Confesiones de un 'fuerdai', los
niños mimados de la élite china
El Mundo - martes, 29 de marzo de
2016
El presidente Xi Jinping llama
otra vez al orden a los millonarios de su país tras los repetidos escándalos
ligados a muestras de exuberancia que protagonizan en redes sociales los hijos
de la flor y nata adinerada del país asiático.
Wang Daqi fue durante un tiempo
un integrante disciplinado de la llamada generación fuerdai. Estudió como ellos
en el extranjeros -en su caso en EEUU y Canadá-, y compartió cursos de
formación empresarial con muchos. Aunque la fortuna personal de su familia no
podía emular la de los oligarcas chinos, el hecho de que su progenitor fuera
asesor de varios de estos personajes le permitió codearse con sus
descendientes.
Una comunidad conocida en China
por sus excesos y donde "conducir un Porsche no es suficiente".
"Un Porsche no tiene el nivel requerido. Tienes que disponer de un Ferrari
o un Lamborghini. Estos chicos conducen todoterrenos por las dunas de Dubai o
se gastan dos millones de yuanes al año sólo en ropa y bolsos (274.000 euros),
como una chica que conozco, que tras pasar cuatro años estudiando en el
extranjero tuvo que usar dos contenedores para transportar la ropa que había
adquirido", asegura sentado en su estudio de Pekín.
La atribulada relación del escritor
de 32 años con su progenitor -al que todavía reprocha el trato
"empresarial" que le dedicó- le instó a desviarse del futuro que le
había preparado su familia y escribir Hijos de la Fortuna, un ácido retrato de
los émulos en China de Paris Hilton, donde relata la existencia de media docena
de estos jóvenes cuyo ejemplo más mediático es Wang Sicong, hijo del
propietario de Wanda y hombre más rico de China, Wang Jianlin.
Asiduo de los foros sociales
donde lo mismo publica instantánea con féminas a las que selecciona sólo en
base a su "físico super cañón", aquella otra en la que su perro,
Keke, aparecía portando en las patas dos relojes Apple dorados por valor de
250.000 yuanes (34.300 euros) que le había regalado, o comentarios como ese que
hizo en el que decía que no le importaba si sus amigos eran adinerados porque
"nunca serán más ricos que yo", Wang Sicong se ha ganado una legión
de detractores por sus excesos pero al mismo tiempo fue designado como el
"soltero más codiciado" de la nación asiática por las internautas
locales.
La última incursión de Wang
Sicong en Weibo (el Twitter chino) le llevó hace pocos días a mostrar las
facturas de una noche de juerga en un karaoke -perfectamente alineadas sobre
una mesa- en la que se gastó 2,8 millones de yuanes (384.000 euros).
"Es patético. Es la única
forma que tiene para intentar evadir la sombra de su padre", afirma Wang
Daqi en referencia a la ostentación recurrente de Wang, que no es una excepción
sino la regla.
No pasa casi un mes en el que uno
de esos chavales no propicie un alboroto virtual al mostrarse en vías de quemar
fajos de billetes, con coches a cada cual más estrafalario, o hasta con las
copias de sus extractos bancarios con depósitos tan voluminosos como aquel que
disponía de 3.700 millones de yuanes (507 millones de euros).
"Son chavales que han
crecido solos y cuyos padres intentan congraciarse con ellos a base de darles
dinero. Los billetes fueron sus niñeras. Por eso siempre se hacen acompañar de
mucha gente. Un fuerdai que entrevisté y que trabaja en Sichuan siempre que iba
al cine compraba 30 entradas para sus amigos. Tenía un Land Rover, pero tuvo un
accidente, así que se compró dos Hummer y se aburrió de su Ferrari, que regaló
a su esposa. Lo usa para ir a comprar al supermercado", asegura Wang.
Hijos de la Fortuna es sólo uno
de los múltiples textos y programas de televisión que se han inspirado en los
últimos años en la polémica existencia de los fuerdai, que como Wang Sicong
provocan en China tanta animadversión como atracción.
"El público tiene un notable
interés sobre la vida de los fuerdai. Las series sobre la guerra con los
japoneses, ya no están de moda", reconoce Pan Jing Cheng, director de la
serie televisiva Hielo y Fuego de la Juventud, que como el mismo reconoce
"es una ventana a la vida" de esta clase elitista.
La telenovela comienza con una de
las escenas más repetidas en la vida real de los hijos de la oligarquía, las
habituales carreras de coches de lujo que protagonizan en Pekín y que en
ocasiones han acabado en espectaculares accidentes.
El pasado día 11 la policía
volvió a irrumpir en una concentración de decenas de vehículos de alta gama
modificados -una práctica que aquí supone un desembolso extra de 41.000 a
137.000 euros- que se habían reunido en el aparcamiento de un conocido centro
comercial capitalino, muchos de cuyos propietarios fueron multados y se les
recordó que estas competiciones están prohibidas.
Hasta el propio presidente del
país ,Xi Jinping, se ha visto obligado a reconvenir de forma tácita a la nueva
élite adinerada del país tras los repetidos escándalos protagonizados por sus
vástagos.
"Mantener vuestra imagen
pública y valorarla como un tesoro, porque vuestro comportamiento y
declaraciones tienen un gran impacto en la sociedad, y son un ejemplo para
otros", señaló en una reunión con los empresarios locales durante la
reciente convocatoria anual del Congreso local, tras un aviso similar que les
lanzó en 2015. El líder chino les exigió además que "ejerzan de forma
extensa los valores básicos del socialismo", una absoluta contradicción
con el capitalismo desaforado que parece ilustrar la acción de la mayoría de
los grandes magnates locales y su descendencia.
La exhibición de riqueza de esta
comunidad resulta especialmente problemática para un país en teoría socialista
pero donde un 1% de la población -los padres de estos jóvenes- detenta un
tercio del patrimonio nacional, mientras que el 25% más pobre sólo tiene acceso
a un 1% , según reveló un estudio conocido el año pasado.
Las autoridades de Fujian llevan
promoviendo desde 2013 cursos de "reeducación" para esta prole
indisciplinada y en 2015 reunieron a 70 de ellos en una serie de sesiones
destinadas a promover "la responsabilidad social y el patriotismo",
como informó la prensa local.
"Más niños que nunca están
mostrando las cucharas de plata con las que nacieron y algunos han manchado
gravemente la imagen del grupo", escribió el diario oficialista Global
Times. Pero al mismo tiempo, los oligarcas chinos se han rodeado de una aureola
similar a la que ostentaban los ricos rusos en los 90 o los árabes del Golfo
años antes.
De ahí el notable éxito de
audiencia de programas como Hielo y Fuego, Novia noble, Amor sin remordimientos
o el reality show que protagonizan fuerdai chinos residentes en Canadá, Chicas
de Asia Ultra Ricas. Esta última emisión sigue la vida de media docena de
jóvenes chinas instaladas en Vancouver, que registra tal concentración de hijos
de millonarios de esta nación asiática que se ha ganado el apodo de Hancouver,
en referencia a la etnia Han a la que pertenecen la mayoría de ellos.
"En Canadá cuando ves un
coche de lujo y miras dentro, siempre lo conduce un chino", afirma Pan
Jing Cheng. La grabación muestra a las chicas degustando ostras, champán,
viajando en limusina y alojándose en la suite presidencial de un hotel, pero
también protagonizando gestos tan inusuales como beber vino de la prestigiosa
marca Chateu Latour del año 1995 con pajita. "Es para no mancharme los
dientes con el vino", explica Flance, de 27 años, durante la emisión.
"Todos procedemos de familia
sin historia. Los aristócratas del pasado, los que tenían una historia detrás,
fueron eliminados con la llegada del comunismo. Por eso no saben
comportarse", precisa Wang Daqi.
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