Un nuevo estilo de emprendimiento
e innovación
FORBES- 21 de Mrzo de 2016
Al iniciar un emprendimiento se
cuenta con sólo unas piezas, pero hacen falta otras, que se obtienen conectando
con otras personas. Así se logra un negocio exitoso.
La idea de Steve Jobs fueron los
circuitos electrónicos; su desarrollo, la creación del primer computador de
fácil uso; su emprendimiento, Apple, y su innovación, la variada gama de
productos que hoy ofrecen y que constituyen su éxito comercial.
Ernesto Kruger, fundador de
Kruger y Asociados, explica así el modelo IDEI (idea, desarrollo,
emprendimiento e innovación), como base para todo el proceso de crecimiento y
consolidación de un empresario.
“Este proceso debe ir acompañado
de optimismo, no tener miedo al fracaso, buscar necesidades de mercado para ser
diferenciados, un gran networking y, por supuesto, saber relacionar o conectar
elementos necesarios para desarrollar un proyecto.”
A esto último, Ernesto lo llama
“la paradoja de los legos”, que quiere decir que a la hora de montar un negocio
se cuenta con sólo unas piezas, pero hacen falta otras, y conectándose con
otras personas, que tienen otras piezas, se puede lograr concretar la idea que
se tiene y concluir en emprendimiento exitoso.
Con esto en mente, en 1993 nació
Kruger y Asociados, organización que entonces, como nos dice su fundador, “no
contaba ni con oficina ni con asociados; tan sólo con un beeper, una maleta y
muchos sueños”.
Hoy es una corporación
ecuatoriana enfocada en la solución de todo tipo de problemas empresariales a
través de la implementación de procesos tecnológicos de vanguardia y en la
innovación tecnológica, consiguiendo crecer a dos dígitos anualmente, con una
facturación de 15 millones de dólares en 2015, obtenidos gracias a sus negocios
en Ecuador, Perú, Chile y Estados Unidos.
En palabras de Ernesto, “lo que
hacemos es un estudio de arquitectura empresarial para el cliente, alineando su
estrategia comercial, su capacidad operacional y su tecnología, para hacer un
diagnóstico que nos permita encontrar cómo mejorar su eficiencia,
productividad, calidad, posición competitiva y participación en el mercado, con
el uso de la tecnología.
“Siendo este elemento, la
tecnología, algo transversal a todos los sectores, hemos consolidado clientes
en telecomunicaciones, retail de hipermercados, banca, finanzas, energía y
gobierno.”
En 2013 abrieron una nueva línea
de negocio, Kruger Singularity, con la que provisionan el diseño, adquisición,
gestión y construcción de proyectos de ingeniería multidisciplinarios.
“Con esta expansión –nos cuenta
Ernesto– calculamos incrementar nuestros ingresos hasta 200 millones de dólares
en los próximos 5 años, gracias al desarrollo de proyectos como represas de
generación de energía eléctrica, sistemas de transporte público usando
teleféricos, sistemas de remediación ambiental y mejoramiento de la
fluidificación de petróleos.”
Esta empresa está cimentar en una
filosofía y cultura empresarial estructurada en “los valores Kruger”, que se
materializan en el edificio de la empresa, el K+. Buscando un ambiente de
trabajo muy googleano, como ellos mismos dicen, han establecido un espacio
laboral “lleno de felicidad para sus empleados”, el que trae como consecuencia
una mayor productividad, eficiencia y sentido de logro.
“Nosotros no venimos a trabajar
acá –dice Ernesto–. Venimos a disfrutar encontrando soluciones a los problemas
de nuestros clientes y a inventar nuevas tecnologías.”
En el K+, al ver las gradas en la
entrada se descubren unas formas de legos en vivos colores. En el primer piso,
los cubículos son abiertos y tienen una cama elástica, una mesa de billar y
otra de ping pong. Los tres primeros pisos cuentan con un colorido tobogán,
para que las personas se puedan desplazar. La sala de reuniones es una cancha de
fútbol en miniatura, y en medio de todo, una pared para escalar.
Allí se vive un ambiente de
trabajo alejado de lo tradicional. En el edificio no hay relojes y, por ende,
no hay horarios. Se asigna las labores y se esperan los resultados. El espacio
está diseñado para que sea cómodo y cuenta con la alimentación gratuita para
sus empleados. Más aún, el aire que se respira es de fraternidad constante,
gracias a los eventos que regularmente se hacen, en donde resaltan los
deportivos, transmitidos por su canal en YouTube, el KSPN, y el área artística
cubierta por su reality propio, el Kruger tiene talento. Todos estos eventos
están a cargo del departamento de Talento Humano y Cultura, del que llama la
atención la posición del coordinador de Happiness.
Para Kruger, lo más importante en
su empresa es el capital humano, y en esa área se ha impuesto un estilo no
tradicional, cuya base “es la búsqueda de personas y no de títulos”, pues
consideran que “la actitud de querer aprender es más atractiva que un diploma”.
Esa particular búsqueda de talento proviene de una posición muy marcada de
Ernesto, quien a pesar de respetar profundamente la institución educativa, dice
que “la verdad es que en la universidad se estudian profesiones que no van a la
velocidad del mercado. La mejor universidad es la experiencia práctica. Por eso
nuestra búsqueda constante por personas proactivas y con capacidad de
aprender”.
En Kruger también se creó un
espacio para la incubación de startups o empresas nacientes denominado Kruger
Labs, que, según difundió el diario El Comercio de Ecuador, está “inspirado en
los ecosistemas de Google, Facebook y Twitter”.
Se trata de una incubadora y
aceleradora de startups, creada en medio de un ambiente lúdico para favorecer
la fluidez de las ideas de los emprendedores, permitiéndoles expandir su
creatividad.
Esta área de apoyo e inversión en
nuevos empresarios, también inspirada por sus empresas modelo, es una parte
notoria en la empresa.
“La responsabilidad empresarial
debe ser máxima. Uno debe retornarle a la sociedad algo –dice Ernesto–, y es
por eso que creamos esta incubadora de negocios, donde esperamos darles un
enorme impulso a nuevos emprendimientos, teniendo al día de hoy 9 iniciativas
ya estructuradas y en funcionamiento, listas para llevar a mercados de
capitales en Estados Unidos.”
Parte de Kruger es experimentar
con nuevas tecnologías, como el caso de la realidad aumentada con los HoloLens,
los sensores Knets, las aplicaciones móviles, el Internet de las Cosas, los
carros eléctricos, las smart cities, el software embebido, los juegos, los
lenguajes de programación y las metodologías ágiles.
De ese trabajo surge lo que ellos
llaman “las piezas de lego”, que serán usadas a futuro para dar soluciones
innovadoras a sus próximos clientes. “Lo que queremos es crear tecnología que
no existe.”
Para Ernesto, “todo emprendedor
empieza por dos razones: porque ve una oportunidad o porque tiene una
necesidad. En mi caso fue por la segunda”. Hoy podríamos decir que, en general,
a toda América Latina le tocará comenzar a despertar el espíritu emprendedor
por la necesidad, puesto que su época de bonanza con el alza en los precios de
los commodities ha llegado a su fin.
En un artículo reciente de El
País de España titulado “América Latina empeora y seguirá decreciendo en 2016,
según el FMI”, se lee que “la región latinoamericana se ve muy afectada por dos
de las grandes incertidumbres del momento: el bajo precio del petróleo, que
castiga a los países exportadores, y los riesgos del repliegue final de los estímulos
monetarios de Estados Unidos, ya que eso agrava los problemas de deuda de
muchas economías con pasivos denominados en dólares”.
La preocupante realidad es que en
América Latina la situación institucional no invita al optimismo. “No hay acá
la infraestructura legal y financiera para emprender –se queja Ernesto–. Una
empresa que arranca en América Latina debería tener todas las facilidades para
contratar y estructurarse legalmente. No se le puede pedir a un emprendedor que
contrate a alguien bajo todos los parámetros laborales, ni que pague impuestos
en un inicio. Toca impulsarlo, esperando que más adelante sea una gran empresa
que responda por todos los requisitos que el Estado impone.
“Además, para hacerlo aún más
difícil, no hay un mercado de capitales de riesgo de emprendimiento que les
permita financiarse. Pero más importante que esas iniciativas individuales es
crear políticas que ayuden a generar el mejor capital humano posible,
permitiéndonos transformar la región en una que invite a la gente a tomar
riesgos, a crear empleos, generar riqueza y acabar varios de nuestras
problemáticas sociales. Si tenemos gente trabajando, no tendremos gente
robando, y la sociedad crecerá en su totalidad, por dar un ejemplo.”
Frente al nuevo escenario, en el
que se nos obliga a buscar alternativas para alcanzar nuestra estabilidad
económica, Ernesto propone tener un pensamiento crítico, que, tal y como lo
explicó en su charla para TEDx, no es más que “ver las cosas que aún no existen,
manteniendo una visión escéptica del mundo, buscando alterar el statu quo,
cambiando las estructuras para construir un mundo mejor”.
Eso, y “perder el miedo al
fracaso”, es el mejor consejo que Ernesto puede dar, “porque –como dice él– si
intentas nunca pierdes. En el peor escenario, un fracaso se convierte en
experiencia que adquiriste”.
También nos dice que “hay que
estar lleno de humildad (entender la necesidad constante de aprender) y de
compromiso (hacer lo que nos comprometemos a hacer)”.
Andrés Arell-Báez es escritor,
productor y director de cine. CEO de GOW Filmes.
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