Regulaciones
técnicas y su importancia para la sustentabilidad
FORBES, 9 de septiembre del 2015
Si se lograra convencer a los
ciudadanos sobre la importancia de la eficiencia energética, sería una
obligación para las empresas desarrollar una oferta que cumpla esa necesidad.
Una definición generalizada del
concepto desarrollo sostenible explica que es un proceso que pretende la
satisfacción de las necesidades actuales permanentemente, sin comprometer la
satisfacción de las necesidades futuras de las actuales generaciones y de las
que vendrán; es decir, que no agota ni desperdicia los recursos naturales y no
lesiona innecesariamente al medio ambiente ni a los seres humanos. La
sustentabilidad social y ambiental incluye tanto la protección y promoción de
los derechos humanos como la equidad y el enfoque de la protección del planeta.
El desarrollo sustentable debe
estar orientado a lograr el crecimiento económico, la equidad y el progreso
social; también a promover el uso racional de los recursos naturales y la
conservación del ambiente, en un marco de gobernabilidad política.
Creo que se entiende fácilmente,
pero el desarrollo sustentable es un concepto amplio. Pensar en no agotar ni
desperdiciar los recursos naturales a cambio de la comodidad que representa el
actual estilo de vida de la sociedad moderna y que muchas veces lesiona
necesariamente la calidad del ambiente y la salud e integridad de los seres
humanos es muy complejo.
Por ejemplo, el uso excesivo de
botellas hechas con tereftalato de polietileno, mejor conocido como PET, cuyo
consumo en cientos de productos hace incontrolable su recolección y reciclaje,
representa un foco de contaminación que tarda cientos de años en degradarse, o
bien la enorme diversidad de productos como shampoos o jabones para todo tipo
de cabello o bien el uso de blanqueadores para ropa que también contribuyen en
alguna medida a la contaminación del agua. Los ingredientes de estos productos
pueden formar otras sustancias al contacto con el agua que pueden poner en
peligro a especies acuáticas.
Otro ejemplo son las lámparas
fluorescentes. Estos productos tienen elementos como mercurio, níquel, cadmio o
plomo que pueden contaminar la atmósfera y suelos por la mala disposición final
de los residuos una vez que dejan de funcionar.
No podemos agotar en un breve
artículo las implicaciones o el alcance del concepto, pero sí podemos iniciar
el análisis con el establecimiento de regulaciones que tienen por objetivo
contribuir a ello. Por tal razón, en este espacio me referiré a las
regulaciones encaminadas a la iluminación y al fomento de los programas de
eficiencia energética.
En marzo de 2014, el Consejo
Mundial de Energía (World Energy Council, WEC) dio a conocer el informe
Escenarios Energéticos Mundiales: La composición del futuro de la energía a
2050. En el documento se plantea que el crecimiento de la demanda de energía en
la región de América Latina y el Caribe (LAC) será un desafío significativo en
los próximos años.
El informe evalúa dos escenarios:
el Jazz y el Symphony. En el escenario
Jazz se tiene mayor concentración en el logro del acceso a la energía, la
asequibilidad y la calidad del suministro para los consumidores con el uso de
fuentes de energía de mayor disponibilidad. Bajo este escenario, en 2050 la
economía de la región LAC será 4.5 veces mayor que en el año 2010 (en términos
de trillones de dólares estadounidenses $ PIB en cifras de 2010), mientras que
la oferta total de energía primaria crecerá 2.3 veces.
En el escenario Symphony hay
consenso de los votantes en la conducción de la sostenibilidad ambiental y la
seguridad energética a través de las prácticas y las políticas
correspondientes. En este escenario, en el año 2050 la economía de la región
LAC crecerá alrededor de 3.8 veces, mientras que la oferta total de energía
primaria crecerá cerca de 1.8 veces.
Se concluye que la optimización
de la estructura del mercado energético de la región será crucial para resolver
la brecha de la demanda y la oferta.
