Un pasito a la vez: la (otra)
forma de poner tu propio negocio
FORBES, 14 de Septiembre del 2015
Según empresarios exitosos, la
base para poner un negocio propio es estudiar y prepararse financieramente, y
creo que, a la larga, definitivamente será necesario, pero ésa no es la única
manera de comenzar. Otra forma es dar un pequeño paso a la vez…
Muchas personas quisieran poner
un negocio propio. Algunas no lo hacen porque no saben por dónde comenzar;
otras nunca lo harán por el miedo que tienen a arriesgar, pero también están
las que sí lo hacen e incluso renuncian a su trabajo o usan el dinero de su
liquidación para emprender. Aunque varios de estos casos son exitosos, yo
personalmente no estoy completamente de acuerdo con ninguna de esas tres
posturas.
Entiendo que los rendimientos que
hoy en día dan las inversiones son tan bajos que las personas buscan otras
fuentes de ingreso, y un negocio propio parece una buena idea, pero para tener
un negocio se requieren cualidades, competencias, habilidades y experiencias
diferentes de las que tienen los empleados o trabajadores. Incluso la
mentalidad tiene que ser distinta: por definición, los empleados valoran más la
seguridad, y por eso están dispuestos a tener un techo temporal en sus ingresos
(su salario) a cambio de recibir un ingreso “seguro” cada quincena; los
emprendedores, en cambio, están dispuestos a correr grandes riesgos porque
saben que potencialmente pueden ganar más dinero.
Es por ello que algunos
empresarios exitosos dicen que la base para cualquier persona que quiera
emprender en su propio negocio es estudiar y prepararse financieramente; esto
desanima a personas que tienen un empleo porque no tienen tiempo de educarse
financieramente, no saben cómo o les parece una materia muy complicada.
Yo creo que, a la larga,
definitivamente será necesario adquirir educación financiera, pero me parece
que no es la única forma de comenzar. Otra forma es dar un paso pequeño a la
vez. Déjame explicarte esto con un ejemplo:
Tengo una amiga que adora bailar
(la llamaré Linda). Cuando Linda era muy jovencita, todos los fines de semana
salía a bailar. Luego se casó, tuvo hijos y comenzó a trabajar en una empresa,
pero decidió continuar con su pasión y se inscribió a clases de baile. Un día
decidió que en lugar de tomar clases era mejor dar clases en su tiempo libre,
así que puso un anuncio. Llegaron dos alumnas y les daba clases en la sala de
su casa.
Meses más tarde, Linda generó
suficiente dinero para rentar un local pequeño, y poco después ya tenía varias
alumnas más, así que rentó un local más grande. Pasaron algunos años, y hoy ya
tiene su propia academia de baile: da clases en su tiempo libre y los fines de
semana. Contrató a algunas maestras que le ayudan, y está generando buen
dinero. No ha renunciado a su empleo, pero definitivamente su calidad de vida
ha aumentado.
¿Qué nos dice esta historia? Hay
varios mensajes y aprendizajes que te pueden servir:
Linda encontró su pasión (el
baile) y la convirtió en una afición (tomar clases).
Después convirtió esa afición
(tomar clases) en una afición pagada (dar clases).
Al principio recibía muy poco
dinero, pero no gastó ni un solo peso (recuerda que tenía su empleo). Ahorró
todo ese ingreso extra hasta que le alcanzó para poner un local pequeño.
Al poner su local, siguió
ahorrando sin gastar un solo peso (vivía de su empleo) hasta tener suficiente
para poner su academia.
Cuando tuvo su academia, por fin
pudo considerar eso como una fuente de ingresos real (al principio, el dinero
que generó era sólo para invertirlo).
Hay dos puntos clave de la
historia: enfocarte en tu pasión y no gastar ni un centavo de lo que recibas al
inicio. La primera es importante porque si es algo que de verdad te gusta
hacer, en forma natural lo vas a hacer muy bien, pues definitivamente será algo
que esté ligado a uno de tus talentos, y si lo haces tan bien, alguien estará
dispuesto a pagar por ello.
Busca una afición que tengas, que
sea aquello que realmente disfrutes hacer en tu tiempo libre (que incluso seas
capaz de levantarte temprano los fines de semana para hacerlo o hasta serías
capaz de pagar para ello, como cuando Linda tomó clases de baile). Entonces
convierte esa afición en una afición pagada (por la que recibas dinero), y al
final conviértela en una fuente de ingresos adicional. Genera recursos en tu
tiempo libre de esa forma y reinvierte lo que generes. Por favor, no te gastes
ni un centavo: ése es el segundo punto clave.
Este segundo punto clave es
crucial, porque si te gastas el dinero que generes, lo único que lograrás será
aumentar tu nivel de gastos, y tu “negocio” nunca logrará serlo y se volverá
muy estresante para ti. ¿Verdad que no podrías ni deberías esperar a que tu
hijo genere ingresos a los dos años de edad? Pues tampoco lo puedes esperar de
tu negocio, que también es tu creación y también necesita madurar. Ahora… vale
la pena esperar, ¿no crees?
Arturo Luna-Director en el área
de Retiro de Mercer en la Ciudad de México. Participa en diversos proyectos de
consultoría actuarial para grandes empresas del mercado nacional.
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