estadounidense ha
intensificado la volatilidad de los mercados al debilitar a los países
productores de materias primas y obstaculizar los esfuerzos de la Fed para
elevar la inflación a cerca de la meta de 2% anual.
Es un factor “extremadamente
importante para el mercado de renta variable y el mercado de bonos”, dice David
Donabedian, director de inversión de Atlantic Trust Private Wealth Management,
que gestiona unos US$27.000 millones en activos. “Creo que en el transcurso del
año probablemente veremos un fortalecimiento del dólar”, vaticina, pese al
reciente declive de la moneda.
La ofensiva del Banco de Japón,
el Banco Central Europeo y otros bancos centrales de las economías
desarrolladas para debilitar sus monedas frente al dólar no está surtiendo
efecto, lo que plantea interrogantes acerca de la capacidad de las entidades
para dominar los mercados.
Pese a los esfuerzos del Banco de
Japón para devaluar la moneda y estimular la economía, el yen acumula un
incremento de 7,5% este año. El BCE afronta desafíos similares para contener la
fortaleza del euro. Estas dificultades sirven como un recordatorio de que el
prologando período de tasas de interés sumamente bajas tras la crisis de 2008
ha generado distorsiones en los mercados y contenerlas se ha vuelto una tarea
más difícil para los bancos centrales.
La situación podría generar más
volatilidad en los mercados. Aunque los inversionistas logren predecir
acertadamente las medidas de los bancos centrales, es más complejo prever la
reacción de los mercados, lo que puede desatar un retiro de los activos de mayor
riesgo, como los commodities y los mercados emergentes.
En los llamados swaps de divisas
de base, los socios comerciales, a menudo instituciones financieras que actúan
en nombre de clientes o por su cuenta, acuerdan intercambiar pagos periódicos
ligados a ciertos instrumentos de tasas de interés en diferentes países. La
diferencia entre las tasas que cada uno paga refleja el costo neto del swap
para una de las partes. El objetivo es reducir la exposición a las grandes
fluctuaciones cambiarias. Puesto que el swap involucra un intercambio de flujos
de caja, la demanda de dólares habitualmente se refleja en el costo adicional
de la cobertura, en lugar del tipo de cambio.
El alza de los costos de las
coberturas empieza a afectar el corretaje de los bonos de los países
desarrollados, considerado desde hace mucho tiempo el corazón de los mercados
financieros, advierten analistas.
Los inversionistas japoneses en
bonos como fondos de pensiones y aseguradoras han sido tradicionalmente grandes
compradores de deuda ultrasegura emitida por gobiernos como el de EE.UU. A
menudo lo hacen utilizando los swaps de base como cobertura, señala Dominic
Konstam, director de investigación de tasas de Deutsche Bank AG.
No obstante, como el costo de las
coberturas está subiendo, la cantidad de bonos del Tesoro estadounidense que
los inversionistas japonesas vendieron superó sus compras por US$70.000
millones en el segundo semestre de 2015, una marca histórica, señaló Deutsche
Bank.
Algo parecido podría ocurrir en
Europa, advierten analistas, donde el BCE ha expandido el uso de tasas de
interés negativas, lo que presiona a la baja los rendimientos de los bonos
globales. “Estas tasas de interés negativas llevan a los inversionistas
globales hacia regiones donde no invertirían”, dice Jerome Schneider, director
de la mesa de financiamiento y corto plazo de Pacific Investment Management Co.
J.P. Morgan Asset Management
estima que más de US$8 billones en deuda global acarrea tasas de interés
negativas.
La lucha por obtener dólares se
produce en un momento crucial para los inversionistas. La demanda está
creciendo entre quienes quieren aprovechar las tasas de largo plazo más altas
en EE.UU., pero la oferta está disminuyendo puesto que el país norteamericano
necesita menos dinero para financiar un déficit comercial que ha estado
cayendo. En 2015, el déficit de cuenta corriente alcanzó 2,7% del Producto
Interno Bruto, un alza frente al año previo, pero un nivel muy inferior al de
la crisis financiera.
“El suministro de dólares en el
mundo está bajando y probablemente seguirá siendo escaso hasta que el déficit
de cuenta corriente (de EE.UU.) aumente en forma significativa”, dice Krishna
Memani, director de inversión de OppenheimerFunds Inc.
La semana pasada, la Fed mantuvo
sin cambios las tasas de interés de corto plazo, pero indicó que podría
subirlas más adelante si la inflación sigue aumentando y el empleo sigue
mejorando. El Banco de Japón impuso tasas de interés negativas en enero,
mientras que el BCE acaba de ampliar las tasas negativas.
A pesar del ligero descenso del
dólar este año, los analistas de Goldman Sachs Group Inc. dicen que la moneda
podría ascender entre 10% y 15%. Deutsche Bank prevé que la divisa seguirá
fortaleciéndose mientras el desempleo en EE.UU. siga cayendo.
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