Si parece mayor, la culpa es suya
Buena Vida - domingo, 13 de
septiembre de 2015
El estilo de vida es el causante
de gran parte del deterioro físico. El objetivo del 'proaging' es una madurez
llena de vitalidad, sin achaques
"Cada vez que me dicen que
soy demasiado mayor para hacer algo, lo hago inmediatamente", dijo
Picasso, que murió pasados los 90 años en plenas facultades creativas. Quizás,
sin saberlo, había puesto en práctica una de las maneras más eficaces de luchar
contra el deterioro de la edad, mantenerse activo. Hoy, ser nonagenario ya no
es excepcional; y dentro de 30 años será habitual. Alentada por la necesidad
psicológica y física de llegar a viejos sin ser decrépitos y avalada por nuevas
disciplinas científicas, la medicina antiaging es sin duda la reina de las
terapies del nuevo siglo. Pero: ¿funciona? ¿Conseguiremos ser jóvenes con 80
años, frenar el envejecimiento?
A lo largo de los siglos, la
búsqueda de la eterna juventud ha sido una constante en todas las
civilizaciones pero todos los recursos han sido en vano. La inmortalidad no es
humana. Hoy, el realismo científico ha suplido a la magia de antaño, pero la
búsqueda continúa. Investigadores de todos los ámbitos se afanan por encontrar
al gen o genes de la longevidad, desvelar el porqué del deterioro físico y
mental, descifrar la bioquímica hormonal o explicar las razones que irremediablemente
nos conducen a la muerte. Envejecer, de momento, no tiene cura; sin embargo,
como dijo el actor Martin Held, "todo el mundo quiere llegar a viejo, pero
nadie quiere serlo". Y ante la halagüeña perspectiva de sobrepasar los 80
años que nos depara la esperanza de vida occidental, todas las disciplinas
implicadas han abierto una nueva vía de investigación en la que el estudio del
envejecimiento es el rey.
El secreto está en una pequeña
cuestión de interpretación. Julián Bayón, responsable de la unidad de control
del envejecimiento de la Clínica Iván Mañero y Manuel Sánchez de la Clínica
Planas, en su libro Antiaging, vive más años sintiéndote más joven (Bresca),
afirman: "No es una medicina contra el envejecimiento, sino del
envejecimiento, pensada para personas que desean cuidarse y envejecer con
salud". O lo que es lo mismo, no sirve para quitarse arrugas o ir contra
el paso del tiempo. La idea de las terapias antiaging es estudiar todos los
factores que intervienen en el proceso de envejecimiento y que afectan a la
salud y la calidad de vida para controlar posibles males, amortiguarlos o
evitar que aparezcan. "Es una disciplina preventiva, predictiva y
regenerativa", añaden, "no estudia el envejecimiento en abstracto,
sino en cada persona".
Edad cronológica y biológica
No todos nos marchitamos igual.
Las huellas del tiempo cambian según el individuo, su herencia genética,
hábitos y condiciones ambientales. De ahí que todos tengamos dos edades: la que
marca el DNI o edad cronológica, y la que nos dicta el estado de nuestro
organismo o edad biológica. Hay quien supera los 50 años sin necesidad de usar
gafas y quien se las tiene que colocar a los 20. Quien tiene problemas motores
con 60 y quien cumple su sueño de tirarse en paracaídas con 70 porque su cuerpo
se lo permite. La vejez es una compañera inexorable de los años, pero no a
todos nos ataca igual: que una persona tenga una presbicia temprana no
significa que los demás órganos vitales hayan envejecido del mismo modo. No hay
una fórmula infalible para calcular la edad biológica, pero la medicina
antiaging, a través de diferentes mediciones y análisis, es capaz de averiguar
el estado real de la mente y el cuerpo.
"Cuantos más parámetros
podamos medir", afirman Mañero y Sánchez, "mejor idea nos podremos
hacer de si una persona está mejor o peor en comparación con la población de la
misma edad cronológica y aplicar el adecuado tratamiento antiaging". Según
la OMS, los azares biológicos o la genética que influyen en el envejecimiento y
condicionan nuestra salud se elevan a un 27%, el estilo de vida un 43%, el
sistema sanitario un 10% y los factores culturales y psicosociales un 20%. Así,
nuestra forma de envejecer está sometida casi en un 70% a la tiranía de
acontecimientos aleatorios, al azar. Aleatorio o programado, el proceso de
envejecer es imparable, pero sus consecuencias se pueden prevenir y paliar, o
al enos es lo que preconiza la medicina antiaging o medicina del
envejecimiento, cuyos argumentos de actuación se basan en ambos criterios y las
teorías que la sustentan.
