30
preguntas para saber si tu empresa es viable
Emprendedores - martes, 22 de septiembre de
2015
Varios expertos nos han explicado
cómo calcular si tu proyecto es viable a través de 30 conceptos clave que
garantizan un control financiero.
¿Cuánto vas a vender?
Antes de calcular cuánto te va a
costar vender, necesitas saber cuánto vas a vender. Un primer paso consiste en
averiguar, sobre el papel, el volumen de ventas que podrías alcanzar el primer
año con tu negocio, siempre con capital propio, y antes de tener en cuenta qué
financiación necesitará tu proyecto. No es tan complicado. Sólo así podrás
elaborar un plan de inversiones realista. Tus previsiones, además, las tienes
que realizar (y especificar en tu plan económico-financiero) para cada línea de
producto.
A la hora de calcular si tu
empresa es viable, tienes que hacerte primero preguntas de este tipo, aunque
todavía no estés en el mercado: ¿Tiene tu empresa ya pedidos en firme o
clientes? ¿De qué clientes esperas obtener pedidos durante tu primer año? Si es
así, ¿cuántos pedidos y cuándo se producirán? ¿De qué datos de prospección de
mercado cuentas ahora mismo para apoyar tu previsión de ventas? ¿Has tenido en
cuenta que necesitas una previsión de ventas para cada línea de producto o de
servicio?
Previsión de ventas
Un negocio es viable si la suma
de las ventas anuales (cobradas a tiempo) es superior a la suma de todos sus
gastos (desde nóminas hasta alquileres pasando por los costes de producción o
de compras externas). El primer paso que tienes que dar antes de calcular
cuánto dinero necesitas o qué gastos vas a tener, es pensar cuáles serán tus
ingresos con una perspectiva de 1, 3 y 5 años.
¿Cómo calcularlo?
Está claro que es difícil saber
cuántas ventas e ingresos vas a tener. Por eso, “lo que debes hacer es acotar
el problema. Primero, piensa en tu mercado potencial. Segundo, analiza los
hábitos de consumo de tus clientes potenciales para ver cuántos podrían estar
interesados en adquirir tu producto o consumir tu servicio.
El tercer paso es pensar en la
cuota de mercado que podrías conseguir según tus posibilidades de captación
[experiencia en el sector, opciones de comunicación, acuerdos previos con
distribuidores...] y el dinero que estás dispuesto a gastarte”, recomienda
Maite Seco, responsable del Área Financiera de la EOI.
“Y cuando ya tienes un número de
clientes a los que vender, o de unidades que vas a vender, le pones un precio,
que tendrá que estar ajustado al nivel de vida y las circunstancias del
mercado. Ese estudio lo haces después para un plazo más largo. Con eso ya
tendrías las ventas. Y después acomodas los gastos a las ventas”, continúa
Seco.
Presupuesto de inversiones
Antes de arrancar, resulta
fundamental hacer un despiece de tu negocio. En un sentido material, es
importante prever qué instalaciones necesitarás, qué material y qué plantilla
vas a requerir para poder prestar tu servicio o fabricar tu producto. Conviene
que conozcas de antemano cuáles van a ser las inversiones que deberás acometer
y cuáles serán tus gastos corrientes y operativos. Los principales gastos
vienen de cuatro frentes: márketing y comercialización; producción y logística;
gastos de personal, y gastos financieros.
Jaume Baró, responsable de
Creación de Empresas de Barcelona Activa, te recomienda que un tercero “le eche
un vistazo a tus previsiones”. “Los emprendedores pecan de optimismo en la
previsión de ventas, y esto provoca, normalmente, una financiación inicial
corta, y cuando empiezan a pasar los meses y no se alcanza el punto de
equilibrio llegan los primeros problemas”, apunta.
Margen bruto
De tus ingresos por ventas tienes
que deducir el coste de los productos vendidos. “De esta manera, cuantificas el
margen bruto de explotación. El coste de tus productos se obtiene sumando todos
los costes variables [los que aumentan proporcionalmente a la producción:
materiales y mano de obra de producción]”, explica Roberto Vieites, técnico del
área de Evaluación y Diagnóstico de Proyectos del BIC Galicia.
Coste de oportunidad
Hay distintas (y complejas)
fórmulas para calcular el coste de oportunidad, pero el concepto se puede
analizar de una forma más sencilla. “Un emprendedor debería plantearse qué
obtendría si, por ejemplo, invirtiera el mismo dinero que tiene previsto
destinar a su empresa en, por ejemplo, Deuda Pública? Debería lograr el triple.
En torno al 12% anual”, propone Robert Tornabell, profesor de Control
Financiero de ESADE.
Costes de la financiación
Cuando hablamos de dinero... ¿de
cuánto dinero estamos hablando? ¿En qué lo vamos a emplear? ¿Cuándo lo vamos a
emplear? ¿Cuándo lo necesitamos? ¿Cuándo lo vamos a devolver? ¿Cuánto vamos a
conseguir con la actividad de nuestra empresa? ¿Cuánto va a ser en efectivo? No
es tan sencillo. Los expertos que hemos consultado te recomiendan simultanear
desde el principio la elaboración de tu plan con la búsqueda de financiación:
no puedes ir a una entidad financiera con una vaga idea de lo que quieres
hacer.
