También tiene lo suyo
El Shea Stadium podrá no ser tan famoso, pero se precia de tener su historia
Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": su historia no fue tan rica como la de su vecino del Bronx. No vió coronar a tantos equipos como lo hizo el Yankee Stadium. Por su grama no desfilaron tantos inmortales de la pelota. No se ganó un mote ni siquiera parecido al de "La Casa que Ruth construyó" y mucho menos, fue conocido simplemente como "El Estadio". No vivió 85 años ni tuvo una ceremonia de despedida tan brillante como la casa de los Mulos de Manhattan, nunca poseyó una arquitectura tan clásica y tan propia de un parque de pelota.
Pero a pesar de todas las diferencias, los dos estadios compartirán para siempre un final común: sus dueños no alcanzaron la postemporada y en su último año de vida, no vivieron pelota en octubre.
Shea Stadium cerró sus puertas luego de 44 años de existencia, viviendo siempre a la sombra de la casa de los Yankees, pero tejiendo sus propias historias, reconociendo a sus propios héroes, disfrutando de sus propios campeonatos y dejando imborrables recuerdos en la memoria de quienes tuvieron la oportunidad de presenciarlos en el lugar de los hechos o de seguirlos por televisión.
Cómo olvidar aquel 16 de octubre de 1969 cuando los Mets consiguieron el primer campeonato de su historia, derrotando a los favoritos Orioles de Baltimore en el inmueble de Queens. La temporada del milagro, la de "Tom y Jerry" (Seaver y Koosman) que fue coronada con un cuadrangular de Al Weis, quien se iría sólo siete veces para la calle en una carrera de diez años en las Grandes Ligas.
O el 25 de octubre de 1986, cuando tuvo lugar la que será por siempre, la jugada más vista en la historia del Shea Stadium: el error de Bill Buckner al que debió haber sido el último out de la Serie Mundial y que le hubiese dado el título a los Medias Rojas de Boston. Buckner no pudo quedarse con el roletazo suave y fácil de Mookie Wilson y los Mets no sólo ganaron ese encuentro, sino que se llevarían el Clásico de Otoño para conseguir su segundo campeonato y mantener la maldición que entonces pesaba sobre los patirrojos.
En esa misma postemporada, los dueños del patio se repusieron a una desventaja de 4-0 en el tercer juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Astros de Houston, pero con cuadrangulares de Darryl Strawberry y Lenny Dykstra, protagonizaron el que fue tal vez el regreso más dramático en la historia del estadio.
La temporada de 1973 se podría recordar como una de las más emotivas en la historia del Shea. A la mitad de la campaña, el equipo jugaba 12 juegos por debajo de .500, pero su dueño, Donald Grant inspiró con un discurso antes del encuentro a Tug McGraw, quien lanzó la famosa frase de "Ya Gotta Believe!" (tienes que creer). Y eso se convirtió en un modo de vida cuando esa misma noche, Willie Mays dio el batazo de la victoria y comenzó con la mejor segunda parte de temporada en la historia de los metros. En la Serie de Campeonato, se dio aquella famosa bronca entre Pete Rose y Bud Harrelson, pero al final los Mets se impusieron para alcanzar la Serie Mundial, que perderían de forma cardíaca ante los Atléticos en siete juegos.
Cómo olvidar que fue precisamente ahí donde el beisbol de las Grandes Ligas reanudó las acciones luego de los atentados del 11 de septiembre en el 2001. Diez días después de la tragedia, los Mets saltaron al terreno utilizando las gorras de la policía y los bomberos de la ciudad de Nueva York, justamente en el lugar que había servido de centro de acopio y de refugio para varias de las víctimas de los atentados.
Más allá de la pelota, Shea Stadium tuvo el privilegio de albergar, en 1975, a cuatro equipos neoyorquinos, pues los Yankees tenían su estadio en reconstrucción, lo mismo que los Giants de la NFL, además de los Jets que ya jugaban ahí. Dos años antes, O. J. Simpson se convirtió en el primer jugador en correr para 2,000 yardas en una temporada del futbol americano cuando sus Bills visitaron a los Jets en Shea y un poco más atrás, en 1968, el juego de campeonato de la Conferencia Americana entre los mismos Jets y los Raiders, nos entregó una actuación de tres pases de touchdown de Joe Namath, llevando a su equipo al Super Bowl que luego ganarían a los Colts en Miami.
Fuera del ámbito deportivo, el Shea Stadium recibió visitas papales (Paulo VI) y conciertos, siendo sin lugar a dudas el más recordado el de los Beatles en 1965. El "Cuarteto Liverpool" inició su gira norteamericana el 15 de agosto con una presentación ante 55,600 aficionados que impedían incluso que los integrantes del grupo se escucharan entre ellos. Toda recopilación en video de la historia de los Beatles que se precie de tener calidad, debe incluir forzosamente las imágenes de aquel concierto en Shea Stadium, uno de los mejores que se recuerden del grupo de John, Paul, George y Ringo.
Un año más tarde, el grupo regresó al lugar de los hechos, pero la frase de John Lennon en relación a que los Beatles eran "más populares que Jesús", hizo que 15,000 asientos vacíos provocaran que la experiencia no se repitiera.
El Shea puede no haber sido "más popular que el Yankee Stadium", pero sus memorias serán siempre recordadas por los seguidores de los Mets, pero tratando de olvidar el amargo sabor de su despedida.