Nunca es tarde para cuidarse
¿A qué edad conviene realizar
este tipo de tratamientos para que ser viejo no sea un lastre personal y ajeno?
Es la pregunta del millón. "Entre 40 y 50 años es perfecto, pero también
se obtienen muy buenos resultados en edades posteriores", afirma Jesús
Benito, de Antiaging Group Barcelona. Someterse a una terapia antiaging no es
comprar una píldora de la eterna juventud. Aunque cada clínica tiene un
proceder diferente, en todos los centros notables lo dejan claro desde el
principio: hacerse un tratamiento de este tipo no significa quitarse 15 años ni
que a uno le den las coordenadas para viajar a la juventud. Esta terapis no es
más que un estudio profundo del estado físico y mental y del funcionamiento del
organismo, que servirá para prevenir males en el futuro, corregir los presentes
y ponerse en plan para toda la vida. Para conocer el estado de los órganos
vitales se estudian la sangre, la saliva y la orina. Son los denominados
biomarcadores objetivos. Por otro lado, se miden los subjetivos como los
síntomas externos -digestivos, cardíacos, psicológicos, motores o sociales-.
Toda esta información, junto con un exhaustivo historial familiar y personal
realizado por médicos de distintas disciplinas, forman el conjunto de datos
para establecer un plan de actuación absolutamente personalizado que incluye:
dieta, programa de ejercicios mentales y físicos, y receta de las vitaminas y
minerales que sean adecuados. Además, todas las clínicas proponen un plan de
seguimiento que irá cambiando según las necesidades que se planteen.
¿Hasta cuándo se puede vivir?
Hay quien ha llegado a los 122
años. Un caso raro, claro, pero que gracias al aumento de la calidad de vida,
los avances científicos y los recursos higiénicos sanitario podrían alcanzar
muchas personas en los próximos decenios. ¿Cómo? Además de por herencia
genética de la longevidad - que sí, que llegar a nonagenario también se
hereda-, porque el futuro nos depara sorpresas prodigiosas en génica, nutrición
farmacopea..., que nos ayudarán a ser jóvenes con 80 sin pócimas milagrosas,
sino por logros científicos. Los chips genéticos, por ejemplo, que ya permiten
conocer la susceptibilidad individual ante problemas tan comunes como las
enfermedades cardiovasculares, neurovegetativas, diabetes o cáncer, y detectar
los riesgos y evitarlos antes de que la enfermedad aparezca, es decir, mediante
el diagnóstico precoz; y por otra parte, gracias a la acción farmacológica.
Para entendernos: entramos en la
era de las ciencias genómicas (basadas en el estudio y comprensión de la
genética) que darán lugar, por ejemplo, a la nutrigenómica, capaz de valorar
con una gota de sangre que alimentos son más beneficiosos o perjudiciales en
función de nuestros genes; las dietas serán personales e intransferibles y
además del sobrepeso, evitarán muchas enfermedades asociadas al comer por
exceso o por defecto. La farmacogenómica, por su parte, será capaz de
intervenir en la activación de los genes que nos protegen frente a determinadas
enfermedades y silenciar las que las potencian.
Eternamente no, pero vivir muchas
más años y en buenas condiciones es una promesa que se cumplirá. Las bellezas
septuagenarias -Jane Fonda, Lauran Bacall- no serán ya solo cosa de Hollywood,
el bisturí o los retoque; sino que llegar a los 55 como Sharon Stone será tan
frecuente como tener el primer hijo, a partir de los 35, algo impensable hace
20 años.
Medicina personalizada
En abril de 2003, dos años antes
de lo previsto, la ciencia anuncia al mundo que el mapa genético humano, el
genoma, también denominado mapa de la vida, se había completado con éxito. Un
hallazgo que se ha convertido en el protagonista de la nueva medicina, que
estudia a cada individuo en particular, previene antes que curar y busca la
regeneración de los órganos dañados, a través de las células madre, en vez de
sustituirlos o extraerlos. "Hoy, se reacciona ante la aparición de una
enfermedad, pero en el futuro se podrá actuar antes de que aparezca y esto
conducirá a la ampliación del tiempo que una persona pueda vivir sin enfermedades
asociadas a la vejez", afirma María Blasco, directora del Centro Nacional
de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y jefe de grupo de Telómeros y
Telomerasa. Este equipo es responsable de la creación de un test, Life Lenght
-mide la longitud de los telómeros (extremos de los cromosomas) de las células
madre; cuanto más cortos sean más viejos somos-, que junto con los test
genéticos esperan poder cambiarnos la vida.
