EE.UU. y China compiten por el
mercado de Cuba
The Wall Street Journal. - viernes, 18 de marzo
de 2016
Conforme el gobierno de Barack Obama trabaja para expandir las
relaciones económicas con Cuba, se encuentra cada vez más compitiendo por
influencia con un viejo conocido: China.
En los 15 meses transcurridos
desde que la Casa Blanca se embarcó en el restablecimiento de relaciones
diplomáticas con Cuba —proceso que tendrá su cénit la semana que viene con la
visita del presidente Obama—, China intensificó sus esfuerzos para obtener un
punto de apoyo en el país. En diciembre comenzaron los vuelos directos entre
Beijing y La Habana. El comercio entre ambos países aumentó al menos 57% en
2015, a cerca de US$1.600 millones, según Beijing, y China está liderando la
construcción de la infraestructura de Internet en Cuba.
“La influencia china se siente en
todos los ámbitos”, dice Richard Feinberg, ex diplomático estadounidense y
especialista sobre economía cubana de la Universidad de California en San Diego
y la Brookings Institution. “Desde el punto de vista de Cuba, siguen siendo
paranoicos respecto de Estados Unidos”.
China es el segundo socio
comercial de Cuba, muy por detrás de Venezuela. Este dato ilustra las limitadas
oportunidades de negocios para la mayoría de los países bajo el actual sistema
cubano. Las empresas conjuntas e inversiones extranjeras directas procedentes
de China son relativamente pequeñas, aunque se prevé que crezcan en los
próximos años. La inversión china en la isla se estima en US$460 millones,
incluyendo un complejo de lujo para turistas chinos cerca de la Marina
Hemingway.
A diferencia de otros lugares
donde Washington y Beijing compiten por influencia, la Casa Blanca apuesta a
que la conexión cultural entre EE.UU. y Cuba no sólo ayudará a Washington en su
rivalidad económica con Beijing, sino también en la batalla por el futuro
político de la isla.
Esta dinámica se aprecia en los
movimientos de empresas estadounidenses que buscan cerrar acuerdos en la isla
antes de la llegada de Obama, como AT&T y el Servicio Postal de EE.UU., que
el jueves anunció la reanudación de los envíos a Cuba después de más de 50
años. La mayoría de los avances se han producido en el sector del turismo
gracias a los acuerdos que facilitan los movimientos de los estadounidenses en
Cuba.
En el sector de
telecomunicaciones, en cambio, persisten las tensiones. Obama ha flexibilizado
muchas regulaciones y autorizado a las empresas estadounidenses de ese rubro a
operar en Cuba, pero La Habana se ha resistido.
En este campo, no obstante, hay
oportunidades de futuros negocios para empresas estadounidenses. Esto se debe a
que la tecnología apadrinada por el actual sistema planificado de la isla ya es
obsoleta, dice Larry Press, profesor de la Universidad Estatal de California en
Dominguez Hills y autor del blog “The Internet in Cuba”.
“La mayor oportunidad (para las
empresas de EE.UU.) no está en el corto plazo”, afirma Press. “El Wi-Fi que se
está desarrollando (en Cuba) es el Wi-Fi de hoy. La conectividad a los hogares,
el DSL del que están hablando, es la conectividad de ayer”.
Según funcionarios de EE.UU.,
Cuba ha respondido con frialdad a las propuestas estadounidenses de
telecomunicaciones, incluidas las de Google y otras empresas, diciendo que
quieren avanzar en sus propios términos.
“En parte esto es resultado de
que históricamente hemos tratado de utilizar las telecomunicaciones como una
vía para socavar su gobierno y por lo tanto no confían en nuestro hardware”,
señala William M. LeoGrande, profesor de gobierno en la Escuela de Asuntos
Públicos de la American University, en Washington, y autor de un libro sobre
las relaciones entre EE.UU y Cuba.
China ha invertido en Cuba
durante varios años, pese a que sus negocios no siempre han sido lucrativos,
dice Xu Shicheng, experto en Cuba de la Academia China de Ciencias Sociales.
El embargo de EE.UU. ha
dificultado la venta en la región de artículos fabricados por empresas chinas
en Cuba, mientras que las normas restrictivas de Cuba a la inversión extranjera
han dificultado que las empresas chinas contraten a los trabajadores que ellos
quisieran contratar o repatriar dinero a China, dice Xu.
La competencia entre EE.UU. y
China en Cuba tiene ramificaciones en el resto de América latina. EE.UU. ha
perdido influencia en Argentina, que Obama visitará después de pasar poco menos
de tres días en La Habana.
Durante la última década, China
intensificó los lazos comerciales y diplomáticos con ese país, que bajo los
gobiernos anteriores al actual apoyaron iniciativas de Beijing en contra de
intereses de EE.UU.
En 2014, el presidente chino, Xi Jinping, visitó Buenos Aires y se
comprometió a prestar US$7.500 millones en momentos en que Argentina no podía
recurrir a los mercados de crédito debido a una disputa legal con tenedores de
bonos en EE.UU. El Banco de Desarrollo de China acordó prestar a Argentina casi
US$5.000 millones para la construcción de dos presas hidroeléctricas en la
Patagonia. Una empresa china anteriormente había ganado una subasta muy
criticada en Argentina para ayudar a construir las presas; legisladores de
oposición criticaron el acuerdo diciendo que las presas eran innecesarias y
demasiado caras. El actual gobierno de Mauricio Macri analiza esos acuerdos,
pero asesores del presidente dicen que es probable que se autorice que sigan
adelante para no antagonizar a China.
Un tema más polémico para los
funcionarios de EE.UU. es la autorización para que China levante la antena para
una estación espacial en la provincia de Neuquén, aprobada el año pasado por el
Congreso argentino. El acuerdo concede a China el derecho a utilizar la
estación durante 50 años. Funcionarios estadounidenses han expresado su
preocupación acerca de la naturaleza de la antena, que podría ser utilizada
tanto para fines civiles como militares. Los funcionarios argentinos han
restado importancia a estas preocupaciones, diciendo que la instalación es
estrictamente para fines científicos civiles.
En noviembre pasado, China y
Argentina acordaron construir dos plantas de energía nuclear en este país. El
acuerdo de US$15.000 millones sería financiado principalmente por China.
A raíz de la elección de Macri,
Obama está tratando de mejorar significativamente las relaciones entre EE.UU y
Argentina. Con el tiempo, las políticas del gobierno de Obama en Cuba podrían
hacer menos atractivas las inversiones de China en América Latina, dice Jason
Marczak, un experto en la región del Atlantic Council.
“Con la apertura hacia Cuba hemos
hecho a un lado el velo del imperialismo que muchas veces nos ha confundido, y
demostramos que podemos ser realmente socios con el resto de la región”,
asevera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario