4 básicos para que enfrentes toda crisis de
comunicación
Aunque cada crisis es distinta,
te comparto los 4 elementos cruciales para enfrentarlas con mayor posibilidad
de éxito.
Todas las empresas,
organizaciones, dependencias de gobierno, partidos e individuos que cuentan con
audiencias, seguidores, accionistas, socios, clientes, votantes… son
susceptibles de atravesar por una crisis. Es decir, todos están expuestos a
pasar por situaciones inesperadas, eventos no planeados o circunstancias adversas
que pongan en riesgo su reputación, que afecten sus negocios, que ocasionen
daños a las personas, a sus bienes, sus marcas o que impacten negativamente en
su percepción o valor de mercado.
Los accidentes, quejas, rumores,
filtraciones, la falta de calidad en los productos, una relación personal
dudosa, fiestas, un incendio, derrumbe, defectos técnicos, alguna foto, video o
audio comprometedores, pueden detonar casi de manera inmediata y global una
crisis de comunicación muy compleja de largo alcance y sobre todo de
consecuencias muy graves.
Los efectos negativos pueden ir
desde la exhibición, el ridículo y la mofa, hasta la caída del valor de las
acciones, la pérdida de consumidores, el encono de los accionistas, daños
irreparables a la reputación, cierre de empresas, despidos masivos, daños
materiales y, lo más grave, víctimas humanas.
Responder a cada crisis depende
de los factores inmersos en la misma; sin embargo, a lo largo de los años hemos
descubierto que los siguientes elementos son cruciales, fundamentales y básicos
para enfrentarlas con mayores posibilidades de éxito.
1. Sistema de prevención
Dispón de un plan. Con base en
las ideas de todos los departamentos formula un inventario de posibles fuentes
de crisis. Revisa a detalle imaginando todo lo que puede salir mal en su
organización, mantén actualizado siempre el protocolo de reacción, el equipo de
contingencia, simulacros, coordinación con las autoridades, buenas relaciones
con los medios, atiende las quejas de tus clientes, cuida la reputación de tus
ejecutivos y dispón de todos los elementos preventivos necesarios.
Entrenamiento, capacitación, información y la construcción de una sólida
reputación también ayudan a minimizar los impactos negativos de una crisis.
Prepárate para lo peor, esperando lo mejor, es la filosofía fundamental de este
paso: anticipa, atiende recomendaciones, nunca digas esto no puede pasar.
2. Protocolo de reacción
Reaccionar de manera inmediata
pero eficiente ante una crisis es vital. Las primeras horas son clave, sea fin
de semana o día festivo, los ejecutivos estén al otro lado del mundo o se trate
de una manifestación rutinaria, la organización debe contar con la capacidad
para actuar en congruencia, estar lista para atender una emergencia, controlar
un paro de producción, desabasto, contestar preguntas, impedir que se esparzan
los comentarios negativos y no dejar que surjan mayores efectos negativos.
Actuar ante una crisis depende de
contar con las habilidades, recursos, capacidad y carácter fruto de
experiencia, entrenamiento y preparación. Cada parte de la organización debe
funcionar como un equipo bien conectado, coordinado, atento y bien integrado.
Respetar y salvaguardar la reputación de una institución, una organización, un
sindicato o un club deportivo debe ser parte de las obligaciones inherentes
cuando se forma parte de los mismos. No pierdas de vista que debes mantener un
buen esquema de trabajo entre lo jurídico, la administración, seguridad,
producción, finanzas y comunicación.
3. Control de daños
Dispón de un equipo de
contingencia, un vocero, un canal exclusivo de contacto y mantén siempre
actualizado el flujo de información con los ciudadanos, los accionistas, los
medios y las audiencias clave. Coordina todos los esfuerzos en favor de las
posibles víctimas, no escatimes en recursos para paliar una emergencia,
responde con eficiencia, claridad y honestidad.
Mentir o minimizar una crisis
sólo puede alentar reacciones indeseables futuras y convertirse en una
invitación a sus competidores y detractores para atacarlo. Cuida que tus
respuestas a los medios no hieran susceptibilidades, no abran o expongan
mayores defectos o se vuelvan atractivas para inventar chismes. No repartas o
asumas responsabilidades hasta que se conduzcan las investigaciones
pertinentes.
Actúa con moderación y templanza,
sin demagogia, pero con la firmeza y seguridad de contar con la información
correcta, actualizada y apropiada. Hay que evitar a toda costa tanto el
silencio como la sobrerreacción; el primero porque los vacíos de información
los llena el público y otros actores haciendo que tú pierdas el control, y el
segundo porque la sensibilidad y el estado de ánimo de las audiencias puede
originar mayores efectos colaterales.
4. Evaluación de impacto
Disponer de indicadores en tiempo
real que permitan medir el posible efecto de una crisis es imprescindible.
¿Cuáles son los efectos reales?, ¿cuántos consumidores podemos perder?, ¿cuánto
nos costará sortear una crisis?, ¿qué tanto afecta a la imagen de un gobierno?
y ¿cómo saldremos adelante en las elecciones? Éstas son preguntas que deben
tener respuestas objetivas, medibles, concretas. No puede dejarse nada al
subjetivismo ni la mediocridad o la simulación. Siempre debes estar atento a
las opiniones que circulan sobre tu persona y tu empresa, monitorear los temas
y, ante todo, disponer de una relación abierta y directa para que recolectes el
sentir y pensar de tus audiencias, accionistas, electores y personas
interesadas en lo que haces.
Cuando los ejecutivos cometen
errores, cuando hay asesores que ocultan datos y cuando nadie quiere asumir su
responsabilidad al interior de las empresas, dependencias y organizaciones
siempre surgen las voces que dicen que no pasa nada, que no habrá consecuencias
y que todo está en calma. Cuando las consecuencias estallan, esas voces son las
mismas que siempre se disculpan agregando que no lo pensaron, no creyeron, no
sabían o no se imaginaron que algo así podría pasar.
Muchas veces, los movimientos
sociales, el declive de una marca, el cierre de una empresa, la pérdida de
aficionados y la caída de regímenes políticos comenzaron con la simple carta de
un cliente insatisfecho, con una evidencia de maltrato animal, la prepotencia
de unos guardaespaldas, resultados mediocres, la exhibición de conductas
inapropiadas o la filtración de comentarios personales inadecuados.
5. Aprendizaje y evaluación
Todas las crisis, ajenas o
propias, dejan algo que aprender. Para bien o para mal, por acción u omisión,
quedan los resultados, las consecuencias, los efectos para recapitular sobre
qué funcionó, qué pudo haberse hecho mejor o bien que debía haberse anticipado.
Desafortunadamente, muchos
clientes llegan a nuestra empresa en medio de una crisis, dejaron de prevenir,
reaccionaron a destiempo, no fueron sensibles, ni prestaron atención a sus
audiencias o se dejaron llevar por el miedo o la inamovilidad.
Como la mayoría de los procesos,
manejar una crisis se vuelve algo cíclico y sistémico. Siempre habrá nuevas
cosas que aprender y medir.
Existen nuevas formas de
contactar a los ciudadanos, de sentir sus necesidades, de explorar sus ideas,
sus creencias, sus sistemas de valores y la forma en que reaccionan ante los
eventos inesperados. Volvamos al principio y comencemos por prevenir la crisis.
Alfredo Paredes-CEO de Capitol Consulting&Communication. Experto
en comunicación estratégica. Consultor y académico internacional. Asesor de
empresas y gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario