La forma más inteligente de conocer contactos en
una fiesta
The Wall Street Journal. -
viernes, 18 de septiembre de 2015
Algunas personas entran a un
salón lleno de extraños y navegan de una conversación animada a otra,
estableciendo preciados contactos de negocios.
¿Cómo lo hacen?
Estas personas saben cómo leer un
salón, una habilidad que puede ser innata, aunque también se puede aprender. De
una variedad de miradas, sonidos y detalles de comportamiento, extraen pistas
sobre qué personas tienen más para ofrecer y cuáles evitar.
Por ejemplo, el tipo energético
con la sonrisa luminosa, la voz de locutor, listo a estrechar la mano y con un
puñado de tarjetas de presentación de otras personas puede parecer divertido.
Pero se está moviendo demasiado rápido para conectarse con otros de una forma
significativa y probablemente solo está tratando de ganar clientes.
“Uno conoce a alguien en una
función empresarial y cinco minutos después le están dando golpes en la espalda
y llamándolo por su apodo”, dice Vickie J. Gray, directora de marketing de Ober
Kaler, una firma de abogados de Baltimore. Estas personas efusivas le dan mala
reputación al proceso de cultivar contactos, agrega.
Las señales para encontrar
aliados en una salón lleno no son obvias. Aquellos en un grupo que hablan al
tiempo y se ríen pueden parecer personas excelentes para conocer. A menudo, sin
embargo, están compartiendo un chiste privado o recuerdos de experiencias
pasadas y están divirtiéndose demasiado como para darle la bienvenida a alguien
extraño, dice Anne Baber, copropietaria de Contacts Count, una firma consultora
de enlaces sociales en Newtown, Pensilvania, que capacita a los abogados de
Ober Kaler.
Un círculo estrecho de tres a
cinco personas de pie cara a cara, manteniendo contacto visual y hablando con
atención, puede tener un aspecto fascinante, pero pueden estar resolviendo un
problema urgente, es decir, que están muy ocupados para saludar a alguien
nuevo.
El grupo más prometedor puede ser
el que está alineado de forma relajada, con huecos entre los participantes,
“como un poco perdidos, tratando de tener una conversación”, dice Baber. Es muy
probable que den la bienvenida a un recién llegado, sobre todo alguien que
pueda relajar la situación.
Luiz Vieira a menudo hace
contactos en su papel de presidente de una compañía de tecnología y materiales
de productos de consumo de Filadelfia y miembro de una asociación de
presidentes ejecutivos. Vieira busca un grupo que no esté compaginado. “Se ven
como si estuvieran aburridos y necesitan a alguien que reanime la
conversación”, dice.
Trabajando con Karen Kaufman, una
capacitadora en gestión de impresión de Filadelfia, aprendió a llegar preparado
para hablar de un par de temas interesantes, como el Mundial de fútbol o el
mercado de valores, y sentirse a gusto acercándose a otros, haciendo preguntas
e iniciando una nueva discusión. “Si es capaz de cambiar el estado de ánimo de
un grupo de una manera positiva, es muy potente” en la formación de lazos con
otros, dice.
Los participantes en grupos que
suelen acoger a otras personas a menudo hacen contacto visual, levantan sus
cejas de una manera amable y sonríen mientras se acerca un recién llegado.
Dos personas que miran hacia
afuera, en lugar de directamente entre sí, también sugiere una disposición para
hablar, dice Michele Woodward, una asesora de ejecutivos de Washington, D.C.
Detectar señales sutiles y no
verbales puede ayudar. Las personas dominantes tienden a hablar la mayoría del
tiempo y evitar el contacto visual con los interlocutores, señalan
investigaciones.
Las personas que están
genuinamente abiertas a nuevas relaciones adoptan una postura abierta, hombros
separados y las manos a los lados, girando ligeramente hacia los recién
llegados para darles la bienvenida, dice Kelly Decker, presidenta de Decker
Communications, una firma de consultoría y capacitación de San Francisco.
Además, sus gestos coinciden con sus palabras. Decir que está encantado de
conocer a alguien mientras tiene los brazos cruzados es confuso, sugiere que no
siente lo que dice.
Los solitarios que están de pie
en un rincón, encorvados sobre su teléfono celular o un plato de comida, están
enviando una señal negativa, dice Woodward. Otras personas solas que miran
hacia el salón con una postura abierta y una sonrisa, sin embargo, pueden estar
contentas de darle la bienvenida. “Para algunas personas, un evento para hacer
contactos es el séptimo nivel del infierno. Si puedo llegar y hacerlo un poco
más fácil, voy a tratar”, agrega.
Las personas influyentes a menudo
dominan la conversación, pero los buenos en hacer contactos dedican mucho
tiempo para mostrar interés en lo que otros dicen. Un orador influyente tiene
interlocutores que están asintiendo y se inclina hacia adelante, levantando las
cejas o murmurando respuestas breves, tales como “¿en serio?” o “ya veo”,
muestran investigaciones. Los oyentes que permanecen de pie cerca indican un
deseo de agradar. Lo mismo ocurre con aquellos que reflejan los gestos de quien
está hablando, inclinando sus cabezas en el mismo ángulo o simultáneamente
cambiando su peso sobre un pie.
Las personas que tratan de
impresionar a extraños recitando su currículum no están dando en el clavo, dice
Decker. Otros se sienten más atraídos inicialmente por la calidez de una
persona, transmitida por el contacto visual, una expresión agradable y una
sonrisa, en lugar de sus competencias profesionales.
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