¿Quieres tener éxito? Evita el arrepentimiento
FORBES, 16 de Septiembre del 2015
Las personas con éxito comprobado
no están libres de errores, pero hacen todo lo posible para evitar cometerlos
de nuevo. Y, sobre todo, logran un equilibrio entre el éxito profesional y la
satisfacción personal. ¿Cómo lo hacen Warren Buffett y Bill Gates? ¿Cómo lo
logró Steve Jobs? Aquí algunas pistas.
Trabajar en Forbes es contar con
una licencia para aprender del éxito. Me gusta intentar descifrar el código de
las personas con éxito duradero que también disfrutan de una vida personal
plena y satisfactoria. Warren Buffett se ajusta a esa descripción. También Bill
Gates. Steve Jobs estuvo ahí después de un comienzo brillante pero torturado.
Jobs negó una vez la paternidad de su hija Lisa. El Jobs maduro se reconcilió
con ella y se convirtió en un padre devoto. No puede ser casualidad que el Job
reconciliado haya sido mucho mejor líder y administrador.
Las personas que logran
evolucionar son dignas de estudio, como Elon Musk, quien ha derrotado a sus
demonios mientras se hace cada vez más exitoso. Los one-hit wonders (Jobs antes
de su renacimiento) también valen la pena estudiarse, pero sobre todo como
cuentos con moraleja.
Permítanme hacer un comentario
general. No ofrezco ninguna prueba, pero estoy seguro de que todos reconocerán
esto como verdad: Las personas que disfrutan del éxito a largo plazo, junto con
una profunda satisfacción personal, son fenomenales en su labor de evitar –o
mitigar– el arrepentimiento.
La palabra “arrepentimiento”
evoca inmediatamente el dolor de la
pifia y la vergüenza de los errores tontos cometidos. Todo aquél que no
se aun sociópata –puede lograr el éxito, también, pero a un precio que las
personas sanas preferiría evitar– sufrirá remordimientos de sus fallas y
errores estúpidos. Engañamos, destruimos a nuestros rivales con chismes,
hacemos bromas que avergüenzan a nuestros compañeros, lastimamos a nuestros
hijos, pecamos de omisión. Este tipo de pifias y errores se amontonan y nos
lastiman.
Las personas de éxito a largo
plazo se equivocan, pero saben que hay modo de enmendar el camino y aprender a
cometer menos errores. Advertencia: Estoy jugando al psicoanalista aquí, pero
Steve Jobs siempre encontró una manera de auto sabotearse hasta que se
reconcilió con su hija. El editor británico Felix Dennis jugó rudo en los
negocios y enmascaró la culpa que sentía con la cocaína y el alcohol. Hacia el
final de su exitosa carrera y, por desgracia, su vida acortada por el cáncer,
Dennis escribió su libro How to Get Rich, en el que expresó su pesar. Dejó la
coca, el tabaco y el alcohol. Su misión en la vida, al final, además de
escribir sus libros francos y poesía, fue plantar un hermoso bosque que
pudieran disfrutar las generaciones futuras.
Aquél que es exitoso a largo
plazo reconoce sus errores y busca corregirlos. Una forma de hacerlo es pedir
perdón de una manera religiosa tradicional. Otra, hacerlo en terapia de grupos
o de 12 pasos. Puede ser también con gestos como los de Dennis, pagos tardíos. Pero
el arrepentimiento por los errores debe ser reconocido y tratado, o crecerá
como un hongo y dañará al portador.
Los exitosos mundanos –dado a que
tienden a ser personas alfa que disfrutan de la emoción de la aventura– son en
realidad más propensos a cometer errores evitables. Babe Ruth abanicó muchos
malos lanzamientos, tuvo muchas mujeres y comió montañas de comida chatarra. Mi
amigo Cameron Herold, el famoso coach, señala que los empresarios son más
bipolares que aquellos que no son emprendedores y por tanto son más vulnerables
a cometer meteduras de pata épicas relacionadas con sus aventuras sexuales a
los juegos de azar. Los alfas exitosos son suficientemente sabios como para
visitar el confesionario o el equivalente secular de su elección a tiempo y con
frecuencia para que su éxito a largo plazo sea duradero y satisfactorio.
El peor tipo de arrepentimiento:
el pasivo
Pero hay otro tipo de
arrepentimiento, el que los alfas evitar mejor que las personas de menor éxito:
el pesar de la oportunidad perdida, la oportunidad que no se aprovechó. Los
alfas son bastante buenos en ver oportunidades y no dudar en tomar riesgos. Los
menos exitosos observan, se sientan y se dicen a sí mismos que tomaron la mejor
decisión.
Pero el arrepentimiento por la
pasividad también arruina vidas. El Huffington Post publicó en 2012 un artículo
llamado “Cinco cosas de las que se arrepienten los moribundos”. Helas aquí:
Ojalá hubiera tenido el valor de
vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperan de mí.
Desearía no haber trabajado tan
duro.
Ojalá hubiera tenido el valor de
expresar mis sentimientos.
Ojalá hubiera mantenido contacto
con mis amigos.
Me gustaría haberme permitido ser
más feliz.
Observa cómo los números 1, 3, 4
y 5 son pesares de la pasividad. El número 2 parece ser un lamento de acción,
pero en el contexto del 1 se podía leerlo como el pesar de trabajar demasiado
duro con el fin de satisfacer las expectativas de los demás. Eso es un claro
fracaso, un pecado de pasividad. El viejo dicho “encuentra algo que te guste
hacer y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida” grita desde la
tumba.
Además, podrás aumentar tus
posibilidades de éxito y satisfacción a largo plazo si planeas tu vida para
evitar lamentaciones tanto activas como pasivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario