El CEO de 30 años que revolucionó
la industria farmacéutica
FORBES, 14 de Septiembre del 2015
Puede que Vivek Ramaswamy tenga
apenas 30 años, pero ya se ha consolidado como una leyenda de la biotecnología
rescatando varios fármacos olvidados y convirtiéndolos en éxitos comerciales.
En junio, Vivek Ramaswamy, un ex
socio de un fondo de cobertura de 29 años de edad, canceló sus planes de luna
de miel por los Alpes franceses y suizos, y en su lugar llevó a su nueva novia
a la Bolsa de Valores de Nueva York, en donde él dio el campanazo que puso en
marcha la mayor oferta pública inicial en la historia de la industria
biotecnológica estadounidense. ¿Qué podría ser más romántico que unos pocos
cientos de millones de dólares (mdd) en ganancias en un solo día?
La empresa de Ramaswamy, Axovant Sciences, con sede en Bermudas, había
sido fundada apenas ocho meses antes, pero ahí estaba, levantando 360 millones
de dólares (mdd) para desarrollar un fármaco contra el Alzheimer que había sido
prácticamente abandonado por el gigante de la industria farmacéutica
GlaxoSmithKline. En el primer día de cotización, las acciones prácticamente
duplicaron su valor, dando a Axovant una capitalización de mercado de casi
3,000 mdd. Teniendo en cuenta que Ramaswamy había persuadido a Glaxo de cederle
el medicamento por simples 5 mdd de adelanto, los recién casados tenían razones
para sentirse extasiados.
Sin embargo, así como empezó la
luna de miel, terminó. ¿Por qué Glaxo habría vendido un fármaco tan prometedor
por tan poco?, preguntaron los críticos. ¿Y cómo podría una empresa con 10
empleados, dos de los cuales eran la madre y el hermano de Ramaswamy, valer
tanto? Los expertos, analistas y la blogosfera se arremolinaron rápidamente en
torno a esas dudas, y las acciones de Axovant entraron en caída libre. A
principios de septiembre cotizaban 12% por debajo del precio de salida a bolsa.
Los detractores han posicionado a
Ramaswamy, un hombre joven, guapo y
encantador, como el rostro de la burbuja de la biotecnología. Eso no es algo
difícil cuando el iShares, el índice biotecnológico del Nasdaq ha aumentado
300% en cinco años, en comparación con una ganancia de 100% para el índice
Nasdaq y 70% para el S&P 500. Los números son atemorizantes, a pesar de una
gran cantidad de avances reales, incluyendo el desarrollo de medicamentos para
reducir tumores cancerígenos, de la cura para la hepatitis C y de tratamientos
que sustituyen a los genes defectuosos. Y serían absolutamente aterradores si
el gobierno estadounidense dejara de aprobar o pagar altos precios por muchos
fármacos.
Pero este miedo ignora el alcance
de lo que Ramaswamy persigue: el rescate de fármacos olvidados por la industria
farmacéutica. Independientemente de si el Axovant es eficaz, la salida a bolsa,
según Ramaswamy, es sólo “un primer paso en una misión más grande” para liberar
fármacos abandonados o que dejan de ser prioridad rutinariamente en los planes
de las compañías farmacéuticas, sin llegar nunca a los pacientes o a los
bolsillos de los inversionistas. “Es un problema ético de una magnitud poco
apreciada”, dice Ramaswamy. “Así que muchos de los medicamentos que habrían
sido de utilidad para la sociedad han sido dejados de lado. Ciertos
medicamentos han sido eliminados por razones que no tienen nada que ver con sus
méritos de fondo.”
Apoyándose en su conocimiento de
Wall Street y armado con un fondo de 400 mdd, Ramaswamy construye una cartera
no de acciones, sino de fármacos que ha comprado por “centavos”. Usando un
conglomerado farmacéutico que formó el año pasado, Roivant Sciences, Ramaswamy
espera salvar decenas de empresas, como lo hizo con Axovant. “Éste será el
mayor esfuerzo de retorno de inversión realizado en la historia de la industria
farmacéutica”, presume. “Será una cartera de productos tan profunda y diversa
como la empresa farmacéutica más prometedora en el mundo, pero con una eficiencia
de capital sin precedentes.”
Hay un precedente. Lipitor, el
medicamento más vendido en la historia, estaba casi abandonado, y Imbruvica, el
fármaco detrás de la compra de 21,000 mdd de Pharmacyclics por parte de Abbvie
en mayo, fue comprado en 2006 como parte de un acuerdo de 7 mdd. Al menos una
docena de empresas de éxito se han construido en torno a la compra de un
medicamento olvidado.
Y Ramaswamy ha establecido
rápidamente una trayectoria récord: 76% de su participación en Roivant Sciences
y su píldora contra el Alzheimer, cuyo nombre clave es RVT-101, ha producido un
retorno en papel de 20,000% desde su inversión inicial de 5 mdd. Antes de eso,
Ramaswamy convirtió una compra de 8 mdd de varios medicamentos para tratar el
virus de la hepatitis B en una participación de 110 mdd en Arbutus BioPharma,
con un retorno en papel de 1,275%. En mayo, Roivant compró un medicamento para
la psicosis por 4 mdd a Arena Pharmaceuticals. También se asoció recientemente
con un grupo de la Universidad de Duke con una trayectoria de invención de
medicamentos contra enfermedades raras.
Un torbellino de acuerdos
similares ha hecho de Ramaswamy un miembro de la lista Forbes 30 Under 30, el
CEO más joven de la industria biofarmacéutica. Puede que pronto será su
billionaire más joven. Forbes estima que Roivant tiene un valor de 3,500 mdd,
dejando a su fundador millennial una fortuna con un valor de unos 700 mdd.
Ramaswamy, que acaba de cumplir 30, tiene aspiraciones más grandes. Roivant,
dice, se convertirá en el “Berkshire Hathaway del desarrollo de medicamentos”.
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