Guillermo Celis es comentarista y analista de béisbol para ESPN Latinoamérica y columnista de ESPNdeportes.com
El Shea Stadium podrá no ser tan famoso, pero se precia de tener su historia
Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": su historia no fue tan rica como la de su vecino del Bronx. No vió coronar a tantos equipos como lo hizo el Yankee Stadium. Por su grama no desfilaron tantos inmortales de la pelota. No se ganó un mote ni siquiera parecido al de "La Casa que Ruth construyó" y mucho menos, fue conocido simplemente como "El Estadio". No vivió 85 años ni tuvo una ceremonia de despedida tan brillante como la casa de los Mulos de Manhattan, nunca poseyó una arquitectura tan clásica y tan propia de un parque de pelota.
Pero a pesar de todas las diferencias, los dos estadios compartirán para siempre un final común: sus dueños no alcanzaron la postemporada y en su último año de vida, no vivieron pelota en octubre.
Shea Stadium cerró sus puertas luego de 44 años de existencia, viviendo siempre a la sombra de la casa de los Yankees, pero tejiendo sus propias historias, reconociendo a sus propios héroes, disfrutando de sus propios campeonatos y dejando imborrables recuerdos en la memoria de quienes tuvieron la oportunidad de presenciarlos en el lugar de los hechos o de seguirlos por televisión.
Cómo olvidar aquel 16 de octubre de 1969 cuando los Mets consiguieron el primer campeonato de su historia, derrotando a los favoritos Orioles de Baltimore en el inmueble de Queens. La temporada del milagro, la de "Tom y Jerry" (Seaver y Koosman) que fue coronada con un cuadrangular de Al Weis, quien se iría sólo siete veces para la calle en una carrera de diez años en las Grandes Ligas.
O el 25 de octubre de 1986, cuando tuvo lugar la que será por siempre, la jugada más vista en la historia del Shea Stadium: el error de Bill Buckner al que debió haber sido el último out de la Serie Mundial y que le hubiese dado el título a los Medias Rojas de Boston. Buckner no pudo quedarse con el roletazo suave y fácil de Mookie Wilson y los Mets no sólo ganaron ese encuentro, sino que se llevarían el Clásico de Otoño para conseguir su segundo campeonato y mantener la maldición que entonces pesaba sobre los patirrojos.
En esa misma postemporada, los dueños del patio se repusieron a una desventaja de 4-0 en el tercer juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Astros de Houston, pero con cuadrangulares de Darryl Strawberry y Lenny Dykstra, protagonizaron el que fue tal vez el regreso más dramático en la historia del estadio.
La temporada de 1973 se podría recordar como una de las más emotivas en la historia del Shea. A la mitad de la campaña, el equipo jugaba 12 juegos por debajo de .500, pero su dueño, Donald Grant inspiró con un discurso antes del encuentro a Tug McGraw, quien lanzó la famosa frase de "Ya Gotta Believe!" (tienes que creer). Y eso se convirtió en un modo de vida cuando esa misma noche, Willie Mays dio el batazo de la victoria y comenzó con la mejor segunda parte de temporada en la historia de los metros. En la Serie de Campeonato, se dio aquella famosa bronca entre Pete Rose y Bud Harrelson, pero al final los Mets se impusieron para alcanzar la Serie Mundial, que perderían de forma cardíaca ante los Atléticos en siete juegos.
Cómo olvidar que fue precisamente ahí donde el beisbol de las Grandes Ligas reanudó las acciones luego de los atentados del 11 de septiembre en el 2001. Diez días después de la tragedia, los Mets saltaron al terreno utilizando las gorras de la policía y los bomberos de la ciudad de Nueva York, justamente en el lugar que había servido de centro de acopio y de refugio para varias de las víctimas de los atentados.
Más allá de la pelota, Shea Stadium tuvo el privilegio de albergar, en 1975, a cuatro equipos neoyorquinos, pues los Yankees tenían su estadio en reconstrucción, lo mismo que los Giants de la NFL, además de los Jets que ya jugaban ahí. Dos años antes, O. J. Simpson se convirtió en el primer jugador en correr para 2,000 yardas en una temporada del futbol americano cuando sus Bills visitaron a los Jets en Shea y un poco más atrás, en 1968, el juego de campeonato de la Conferencia Americana entre los mismos Jets y los Raiders, nos entregó una actuación de tres pases de touchdown de Joe Namath, llevando a su equipo al Super Bowl que luego ganarían a los Colts en Miami.
Fuera del ámbito deportivo, el Shea Stadium recibió visitas papales (Paulo VI) y conciertos, siendo sin lugar a dudas el más recordado el de los Beatles en 1965. El "Cuarteto Liverpool" inició su gira norteamericana el 15 de agosto con una presentación ante 55,600 aficionados que impedían incluso que los integrantes del grupo se escucharan entre ellos. Toda recopilación en video de la historia de los Beatles que se precie de tener calidad, debe incluir forzosamente las imágenes de aquel concierto en Shea Stadium, uno de los mejores que se recuerden del grupo de John, Paul, George y Ringo.
Un año más tarde, el grupo regresó al lugar de los hechos, pero la frase de John Lennon en relación a que los Beatles eran "más populares que Jesús", hizo que 15,000 asientos vacíos provocaran que la experiencia no se repitiera.
El Shea puede no haber sido "más popular que el Yankee Stadium", pero sus memorias serán siempre recordadas por los seguidores de los Mets, pero tratando de olvidar el amargo sabor de su despedida.
Guillermo Celis es comentarista y analista de béisbol para ESPN Latinoamérica y columnista de ESPNdeportes.com
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