¿Ves problemas donde no los hay? Existe un antídoto
FORBES- miércoles, 23 de
septiembre de 2015
Buscar amenazas y vivir con la
carne de gallina es agregar un peso que no corresponde y es un agente
desmotivador para los equipos de trabajo. Por fortuna, hay un antídoto para
este mal…
“No exageres, Shrek”, le dice
Burro a su inseparable amigo cuando ve que se empieza a acobardar y prefiere
abandonar la proeza de salvar a la princesa Fiona de la torre de piedra. El
recuerdo de la escena de esta famosa película me hace reflexionar sobre cuántas
veces en el mundo real nos achicamos ante problemas que todavía no hemos
dimensionado o, peor aún, agobiamos a nuestros equipos de trabajo con
inconvenientes que no existen.
Hay ocasiones en las que actuamos
como un reflejo contrario al del Quijote de la Mancha, que sin ponderación
alguna se lanzó a luchar contra gigantes que al final resultaron ser molinos,
situaciones en las que –sin que medie el filtro de la razón ni se pase por el
tamiz del análisis– elevamos los brazos al cielo y armamos una tormenta en un
perfecto día soleado.
Esta tendencia se presenta más
frecuentemente de lo que nos imaginamos. De alguna forma, los parámetros con
los que se deben evaluar ciertas condiciones son justipreciadas de manera
exagerada, y esa estridencia nos puede llevar a generar un problema en donde no
lo hay. Este modo de actuar puede ser un hábito inconsciente o bien una
reacción que tiene un objetivo muy específico: generar una tensión para lucir
en medio de una cortina de humo.
Se trata de una costumbre de
elevar el volumen de los hechos, que puede llevar, dado el extremo, a tirar por
la borda un plan, sin siquiera haberlo valorado, sin dar crédito a su
factibilidad, sin haber tenido tiempo para evaluarlo. Es darle carpetazo a un
proyecto en la etapa de prefiguración por una actitud de autosabotaje. En
cualquier condición, sea que se trate de un acto reflejo o una estrategia para
sacar ventaja, lo mejor es no actuar en forma precipitada y darle espacio a la
reflexión.
Ver problemas donde no los hay
puede tratarse de una manifestación de miedo. El miedo es una sensación
inherente a la naturaleza humana, que nos sirve de alerta ante peligros
inminentes. Sin embargo, cuando una señal está activada permanentemente, en vez
de dar aviso de un riesgo, se convierte en parte del escenario y deja de
cumplir su función. El aviso deja de tener efecto y el resultado, después de un
tiempo, es justo el contrario: ya nadie lo toma en cuenta.
El preludio al estancamiento es
vivir como un radar permanente que quiere detectar, a como dé lugar,
inconvenientes. Buscar amenazas y vivir con la carne de gallina es agregar un
peso que no corresponde y es un agente desmotivador para los equipos de
trabajo. En ocasiones, los ejecutivos se preguntan ¿por qué estará tan desmotivada
mi gente si tenemos condiciones dignas para trabajar, un sueldo competitivo y
un proyecto interesante? Uno de los disparadores más importantes de la
desmotivación es que el personal se tope con que las iniciativas propuestas, en
vez de ser tomadas en cuenta, sirvan de pretexto para hacer brotar una serie de
complicaciones fantásticas. Si innovar se transforma en un foco purulento de
líos y buscar mejoras es fuente de conflictos, ¿para qué hacer el intento?
Por supuesto, si el ambiente está
preñado de esa actitud en la que se busca el prietito en el arroz, se dan las
condiciones para matar la creatividad. Tina Seeling, profesora de la
Universidad de Stanford, dice que la creatividad no es cara, es gratis. Es
verdad, pero las musas son celosas: les gusta aparecer en lugares donde se
privilegie el trabajo en equipo, exista reconocimiento y se impulsen las formas
nuevas de hacer las cosas. La inspiración se destierra si no se le acoge con
agradecimiento y afirmación. Las hadas son esquivas ante la hostilidad y se
asustan frente a las voces de catástrofe.
Evidentemente, una persona que
únicamente ve el lado problemático de las cosas y se enfoca en la actitud de
cómo no hacer que las cosas funcionen, crea mucho estrés. Sintonizarse en el
modo de espanto perpetuo crea falsas expectativas y enrarece el ambiente. El
desempeño se ralentiza y se exalta el miedo a ser juzgado. Nadie se atreve a
mover un dedo por miedo a equivocarse y enfrentar las imágenes apocalípticas
que tanto se han advertido.
La forma más dañina de ver
problemas donde no los hay es cuando ésta se constituye en una estrategia que
pretende anular a los demás para ganarse las fanfarrias. Es una de las formas
más obtusas de protagonismo; sin embargo, es una de las más efectivas. Por lo
general, aquellos que tienen la osadía de ponerla en marcha, son tan astutos
como los encantadores de serpientes y tienden el hechizo sobre los que les
prestan atención.
Ver problemas donde no los hay
evidencia una capacidad de análisis limitada. Es necesario estar pendientes de
estas actitudes y eliminarlas lo antes posible. Sea que las detectemos en un
miembro del equipo de trabajo o que las hayamos albergado nosotros mismos.
Por suerte, para este mal tan
dañino existe un antídoto fácil de aplicar: se llama análisis.
Es importante analizar acciones
propias y de subalternos, abrir bien los oídos y desmenuzar las razones que se
presentan. Es no dejarse acobardar por situaciones aún desconocidas y
considerar objetivamente los derroteros que se argumentan. Es tomar una
prudente distancia y atreverse a ver el escenario desde otra perspectiva.
Por fin, Burro animó a Shrek a
seguir adelante: Fiona fue salvada, y lo que parecía una gran amenaza resultó
ser una gran oportunidad. Antes de dar marcha atrás, antes de echar al barranco
un proyecto, la serenidad y la cordura marcan el camino de la ponderación
objetiva. Sí, cambiar el switch y buscar formas para alcanzar objetivos, en vez
de ver en forma automática los riesgos, puede resultar en una fortaleza que sea
la base de una ventaja competitiva, puede ser el generador de múltiples
ventanas de oportunidad que lleven a proyectos fructíferos y rentables.
Cecilia Durán Mena- Es
consultora, conferencista, capacitadora y catedrática en temas de Alta
Dirección. También es escritora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario