10 consejos
para renegociar un contrato
Emprendedores – 2015
En tu carrera como empresario/a y a lo largo de
la vida de tu empresa te encontrarás algún momento donde tendrás que renegociar
un contrato. Para que tenga el éxito deseado ofrece compensaciones, defiende
los lazos comerciales, sé transparente...
Empieza por delimitar tu objetivo
No podemos llegar a la renegociación con un
problema genérico. Debemos plantearnos previamente qué puntos del contrato
necesitamos modificar y centrarnos sólo en esos, detallando las posibles
soluciones que queremos alcanzar. Pero, además, es importante analizar muy bien
si lo que estamos proponiendo lo vamos a poder cumplir y que la solución que
proponemos es viable.
Prepárate un argumentario de posibles preguntas
y respuestas para inspirar confianza. Es decir, si estás pidiendo un
aplazamiento de pagos, desarrolla una lista de posibles objeciones de tu
interlocutor con sus respuestas (¿por qué va a ser más viable dentro de unos
meses?, ¿qué acciones te permitirán pagar dentro de unos meses?). Y si durante
la reunión aparece alguna cuestión en la que no habías caído, es preferible
pedir tiempo para estudiarla antes que responder cualquier cosa que pueda
comprometerte.
Es un tópico, pero tienes que pensar en la otra
parte
En la negociación ideal, hay que perseguir el
win-win (todos ganan). En una renegociación por lo menos intenta mitigar el
impacto negativo que tu petición tiene en el otro, porque hay que pensar que la
otra parte se va a encontrar con una situación no buscada y que, como poco, le
va a sorprender.
Reconoce el perjuicio
Es importante jugar con la psicología necesaria
para hacerle ver al otro que nos ponemos en su lugar y que entendemos que le
estamos causando un problema. Pueden ayudar frases del tipo:
“Soy consciente de que esto supone un problema
para ti”.
“Entiendo que todo esto te causa un perjuicio”.
Ofrece alguna compensación
Para mitigar el impacto de la mala noticia,
busca la manera en la que puedes compensar el perjuicio que estás causando al
otro, se trata, de focalizar el acuerdo de renegociación en suavizar los
efectos en el otro. Debes demostrar iniciativa y que te has preocupado por
reducir al máximo el impacto: ampliar el número de pedidos, prolongar el
contrato, garantizar el pago de una parte de la deuda, reducir los riesgos,
mejorar la calidad, agilizar las entregas, pueden ser algunas soluciones.
Plantéale la renegociación en los términos de
que puede ser peor no hacer nada. Tienes que convencerte y transmitir que es la
mejor opción y, tal vez, la única salida. Usa frases como:
“Te propongo esto porque estoy en esta situación,
pero si no lo aceptas no puedo garantizarte el pago de lo que te debo/ el
suministro en las condiciones pactadas”.
“Mi situación es viable de esta manera y aun
causándote perjuicio, es la forma en la que menos perjuicio te causaré”.
Cuida tu estado de ánimo
La necesidad es la que marca el momento ideal
para iniciar una renegociación, pero, cuidado, es imprescindible no esperar
demasiado: por un lado, para que todavía tengas margen de negociación antes de
caer en incumplimientos de contratos y, por otro, para que anímicamente no
estés desesperado, algo que puede incidir en tu poder de negociación.
Cuando se toma la iniciativa para proponer la
renegociación, es importante hacer un ejercicio de control emocional para no
transmitir angustia, miedo, enfado o cualquier otra señal emocional que impida
el logro de lo que se pretende. No caigas en el sentimiento de culpabilidad ni
en la pérdida de confianza para que todo ello no dañe tu autoestima y, por
extensión, limite tu capacidad de convencer al otro.
Cambia de interlocutor
Es conveniente escoger un negociador que sea
diferente de aquel con el que has pactado las primeras condiciones, para evitar
cualquier connotación personal. Ahora bien, hay que tener el tacto suficiente
para no despertar suspicacias. Lo importante es que nos reunamos con quien
tiene poder de decisión.
Muéstrate firme: no hay más opciones
Es cierto que estás en una situación
aparentemente de debilidad, pero es importante transmitir decisión,
contundencia y convicción. Convéncete de que es la única alternativa viable
para los dos: tu beneficio está claro pero al otro debes transmitirle que no
hay más opciones:
“Te aseguro que si hubiese otra opción, no te
pediría este esfuerzo”.
“Soy consciente de que te estoy causando un
perjuicio importante, pero es la única opción que veo posible con los números
actuales”.
Cuando renegociar no puedes regatear
Es importante escuchar las posibles
alternativas que nos puede plantear la otra parte, pero también dejar claro que
no tenemos margen de maniobra y que no podemos bajar el listón. Es decir, si en
una negociación partes de un objetivo más alto para alcanzar otro inferior, en
una renegociación esto es impensable, porque se supone que hay una necesidad
real detrás: si entras en juegos de regateo o a rebajar tus pretensiones,
puedes transmitir la imagen de que en realidad has intentado engañarle.
Piensa en cómo vais a quedar a partir de ahora
Si partes de una buena relación, es más fácil
afrontar una renegociación; pero si los lazos comerciales ya se han resentido
en alguna ocasión, la relación ya está viciada. También es importante
clarificar cómo quiere que sea la relación futura: una modificación no pactada
en el precio puede provocar que la otra parte se sienta traicionada, utilizada
o simplemente incómoda.
Cómo abordar las subidas y bajadas de precios
Para subir precios hay que poner el énfasis en
la duración de la relación comercial, en la satisfacción por tus servicios y en
la necesaria revalorización de tus tarifas.
Si por el contrario queremos bajarlos, es más
fácil justificar esta decisión por razones objetivas: pérdida de un mercado,
caída de la producción, caída de las ventas… Pero cuidado, deben ser argumentos
reales y coherente, para que la otra parte no crea que te estás aprovechando.
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