¿Hacer lo que nadie quiere?
FORBES - miércoles, 2 de septiembre de 2015
¿Y si cambiáramos de perspectiva?
Hay infinidad de cosas que nadie quiere hacer y que representan un gran
mercado, un mercado que está desatendido y, mejor aún, que está pidiendo a
gritos que alguien lo atienda.
Hay cosas que no nos gusta hacer
y estaríamos dispuestos a pagar para que alguien más las hiciera. Al pensar en
ellas arrugamos la nariz, fruncimos el ceño y ponemos las manos al frente como
un escudo de protección. También hay temas que no nos gusta abordar y que nos
encantaría meter debajo del tapete porque nos ponen la piel de gallina, nos
retuercen el hígado o sencillamente porque no sabemos cómo abordarlos. Para
nuestra fortuna, no estamos solos: hay miles que, al igual que nosotros,
sienten ese deseo de dejar para después ciertas actividades o de adjudicar a
alguien más eso que nadie quiere hacer. Sin embargo, puede ser que estemos
perdiendo de vista grandes oportunidades que esas tareas nos presentan.
Por lo general, cuando se nos
ponen al frente este tipo de situaciones, pensamos en llamar a un tercero que
nos saque del atolladero y nos libre del desasosiego que nos provoca ese
pendiente que, por otro lado, no nos deja descansar. Evidentemente se trata de
temas importantes que se deben resolver, pero lo suficientemente irrelevantes
como para posponerlos cada vez que nos acordamos. ¿Y si cambiáramos de
perspectiva? Hay una infinidad de cosas que nadie quiere hacer y que
representan un gran mercado, un mercado que está desatendido y, mejor aún, que
está pidiendo a gritos que alguien lo atienda.
Cuando fallan las musas y la
inspiración no nos da para que se nos ocurra una buena idea de negocio, basta
con estar atentos para que se nos abra una ventana de oportunidad. Una forma
para detectar mercados desatendidos o nichos que no han sido descubiertos es
mirar a las cosas que nosotros mismos dejamos para después. Las compañías que
han seguido esta práctica han alcanzado un éxito mayúsculo.
La compañía PetCo es un buen
ejemplo de ello. Inició operaciones como proveedor de productos veterinarios de
bajo costo; sin embargo, el crecimiento de esta empresa se detonó cuando
empezaron a hacer lo que otros no querían. Detectaron que el mercado de
animales domésticos estaba creciendo y que las mascotas eran vistas como
compañeros de vida, como integrantes de la familia, pero que a la hora de
viajar no estaban incluidos en el plan. ¿Quién se queda con Fido o con Misifús?
Los voluntarios, lo sabemos, son difíciles de encontrar, y los incautos a los
que se les puede endilgar semejante honor resultan ser muy escasos. PetCo
levantó la mano: “yo me quedo con ellos”. Luego no sólo fue eso, pues dijo: “yo
los baño, les corto el pelo, los dejo guapos”. Hoy, la compañía se ostenta como
una cadena con 1,200 puntos de venta y sigue creciendo.
Hacer lo que nadie quiere hacer
plantea un reto: detectar un problema que requiere una solución. Desde luego,
hay que estar atento a esas situaciones que demandan de acciones para resolver
una molestia a la que nadie quiere meterle mano. Lo mismo sucede en la vida
laboral: en las empresas hay muchas funciones que todos evaden, que resultan
más fáciles de rodear y que esperan el momento de ser atendidas. Son todos esos
temas que saltan en la lista de cotejo de las auditorías año tras año. ¿Y si en
lugar de postergarlas, las hicieras tú? Es posible que al hacerlas se abra un
camino dorado para impulsar tu carrera. Una persona que ofrece soluciones, en
vez de pretextos, tiene en su mano la llave del éxito.
Por años oí a mi padre decir que
si un corredor pusiera el mismo esfuerzo en solucionar los problemas que el que
se pone en dar pretextos, en vez de estar en la línea de salida, estaría
cruzando la meta. Lo que aplica para las competencias es conducente en otros
terrenos, tanto personales como profesionales. Pero parece que sobre estos
asuntos que nadie quiere atender, se tiende una sombra de apatía, de
irritabilidad, de los ¿yo por qué? Es un juego de papas calientes en el que
aparentemente el más distraído es el que se queda con el tigre de la rifa. Pero
podría ser al revés. Podría ser que el que pone atención encuentre la clave del
cofre del tesoro.
Las oportunidades son regalos que
llegan envueltos en las formas más extrañas que nos podemos imaginar. Estas
envolturas son camuflajes que nos pueden engañar, pero que si ponemos atención
y nos atrevemos a abrir la caja de sorpresas, podemos toparnos con verdaderas
pepitas de oro.
Niggaz Wit Attitude, mejor
conocido como N.W.A., representó el brazo más atrevido del rap de la costa
oeste de Estados Unidos. Sus rimas rítmicas tocaban los temas de los que nadie
quería hablar, porque eran políticamente incorrectos. Se referían a la vida
pandilleril de las ciudades estadounidenses y hablaban de las costumbres de los
barrios bravos, de la vida marginal y de la violencia. Sirvieron de válvula de
escape y como una crítica severa del sueño americano. En una California soleada
también hay tensiones y focos de muerte. Sus miembros llegaron a ser los más
influyentes del subgénero gangsta rap y de los más acaudalados en la industria
de la música.
Muchas historias de éxito
empiezan cuando alguien se hace cargo, cuando alguien toma entre sus manos las
tareas que a otros les resultan fastidiosas. Claro, a primera vista parece más
sencillo darle la vuelta a ciertas tareas o rodear algunos temas; sin embargo,
eso es lo que la mayoría de las personas hacen. ¿Y si en vez de eso, te
atrevieras a darle un giro inesperado? En este momento estamos necesitando a
observadores que tengan buena disposición, que sean capaces de descubrir
oportunidades en vez de ponerse nerviosos ante las circunstancias. En este
momento es preciso adoptar una postura creativa y tomar la iniciativa.
Hay una gran oportunidad que se
abre frente a estos impacientes que buscan a alguien que les resuelva un
problema y no encuentran quien se los resuelva. Es cuestión de estar alerta y
darnos cuenta que delante de ese aburrido que se sienta a la vera de la
carretera, al lado del auto descompuesto, está una posibilidad para que alguien
llegue y le solucione el problema. Los inmigrantes en el mundo, sea en América
o en Europa, han entendido este concepto y se están ocupando con eficiencia de
hacer lo que otros dejan pendiente. ¿Cuántas historias de la diáspora conocemos
así? Todos, al toparnos con una rendija que abra la ventana de oportunidad,
debemos aprovecharla.
Muchas veces he escuchado que las
oportunidades para empezar a emprender son para los aventureros que les sobra
adrenalina en la sangre, o para los ingeniosos a los que les llegan ideas que a
nadie más se les ocurren, o para los ultrainteligentes que encuentran
explicaciones donde otros no las ven. Sí, sin duda. Pero también son para esos
atentos que pueden detectar, en aquello que nadie quiere hacer, un catalizador
para una actividad productiva, una ocasión que sirva de plataforma de despegue
para llegar a mil doscientas sucursales o a formar parte de las listas de esta
revista. No suena mal. Tal vez no sea tan malo hacer lo que nadie quiere hacer.
Cecilia Durán Mena- le gusta contar. Poner en secuencia números y
narrar historias. Es consultora, conferencista, capacitadora y catedrática en
temas de Alta Dirección. También es escritora.
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