El precio es más importante de lo
que se piensa
América Economía - jueves, 17 de
septiembre de 2015
El precio es un elemento clave en
la economía de todos porque es una referencia y un límite monetario que impacta
a nuestro presupuesto. Además, es el instrumento de comunicación más tangible
que tiene una empresa con sus consumidores.
En las industrias de consumo los
productores usan el precio para competir en el mercado al mayoreo y para
posicionarse en el mercado al menudeo o retail, mientras que los retailers lo
hacen para competir con otras tiendas y para generar ganancias económicas. Esta
combinación de prácticas puede afectar a los mercados, al grado de promover
ambientes anticompetitivos y una distribución desigual de las ganancias,
impactando a las empresas y a los consumidores.
No hay un solo precio, sino
millones. Las cosas no tienen un solo precio. En la cadena de distribución el
primer precio es del fabricante. En algunas ocasiones está el precio al mayoreo
y finalmente, el precio al menudeo o retail que es el que paga el consumidor
por el producto. Estas tres etapas constituyen tres grandes mercados de
precios. Dentro de cada mercado los precios fluctúan dependiendo de la
negociación entre las partes y de otras variables. En el mercado retail, por
ejemplo, el precio varía de acuerdo con la región, la cadena, la tienda y
también el tiempo. Estas variaciones tienen su origen en factores de mercado y
en el margen requerido por el retailer.
Supongamos que en un país hay
medio millón de puntos de venta y que en cada uno podemos comprar la misma
botella de agua de cierta marca y presentación. Esto significa que habrá medio
millón de precios para esa botella en cierto momento. A esto se le conoce como
distribución del precio. En la realidad esto sucede con todos los productos que
encontramos en un supermercado, sin excepción. Por ello, es importante hablar
en términos de millones de precios seamos productores, consumidores o retailers.
Parece una tarea imposible puesto que nadie cuenta con esa información.
La razón de que existan millones
de precios -distintos o no entre sí- es la optimización. El problema surge
cuando el precio de un mismo producto varía 50%, 100% o hasta 300% de tienda en
tienda sin ser ofertas o descuentos. En estos casos extremos -pero muy
frecuentes- el producto y sus atributos se vuelven poco relevantes, dañando a
la marca, su valor y su posición en el mercado.
La estrategia. Lógicamente los
precios no se modifican por sí mismos. Los dos actores que intervienen en la
conformación de precios son el productor y el retailer. En la práctica, el
retailer es el único con la capacidad de marcar tantos precios como requiera.
Este conoce la demanda en sus tiendas y los precios de las tiendas de sus
competidores. Por ello posee una ventaja informativa que le ayuda a hacer
eficiente su negocio y a generar ganancias extraordinarias. No es casualidad
que Walmart sea la empresa más grande del mundo. Dígase lo que se diga sobre su
modelo de negocio, la estrategia generadora de ganancias de Walmart es marcar
precios de forma ejemplar y eficiente.
Técnicamente, la clave para
maximizar las ganancias económicas de un retailer es marcar distintos precios a
lo largo de la curva de demanda de un producto. Esta marcación, no obstante,
debe de hacerse de forma ordenada y sistemática. Una condición necesaria es
contar con datos para modelar matemáticamente la estrategia de precios.
Un juego de suma cero. La
estrategia de precios de los retailers puede desfavorecer la innovación y la
existencia de productos sustitutos. Además, limita la competencia entre productores
y propicia la concentración de un mercado, llenándolo con productos iguales que
son vendidos por pocas empresas. Esta es una de las razones por la que hay algo
así como diez empresas de consumo en el mundo. De poco sirve que existan
productos diferentes entre sí y con valor agregado, si la marcación de precios
es muy amplia e invade el espacio de competencia. Cuando el retailer marca
numerosos precios para productos iguales no es conveniente para el productor
lanzar extensiones de productos, al menos no para competir por precio. El
excesivo marcaje de precios restringe la entrada del nuevo producto.
En realidad, lo que hace el
retailer para ser eficiente afecta a los otros dos jugadores haciéndolos
ineficientes en sus elecciones. Esto promueve que unos ganen y que otros
pierdan. El mismo productor pierde oportunidades de segmentar su mercado y el
consumidor pierde por la poca variedad de productos sustitutos y la amplia
discriminación de precios a la que está sujeto.
Además, la estrategia de precios
actual rompe con algunos de los supuestos de los negocios y del marketing. Por
ejemplo, ¿el productor realmente conoce su demanda?, ¿podemos diferenciar la
estrategia competitiva por canal de distribución?, ¿es posible conocer la
elasticidad de la demanda de un producto por canal? ¿El consumidor tiene
realmente poder de elección? ¿Las marcas construyen valor?
Un problema de información. Para
un consumidor es confuso que un mismo producto tenga precios diferentes,
independientemente del formato de tienda donde se venda. El retailer
distorsiona el canal de comunicación entre el productor y el consumidor cuando
interviene con una marcación de precios variada y a veces inconsistente con lo
que el producto busca transmitir. Lo ideal para un consumidor es tener la
posibilidad de elegir entre productos verdaderamente diferentes que sean
ofrecidos también a precios distintos. Pero no es el caso.
Por otro lado, considerando que
los precios se negocian, estamos ante un problema de información. Si la
información de precios fuera más completa y se usara, la competencia sería más
equilibrada, no sólo entre retailers, sino también entre productores. La
comunicación con el consumidor también sería más clara, lo que promovería una
elección informada. Y es que un consumidor ávido de opciones genera un espacio
propicio para la innovación con un menor riesgo.
A veces se desestima la
importancia del precio, favoreciendo otros conceptos de los negocios, quizá
porque no se ha reconocido la totalidad de su quehacer en los mercados. Aunque
suene trillado, en el mundo de los negocios la buena información es poder.
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