Augusto de la Torre: "la
desaceleración de América Latina es la más pronunciada de todo el mundo
emergente"
América Economía - miércoles, 9
de marzo de 2016
Los riesgos y desafíos que enfrenta la
economía global no son pocos, y la probabildad de enfrentar una nueva crisis,
similar a la de 2008, no está tan lejos. Aunque algunos expertos son más
reacios a plantear esta idea, otros analizan el panorama de manera pesimista y
ven cercana la posibilidad de caer en un nuevo pozo sin salida.
El economista jefe del Banco Mundial para la
región, Augusto de la Torre, cree que "hay que distinguir entre dos
coyunturas que se han complicado. Una es la global y la otra las incertidumbres
respecto del crecimiento de los países avanzados y de algunos grandes
emergentes", y agrega que "lo anterior configura un escenario difícil
de predecir, que se manifiesta en sistemáticas equivocaciones respecto del
crecimiento global, parte de lo cual está asociado a aparentes fragilidades de
la recuperación económica de EE.UU. y la dificultad de entender cuál será el
proceso de ajuste y transformación de la economía china".
Con estos dos aspectos a considerar, De la
Torre sostiene que "esos puntos han complicado el panorama, sobre todo
para América Latina, aspecto que habría comenzado en 2012 cuando el precio de
los commodities comenzaron a caer". Un escenario, sin embargo, al cual
"la región se ha ido ajustando a los cambios de las condiciones externas
que han sido muy adversos y que ya van en el quinto año de desaceleración
económica", reconoce.
-¿Podríamos hablar entonces de
desaceleración económica en América Latina?
-Ciertamente. En el BM ya hablamos de la gran
desaceleración. Para poner en contexto, durante los buenos años, que es el
período que comprende entre 2003 a 2011, la región crecía a un ritmo de
aproximadamente 5% por año. A partir de 2012, sistemáticamente comienza a
desacelerarse la economía, y en 2016 ya podríamos hablar de dos años de
contracción. Sudamérica no solamente no está creciendo, sino que está
contrayéndose levemente, por tanto, estamos entrando en el quinto año de
desaceleración que ha sido la más pronunciada de todas las regiones emergentes.
Si uno compara la región con Europa del Este o el sudeste asiático, podemos
concluir que la desaceleración de la región es la más pronunciada
proporcionalmente hablando de todo el mundo emergente.
Lo que se manifiesta es que la región es
particularmente sensible a los términos de intercambio y a los precios de los
commodities, y esto tiene tiene efectos económicos magnificados en la coyuntura
en que vivimos.
-En este sentido, ¿cuáles serían
los países más afectados por la caída del precio de los commodities?
-Respecto de la consulta, esta engloba una
serie de dimensiones que vale la pena analizar. Tal vez la manera de plantearlo
es ver qué países están ajustando sus macroeconomías de una manera menos
traumática a esta situación externa y qué países en el proceso de adaptación a
esta coyuntura están encontrando fuertes debilidades macroeconómicas. Entonces
lo que se sugiere es que hay países como Brasil, Venezuela o Ecuador en que la
adaptación a la situación externa está mostrando debilitamientos importantes en
la macroeconomía, sobre todo por el exceso de gasto. Hay otros países, como
Chile, Perú, y en cierto punto Colombia, que si bien estan atravesando por un
período de adaptación difícil, mantienen una situación macroeconómica más
solvente.
-Respecto de lo anterior, ¿la
política fiscal cobra vital relevancia?
-Cobra importancia, porque una de las grandes
lecciones del gran ciclo de commodities ha sido que los países más prudentes,
aquellos que ahorraron y no expandieron el ritmo de gasto excesivamente, son
aquellos que ahora pueden manejar mejor la adaptación al cambio.
-Las reformas que se están
ejecutando en Chile, por ejemplo, ¿cobran relevancia?
-Hay una serie de reformas estructurales que
se hacen cada vez más apremiantes, en la medida en que la región descubre que
una buena parte del crecimiento vigoroso de los últimos años fue el resultado
de condiciones externas y no de mejoras fundamentales en la capacidad
productiva de las economías. Entonces, cuando no se produce lo que los
economistas denominan 'los vientos de cola' (condiciones externas favorables),
estamos otra vez topándonos con una región que genera un crecimiento
relativamente bajo. Chile fue una excepción durante los años 90 y 2000. Así las
cosas, sin reformas estructurales, y sin vientos de cola, la región tiende a
crecer alrededor de 2,5% a 3%, que es una tasa de crecimiento insuficiente para
sustentar el tipo de crecimiento social que se experimentó en los últimos 15
años.
-¿A cuánto llegaría el
crecimiento de América Latina durante el presente ejercicio?
-Durante el 2016 veremos una contracción de
más de un punto porcentual, por la situación de Brasil y Venezuela. Ahora, la
región como un todo, incluyendo México, Centroamérica y el Caribe, también
presentará una contracción, aunque menor a la de Sudamérica.
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