Lo que buscan las empresas
Cinco Días - sábado, 12 de
septiembre de 2015
Incorporar a sus plantillas a los
mejores profesionales del mercado es el objetivo que persiguen las empresas.
Universidades, escuelas de negocio, ferias, foros especializados y redes
sociales son algunos de los caladeros a los que acuden para captar talento.
El dominio de idiomas, la
movilidad y la flexibilidad son cualidades muy apreciadas por las
organizaciones a la hora de valorar a los candidatos y, aunque ninguna carrera
garantiza el empleo, la formación es el punto de partida, sobre todo si está en
consonancia con las necesidades de las compañías: ingenieros en general y
expertos en tecnología son los más solicitados.
“Conviene señalar que la titulación
por sí misma no es suficiente. Del candidato depende dotar a su perfil de un
valor añadido que resulte atractivo para las empresas y aumente sus
posibilidades de conseguir empleo”, afirma María Loidi, responsable de la bolsa
de trabajo y emprendedores de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). En
su opinión, las ingenierías, tanto de informática como de organización
industrial o de telecomunicaciones, son titulaciones en auge a nivel laboral.
Y, aunque a priori Derecho o ADE (Administración y Dirección de empresas) no
son las más demandadas, “sirven como trampolín a muchas posibilidades
laborales”.
“Si el estudiante complementa la
sólida formación de base que estas carreras proporcionan con un máster
especializado, idiomas y unas prácticas interesantes, su perfil se convertirá
en muy atractivo. La realidad es que la posesión de un máster aumenta
considerablemente la posibilidad de encontrar un trabajo cualificado y con
mejores condiciones económicas”, asegura Loidi.
Se evalúa al candidato en su
conjunto, su adecuación al puesto. El mundo laboral no puede permitirse no
acertar
En esta línea, Alberto Blanco,
director general de la consultora Grupo Actual, apunta que las empresas buscan
mucho más que una sólida formación a la hora de contratar. “Las competencias y
habilidades juegan un papel fundamental; y una de las competencias clave es la
orientación al aprendizaje”.
Blanco cree que en un mundo en el
que los avances tecnológicos y metodológicos convierten en obsoletos
determinados conocimientos a una velocidad de vértigo, no tiene sentido basar
la selección en su acumulación sino en la capacidad para actualizarlos y
renovarlos constantemente. Es decir, ya no se valora tanto lo que sabe un
candidato sino lo que puede llegar a saber, los conocimientos que podrá
adquirir en un futuro y la capacidad de asimilarlos y ponerlos en práctica en
función de las necesidades de la empresa y el mercado.
“Además, de manera general,
también son muy demandadas competencias como el trabajo en red (networking), la
orientación al cliente y, por supuesto, las competencias digitales, y no solo
para puestos de trabajo relacionados con el mundo digital, sino como algo
transversal en el desempeño de cualquier labor profesional”, indica Blanco.
Institución de prestigio
¿Se tiene en cuenta el prestigio
de la universidad o la escuela de negocios a la hora de evaluar al aspirante?
“No es una cuestión tan determinante como pudiera pensarse. Un grado o un
máster en una institución de prestigio luce mucho en un currículo y, por
supuesto, ayuda”, apunta María Loidi. También es una realidad, continúa, que desde
los departamentos de contratación se mira con especial atención a quienes han
estudiado en la misma institución que el reclutador porque conoce el tipo de
formación que han recibido. “Pero lo verdaderamente relevante es la adecuación
al puesto. Hoy más que nunca es necesario acertar. Las empresas no pueden
permitirse el lujo de contratar siguiendo únicamente criterios de afinidad o de
prestigio, sino que deben valorar al candidato en su conjunto”.
En este sentido, Pablo Urquijo,
director general de Experis PERM, división del grupo Manpower, destaca que la
universidad pública en España está muy bien valorada. “Esto es muy importante,
los ingenieros españoles salen de la universidad pública con un nivel formativo
muy alto. Carreras como Derecho, Administración de empresas, Matemáticas o
Física, están muy bien consideradas”. En su opinión, también se aprecia la
posesión de un posgrado que aporte al estudiante una visión global de la
empresa.
Urquijo advierte de la escasez de
profesionales con experiencia y cualificación tecnológica. “Algunos estudios de
la UE señalan que Europa va a necesitar muchos más informáticos y profesionales
ligados al mundo de la investigación y de tecnología. Y no hay tantos que se
estén preparando en estas disciplinas. Creo que falta una mayor orientación a
la demanda que previsiblemente habrá en los próximos años”.
La realidad es que las carreras
de ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas ofrecen mejores perspectivas
y oportunidades laborales, afirma Alex Jané, jefe de equipo de Randstad
Professionals. “Hemos detectado que estos profesionales, con una formación muy
específica, son demandados prácticamente en todos los sectores productivos. Y
las empresas especializadas en tecnología buscan ingenieros informáticos con
más de cinco años de experiencia previa, en perfiles senior, y conocimientos
sobre todo de Java, .net y SAP”.
Descompensados
Javier Renedo, director en Madrid
de Hays Response, opina que decidir la carrera en función de la demanda en un
momento concreto puede ser un error “porque siempre cabe la posibilidad de que
en cinco años lo que exija el mercado sea diferente”. “Pero lo que sí sabemos
es que los puestos relacionados con la tecnología van a seguir creciendo y que
ya hay dificultades para encontrar candidatos”, apunta.
El 45% de los titulados en España
no tiene un trabajo acorde con sus estudios, según Renedo: “Mercado laboral y
formación están descompensados. Faltan ingenieros informáticos, matemáticos o
actuariales, pero existe sobrecualificación en muchos casos”.
Además, puntualiza el directivo
de Hays, en un mercado laboral tan cambiante como el actual, las habilidades
que más se tienen en cuenta entre los profesionales junior son la capacidad de
aprendizaje y de comunicar, la iniciativa, la facilidad para las relaciones
personales, el trabajo en equipo y la adaptación al cambio.
Científico de datos
En el ámbito de las nuevas
tecnologías, dos de los perfiles más solicitados por las empresas son los de
data scientist (científico de datos) y los expertos en ciberseguridad, si bien
el número de profesionales disponibles en estos ámbitos es escaso, señala
Miguel Planas, socio fundador y consejero delegado de la consultora tecnológica
Necsia. “Esta brecha puede deberse a varios factores que confluyen: se trata de
empleos relativamente nuevos, dependen mucho de la especialización en la
materia a través de la propia experiencia y de formación complementaria como
posgrados, másteres o cursos, y quizás exista cierto desconocimiento o poco
interés en los jóvenes preuniversitarios”.
Tanto las vacantes de data
scientist como de ciberseguridad suelen ser cubiertas por físicos, matemáticos
e informáticos. Las competencias requeridas son muy similares: “Ciertas
habilidades y disciplinas, como fundamentos técnicos; capacidad de análisis,
gestión de proyectos, comunicación efectiva, capacidad de influencia,
entendimiento de las técnicas de valoración e inversiones, conocimiento amplio
y funcional de las organizaciones, etcétera”, precisa Miguel Planas.
Un plus muy valorado
Los expertos consultados
coinciden en que la experiencia académica o profesional en el extranjero es muy
apreciada por las empresas, ya que dotan al candidato de una dimensión muy
valiosa para ellas: idiomas, interculturalidad, adaptación a diferentes
entornos de trabajo… “Sólo el hecho de que los estudiantes hayan dado el paso
de abandonar el confort de su entorno para embarcarse en una aventura
internacional es algo muy apreciado por un reclutador. Y, a igualdad de
titulación, la experiencia internacional parte con clara ventaja. La movilidad
es un condicionante muy atractiva laboralmente hablando”, resalta María Loidi.
Ignacio Llorente, jefe de
orientación profesional del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), no tiene la
menor duda: “A las nuevas generaciones se les va a pedir que hayan estudiado un
período fuera de España e incluso que parte de sus prácticas o primeros
trabajos se hayan desarrollado en otro país”.
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