Por su parte, el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) señala en sus análisis que de todas las
fuentes no explotadas de energía limpia en América Latina y el Caribe, la
eficiencia energética puede ofrecer el mayor impacto al menor costo para
permitir un abasto integral. Los investigadores del BID han estimado que la
región podría reducir su consumo de energía hasta en un 10% durante la próxima
década y ahorrar al mismo tiempo decenas de miles de millones de dólares
mediante la adopción de aquellas tecnologías existentes que permiten aumentar
la eficiencia.
A nivel mundial, el estudio
considera que se duplicará la demanda de energía para el año 2050, impulsada
por el crecimiento de los países que no forman parte de la OCDE. Para
satisfacer esta demanda, la oferta mundial de energía primaria total se espera
que aumente entre un 27% y un 61%.
El Protocolo de Kioto, por
ejemplo, ya contempla la posibilidad de fomentar la eficiencia energética
mediante la mejora en el diseño de los instrumentos de flexibilidad contenidos
en los acuerdos climáticos internacionales.
A nivel país es importante
definir y poner en marcha un programa de eficiencia energética que, en su
conjunto, debe incluir una serie de acciones estructuradas y sistematizadas que
permiten determinar y aprovechar el potencial de ahorro de energía que técnica
y económicamente sean factibles, ya sea en el hogar, en el centro de trabajo o,
de manera general, en el país. Es muy importante entender que la eficiencia
energética implica producir lo mismo o más con menor o igual consumo
energético.
Las medidas para la acción
eficiente en términos de costos deben incluir, entre otros: el aumento de la
eficiencia energética de los motores, la sustitución de focos incandescentes
por dispositivos de iluminación con tecnología LED (light emitting diode), la
mejora del aislamiento de temperatura en edificios y el aumento de la
eficiencia energética en los productos electrodomésticos.
Hay que tener en cuenta que el
acceso a la energía y el cambio climático son retos a los que los países se
enfrentan tanto a nivel individual como a nivel global, ya que no pueden ser
resueltas por una sola nación. Por ello la cooperación y colaboración regional
y global son indispensables para lograr los resultados esperados.
En el monitoreo que hace el WEC
sobre las medidas que los países están estableciendo para reducir el consumo de
energía destaca el desarrollo y uso cada vez más generalizado de regulaciones
técnicas aunadas al establecimiento de una Ley de Eficiencia Energética que por
sí sola no garantiza que se logren resultados satisfactorios para mejorar el
uso de la energía. Con el uso de herramientas como son las regulaciones
técnicas se ha comprobado en la práctica que sí pueden aportar un impacto y un
beneficio tangible.
La siguiente tabla muestra un
resumen de algunos marcos legales y programas que algunos países de la región
han implementado.
Recientemente en nuestro país la
Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) dio a conocer
los productos que se han certificado bajo la NOM-030 relativa a la eficiencia
luminosa de lámparas LED.
Siguiendo esta ruta en la que
México ha venido trabajando de forma intensa, una de las metas debe ser que los
gobiernos dispongan y hagan uso de diversas herramientas, como impuestos,
regulación y mercados, para incentivar a las empresas a dedicar recursos al
tema de eficiencia energética y sustentabilidad.
La otra parte sustantiva de la
estrategia debe ser la difusión masiva y la concientización de los consumidores
en la adquisición de este tipo de productos que manejan tecnología de alta
eficiencia en el consumo de energía.
Si se lograra convencer a los
ciudadanos que uno de los atributos más importantes es la eficiencia
energética, en la que se resaltaran sus beneficios no sólo como país sino
también sus implicaciones dentro de una economía nacional al momento de
adquirir un producto, sería una obligación para las empresas desarrollar una
oferta que cumpla precisamente con estas necesidades. Es el mercado el que
define las características de los productos que se comercializan y su nivel de
existencias.
El concepto de sustentabilidad es
imperioso, pero si se lo aborda correctamente, el beneficio será tanto para las
empresas como para la sociedad.
Fuentes:
– Acuerdos climáticos
internacionales y eficiencia energética, Rolando Fuentes Bracamontes y Lara
Lázaro Touza.
– Organización Latinoamericana de
Energía.
– World Energy Council.
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