Cómo ser un Director General
exitoso y no morir en el intento
FORBES- 14 de Marzo de 2016
La principal tarea de la
Dirección General es encaminar a la organización en un crecimiento estable,
sostenido y de forma rentable. Al incursionar en nuevas vías de crecimiento, la
organización se enfrenta a ciertas implicaciones de negocio que, de no conocerlas,
pueden hacer que las iniciativas sean fallidas. El reto para la Dirección
General radica en poder seleccionar aquellas oportunidades de negocio que,
desde el punto de vista de efectividad, sean las más adecuadas para lograr los
objetivos de crecimiento establecidos.
¿Por dónde se empieza? Por
construir un marco de referencia
Al momento de determinar cuál es
la estrategia que debe guiar una organización, la Dirección General debe contar
con un marco general de entendimiento que le permita diagnosticar con cuáles
capacidades cuenta el negocio para hacer frente a las oportunidades de
crecimiento. Dicho marco de referencia involucra los siguientes elementos que
habilitan una toma de decisiones enfocadas al cumplimiento de los objetivos de
negocio:
Evaluar el nivel de madurez de la
organización
Dimensionar la brecha (gap) entre
la situación actual contra la nueva realidad
Priorizar las oportunidades
definidas desde una misma referencia de negocio
Articular la estrategia sobre una
base de entendimiento uniforme.
Para la construcción del marco de
referencia, es necesario definir estos frentes y dimensiones del análisis que
permitan a la organización conocerse a sí misma y a su entorno, para así
definir las capacidades que tiene y con las que hará frente a las oportunidades
de crecimiento. Los frentes se presentan en 4 grandes cuestionamientos de
negocio:
¿Qué? 2. ¿Quién? 3. ¿Cómo? 4.
¿Dónde?
Estos frentes se responden en
términos de dimensiones internas y externas de análisis para colocar a la
organización en un nivel actual de madurez y compararla con el nivel requerido
dada la oportunidad de negocio evaluada.
¿Cuál es la clave de éxito?
Definir las variables por dimensión
En la construcción del marco de
referencia, es fundamental determinar las variables que describen y cuantifican
cada dimensión por frente de análisis. A partir de esta definición, es que las
capacidades de una organización y su nivel de madurez son entendidas por los
tomadores de decisión y alineadas con la estrategia de crecimiento que se
quiera diseñar.
Una vez definidas las variables
de cada dimensión de análisis, es necesario establecer que significa nivel de
madurez en cada etapa donde se evaluará la oportunidad de crecimiento desde la
situación actual hasta la situación ideal del negocio. Típicamente, las etapas
de madurez se relacionan con el establecimiento de procesos, mejores prácticas
y definiciones de negocio que son referencia en la industria a la que está
relacionada la empresa.
A continuación se presenta un
caso real del resultado que tiene una organización al evaluar su estado actual
vs el ideal en términos del nivel de madurez para hacer frente a las
oportunidades de crecimiento. El frente y dimensión de análisis, tienen que ver
con una empresa de la rama de servicios con los siguientes elementos de
evaluación: Frente de Análisis: ¿Quién? Dimensión de Análisis (interna):
Organización.
Los resultados del diagnóstico de
capacidades, ha permitido a diferentes organizaciones establecer prioridades en
su plan estratégico y definir planes de mejora en aquellas dimensiones donde se
presentaron los mayores gaps para capitalizar las oportunidades de negocio
derivados
del plan estratégico. Como
beneficios para la empresa, el diagnóstico de capacidades del negocio origina
los siguientes atributos de valor para habilitar una estrategia ad hoc en la
organización:
Objetividad – evaluar el nivel de
madurez del negocio
Priorización – identificar gaps
necesarios a cerrar y/o minimizar
Enfoque – establecer lineamientos
de negocio más claros
Consenso – definir fortalezas del
negocio y actuar en consecuencia
Contar con un marco de referencia
práctico y homogéneo para diagnosticar las capacidades de una organización,
facilita una toma de decisiones al momento de seleccionar aquellas
oportunidades de negocio que, desde el punto de vista de efectividad, son las
más adecuadas para lograr los objetivos de crecimiento establecidos. En la
medida que la organización tenga claro el nivel de madurez que tiene, mayor
será el impacto de negocio para desplegar una estrategia.
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