¿Se necesitan US$27 mil para que un
Millennial sea feliz?
América Economía - sábado, 12 de septiembre de
2015
Hace unas semanas conversaba con
una amiga sobre la importancia del inglés, de practicarlo seguido y de lo
magnífico que sería viajar a otro país para superar el nivel
"beginner" mientras se conoce otra cultura. Entonces, buscando
alternativas, me encontré con un programa llamado "Remote Year" que
parecía un sueño. La iniciativa ideada por el emprendedor Greg Caplan consiste
en viajar y trabajar de forma remota durante un año en doce destinos, un mes en
cada uno. El asunto ya se veía algo costoso y difícil de aplicar, porque no sé
si todas las empresas estén dispuestas a dejar partir a uno de los suyos,
aunque ellos sigan trabajando de forma online.
El asunto es que cuando empezamos
a averiguar el precio del programa nos enteramos que su valor era de US$27.000
en total, incluyendo la reserva de US$3.000. Inmediatamente nos miramos con mi
amiga y dijimos "next". Linda la idea, pero mejor seguiremos soñando.
Es que este programa une dos cosas: viajar y trabajar desde la computadora
propia con un destino de fondo que quizá nunca más se podrá visitar. Y claro,
de haber ido seguiría existiendo la palabra sueldo y empleo en nuestro
vocabulari.
Genial, ¿cierto? Será que tal
cual como lo aseguran muchos estudios sobre recursos humanos y gestión de
carrera los Millennials, nacidos entre 1980 y 1993, somos inquietos y no podemos
estar en una empresa por muchos años. Yo me inclino porque no creemos que haya
que trabajar con horarios tan establecidos, donde las tareas asignadas para
siete u ocho horas de trabajo se pueden haber cumplido en cuatro horas y la
modalidad "calentar el asiento" no es la ideal ni la más productiva.
Este programa, como su creador lo
anunció en algunos medios, no es tan novedoso si se mira a otros programas
parecidos. Es cosa de ver los Management Business Administration (MBA) y cómo
han mutado con los años hasta sacar versiones globales, donde sus participantes
visitan en promedio cinco países durante una o dos semanas, mientras cursan de
forma blended, mezcla de educación en línea y presencial el curso. Se trata de
conocer otros mercados, mientras se cursa el programa de forma remota, sin
perder la oportunidad de seguir trabajando y formarse como MBA.
Pese a su alto costo, esta clase
de MBA sigue en expansión y el programa "Remote Year" también. Caplan
se propuso reclutar a alrededor de 100 personas, que partieron el 1 de junio
por la ruta. Tal como lo ha dicho el emprendedor, se espera que la iniciativa,
que reúne a profesionales de diferentes nacionalidades, permita que se conozcan
y puedan aprender unos de otros. Por lo mismo, desde el principio se buscaban
personas interesantes y entusiastas del modelo del programa.
Pero la idea de dejar todo,
incluso el empleo, por aprender un nuevo idioma, hobby o sólo por gusto,
tampoco es tan loco. El asunto es que he sabido de varias personas menores de
30 años que se han ido a recorrer el mundo, dejando todo: empleo, sus casas y
lo que sea que dejan en su país de origen, para "embarcarse" en esta
especie de sueño que comparte la mayoría de los veinteañeros y los que dejamos
de serlo hace unos años. Todo es viajar, vivir la experiencia del desapego
material y un largo etcétera de trivialidades, me imagino, para los de la
Generación X y los Baby Boomers.
En el caso del programa
"Remote Year", me llama la atención de forma positiva esas empresas
que le dieron flexibilidad a sus jóvenes empleados para que conocieran el mundo
durante un año.
Todavía me siguen llegando los
boletines del programa y yo los sigo mirando con entusiasmo y curiosidad, pero
claramente no tomaré el curso. Sé que hay alternativas más económicas para
viajar y aprender.
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