Un estudio sugiere que no todas
las grasas trans son tan malas
ABC - septiembre de 2015
Los bajos niveles de grasas trans
de producción industrial no suponen un riesgo para la salud y podrían ser
considerados como seguros
Al final parece que no todas las
grasas van a ser malas para la salud. Según un estudio del «European Heart
Journal» los niveles bajos de ácidos grasos 'trans' pueden no ser tan
perjudiciales para la salud humana como se pensaba hasta ahora, aunque se
produzcan industrialmente. Incluso sugieren que pueden ser beneficiosas si se
producen de forma natural en alimentos como los productos lácteos y cárnicos.
Las grasas trans artificiales se
producen cuando el aceite pasa por un proceso de hidrogenación, lo que hace al
aceite más sólido, y se utilizan como ingredientes en alimentos procesados.
Desde hace años se las considera como las mayores responsables del incremento
del colesterol, de problemas cardiacos, accidentes cerebrovasculares y
diabetes, e incluso se han relacionado con la infertilidad, enfermedad de
Alzheimer y algunos tipos de cáncer.
Ello ha hecho que en países como
EE.UU. se hayan tomado medidas para reducir la cantidad de grasa trans
producidos artificialmente en los alimentos: Así, el pasado mes de junio la
Agencia Alimentaria de Estados Unidos (FDA) anunció que las grasas artificiales
«trans» constituyen una amenaza para la salud pública y que iba a prohibir su
uso de manera gradual en un período de tres años. Medidas similares también se
han adoptado en Europa. Sin embargo, hasta ahora no estaba demasiado claro qué
concentración de grasas trans es segura para los humanos y si existen
diferencias entre las grasas trans producidas industrialmente y los de origen
natural.
Por ello, el equipo de la
Universidad de Heidelberg (Alemania) de Marcus Kleber analizó las
concentraciones de grasas trans que se encuentran en las membranas de los
glóbulos rojos de los participantes en el estudio 'Ludwigshafen Risk and
Cardiovascular Health' (LURIC). Así, analizaron la información de 3.259
personas entre 1997 y 2000. Durante el periodo de seguimiento de más de 10
años, fallecieron 975 (30%).
Artificiales & naturales
En concreto los expertos
evaluaron las concentraciones totales de ácidos grasos trans, tanto las
concentraciones producidas industrialmente como los de origen natural. A
continuación, asociaron la información obtenida con los datos sobre los
fallecimientos, las causas de la muerte, el historial clínico y otros factores
que podrían afectar a los resultados -consumo de estatinas tabaquismo,
sedentarismo, índice de masa corporal (IMC), diabetes e hipertensión arterial-.
Los resultados mostraron varias
cosas importantes. En primer lugar, los investigadores vieron que «los niveles
más elevados grasas trans en las membranas de los glóbulos rojos se asociaron
con un mayor LDL o colesterol 'malo', pero también con un IMC más bajo, menos
grasas en sangre (triglicéridos) y una menor resistencia a la insulina y, por
lo tanto, un menor riesgo de diabetes». Kleber reconoce que se sorprendieron al
encontrar que las grasa trans de origen natural se relacionaba con una menor
tasa de muertes por cualquier causa y que esto estaba causado, principalmente,
por un menor riesgo de muerte
cardiaca súbita.
Además, en contra de lo que se
había pensado hasta ahora, los investigadores también vieron que el incremento
en las concentraciones de ácidos grasos 'trans' producidos de forma industrial
no se relacionaban con un aumento en la tasa de mortalidad. Según Kleber, la
causa «puede radicar que en el grupo de pacientes analizados, los ácidos grasos
'trans' eran en general mucho más bajos que los que se encuentran en EE.UU.»,
añade.
Cuando analizaron los resultados
en función del origen de las grasas trans vieron que aquellos que tenían las
mayores concentraciones de ácidos grasos 'trans' de origen natural (más de
0,2%) presentaban un 37% menos de riesgo de muerte súbita cardiaca en
comparación con los que tenían los niveles más baja. En cuanto a los datos de
otras asociaciones entre grasas totales, ácidos grasos 'trans' producidos
industrialmente o naturalmente y la tasa de muerte no fueron en su mayoría
estadísticamente significativas.
Para Kleber la conclusión es
clara: «Nuestros resultados muestran que los bajos niveles de grasas trans de
producción industrial que encontramos en el estudio no suponen un riesgo para
la salud y, por lo tanto, podrían ser considerados como seguros». Además,
añade, hemos visto que «el ácido 'trans'-palmitoleico (un TFA natural que se
encuentra en la leche y la carne de los animales rumiantes) se asocia con
mejores niveles de glucosa en la sangre y un menor número de muertes por
cualquier causa, pero sobre todo un menor riesgo de muerte cardiaca súbita».
Dieta mediterránea
El consumo de grasas trans en los
países europeos varía «considerablemente». En los países mediterráneos se
consume más aceite de oliva que aceites vegetales hidrogenados, por lo que la
dieta contiene menos grasas trans que la dieta tradicional de los países del
norte de Europa. «Sin embargo, el consumo de estas grasa en algunos países de
Europa oriental y en algunos países en desarrollo sigue siendo alto», destaca.
Ahora bien Kleber señala que
centrarse en la ingesta tiene limitaciones importantes que pueden sortearse
basándose en los niveles de glóbulos rojos. «Así, nuestros datos sugieren un
nuevo enfoque para la investigación de las grasa trans y proporcionan evidencia
de que aquellas de origen natural tienen que diferenciarse de las producidas
industrialmente», apunta.
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