Como alega José Ignacio Lao,
médico genetista coautor de biochip de ADN, y director del Centro Genomic
Genetic International, "los avances en medicina genómica, que llegan con
mayor rapidez de la prevista, nos demuestran que el concepto que tenemos de
enfermedad es obsoleto y que en el futuro será equiparable a lo que hoy
llamamos síndromes". ¿Significa que somos inmortales? No. A través de un
análisis específico podremos adelantarnos al devenir, fintar aquellas dolencias
que padecieron nuestros antecesores atrapados por sus genes o saber cómo
nuestro estilo de vida está influyendo en nuestra edad biológica, que al fin y
al cabo es la que manda. Enzimas y genes son los pilares de un futuro que es
hoy.
David Sinclair, genetista y
codirector de los Laboratorios Paul F. Glenn dedicados a la investigación
biológica del envejecimiento, y conocido como el alquimista del Resveratrol
(macroantioxidante de moda para prevenir los achaques de la edad) asegura que
en el futuro será posible revertir y ralentizar las huellas del paso del tiempo
en el organismo gracias a una píldora capaz de estimular de forma permanente
una sustancia conocida como NAD (Nicotinamide Adenine Dinucleotide). "Es
una sustancia", argumenta, "esencial para la vida de todos los
organismos; recientemente, se ha descubierto que el cuerpo humano también la
utiliza para revertir los daños que provoca el envejecimiento y aumentar las
defensas orgánicas frente al mismo. Cuando hacemos ejercicio y llevamos una
dieta sana, los niveles de NAD aumentan. Pero con el paso de los años, el
cuerpo deja de sintetizarlo. El futuro está en encontrar un camino que nos
ayude a reponerlos". Quizás, en una década la píldora de NAD sea tan común
para mantener la juventud como lo es hoy la cosmética de tratamiento.
Test: ¿Cuánto vivirá?
Este test (publicado en Nature en
2004 y modificado por Francisco Mora en su libro El científico curioso permite,
sin ser exacto, estimar cuántos años vivirá. Hay que empezar con 76 e ir
sumando o restando según las respuestas a estas 20 premisas.
1. Tiene entre 30 y 50 años (+2);
entre 51-70 (+4).
2. Es un hombre (-3) o una mujer
(+4).
3. Viven en un área urbana con
más de un millón de habitantes (-2) o en una ciudad o pueblo pequeños (+2).
4. Uno de sus abuelos vivió hasta
los 85 años (+2) o los dos vivieron hasta los 80 años (+6).
5. Uno de sus padres murió de una
enfermedad cardíaca o un infarto cerebral antes de los 50 años (-4).
6. Alguno de sus padres o
hermanos tiene cáncer, una enfermedad cardíaca o padece diabetes desde niño
(-3).
7. Gana más o menos el salario
base (-2).
8. Tiene estudios primarios (+1);
o estudios medios o superiores (+2).
9. Ha cumplido 65 años o más y
sigue en activo (+3).
10. Vive con su pareja o un amigo
(+5).
11. Vive solo (-3) o lo ha hecho
durante largos periodos de tiempo desde que cumplió 25 años (-3).
12. Trabaja en una oficina (-3) o
en una profesión que requiere un gran esfuerzo (+3).
13. Hacer ejercicio durante 30
minutos 5 veces a la semana (+4) o de 2 a 3 veces por semana (+2).
14. Duerme más de 10 horas
diarias (-4).
15. Es una persona relajada (-3);
feliz (+1) o infeliz (-2).
16. Le han multado por exceso de
velocidad en los últimos años (-1).
17. Bebe a diario una o más
consumiciones alcohólicas (-1).
18. Fuma más de dos paquetes de
tabaco al día (-8), uno o dos (-6); o medio o menos (-3).
19. Su sobrepeso es de 50 kilos o
más (-8); de 49-14 kilos (-4), de 13-5 (-2).
20. Si tiene unos 40 años y se ha
cumplido con su calendario de chequeos médicos (+2).
Para que los años se noten menos
1. Controlar el consumo de
alcohol. Deshidrata y aumenta la producción de radicales libres.
2. No fumar. Según la Sociedad
Española de Medicina Estética, los fumadores envejecen 2,5 años más por cada
10.
3. Tener pareja estable. El sexo
libera hormona del crecimiento que ayuda a mantener la elasticidad de la piel,
según el doctor David Weeks.
4. Ejercitarse con moderación.
Comprobado por los investigadores de la Universidad McMaster (Ontario).
5. Reírse con los amigos. Reduce
el estrés, que acelera el acortamiento de los telómeros.
6. Protegerse del sol. Es el
principal agente externo de envejecimiento.
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