Los emprendedores, por un lado,
desconocen las fórmulas con las que pueden resolver sus dificultades. Por otro,
no tantean previamente a ninguna entidad financiera para averiguar si le
prestaría el dinero que necesitan o, al menos, una parte del mismo”, resalta
Roberto Vieites.
“Como usuarios particulares,
utilizamos pocos productos financieros y mecanismos de cobro y de pago. Como
mucho, cheques y transferencias. De financiación, préstamos personales,
tarjetas de crédito y préstamos hipotecarios. Y poco más. Cuando nos metemos en
el mundo empresarial, hay una serie de mecanismos de cobro y pago e
instrumentos de financiación a los que podemos recurrir sin entrar a hablar de
capital riesgo ni de business angels”, argumenta Ferrandis.
Todo es negociable
“A los emprendedores les
resultaría útil aprender que la mayoría de esos productos son negociables, y
que lo que hay que buscar es aquella combinación de productos y características
que se ajusten a sus necesidades, y al objetivo de la inversión que necesitan
hacer”, explica Ferrandis. “Entender que si lo que necesitamos es cubrir
puntualmente un desfase de tesorería, no es necesario recurrir a un préstamo,
sino que podemos solicitar una línea de crédito que nos resulte más barata y
que se ajuste mejor a nuestras necesidades”, añade.
¿Cuánto capital propio aportas?
“Un emprendedor que quería crear
una conservera en la zona de la Costa da Morte había elegido el local,
contactado con proveedores, elegido los canales de distribución... todo
encajaba a la perfección, pero aún no había hablado con ninguna entidad
financiera sobre los 700.000 euros que necesitaba para realizar el proyecto.
Cuando lo hizo, y a la vista del escaso porcentaje de capital propio que
aportaba, ninguna entidad le facilitó el dinero. Fue necesario reorientar el
proyecto hacia la búsqueda de socios que aportasen capital... algo que no suele
gustar a los emprendedores que no quieren perder el control de su proyecto”,
recuerda Vieites.
Ahí va un consejo práctico: “Tu
proyecto debería incluir en su desarrollo a las entidades que lo financiarán,
sean socios, proveedores o bancos y cajas, desde un primer contacto inicial
hasta la fase final. Esto te hará ganar confianza ante los responsables de
estas entidades, y a la vez te facilitará conocer, sobre la marcha, numerosas
fórmulas de financiación que los emprendedores ignoran o no conocen en
profundidad como leasing, renting, líneas de descuento, confirming, factoring,
etc.”, plantea Roberto Vieites.
Préstamo
¿En qué consiste? Una entidad financiera te
entrega una cantidad de dinero que estás obligado a restituir al cabo de un
plazo de tiempo prefijado, más los intereses devengados. El préstamo es
interesante para situaciones en las que el emprendedor necesita una suma
importante de liquidez para afrontar lanzamientos de nuevos productos,
ampliaciones de negocios, entre otras.
¿Cuánto te cuesta? Requiere
disponer de garantías.
Crédito
La entidad financiera pone a
disposición del cliente fondos hasta un límite determinado y por un plazo
prefijado, pagando únicamente intereses de la cantidad utilizada. También se
conoce como cuenta de crédito, póliza de crédito o línea de crédito. El importe
se destina principalmente a financiar circulante (liquidez de la empresa). El
plazo máximo habitual es de un año, con posibilidad de renovación. ¿Cuánto te
cuesta? Requiere disponer de garantías.
Renting
Es un contrato de alquiler de un
bien que un cliente firma con la entidad financiera por un periodo de tiempo.
Al finalizar ese plazo, el cliente tiene la posibilidad de adquirir el bien
(pagando una última cuota de valor residual), renovar el contrato o devolver el
bien. Se recomienda esta opción cuando la empresa tiene la necesidad de comprar
bienes de inmovilizado con riesgo de obsolescencia. Se puede financiar el cien
por cien del bien y la cuota es un gasto deducible fiscalmente. No es necesario
hacer un desembolso inicial, con lo que la empresa no ve disminuir su activo
circulante. ¿Cuánto te cuesta? No es barato. Al no ser compra de inmovilizado,
no aparecerá en el balance como patrimonio.
Leasing
Es un contrato de alquiler de un
bien que un cliente firma con la entidad financiera por un periodo de tiempo.
Al finalizar ese plazo, el cliente tiene la posibilidad de adquirir el bien,
pagando una última cuota de valor residual, renovar el contrato o devolver el
bien. En este caso, se recomienda esta opción cuando la empresa tiene la
necesidad de comprar bienes de inmovilizado con riesgo de obsolescencia.
¿Cuánto te cuesta? Los tipos de interés suelen ser elevados.
Factoring
Esta fórmula consiste en la cesión de la
cartera de cobro a clientes –facturas, recibos, letras– de un titular a una
firma especializada en este tipo de transacciones, convirtiendo las ventas a
corto plazo en ventas al contado, asumiendo el riesgo por insolvencia del
titular y encargándose de su contabilización y cobro. Es una opción para
simplificar las gestiones de cobro y una fórmula para obtener liquidez. Quedan
excluidas las operaciones relativas a productos perecederos y las operaciones a
largo (de más de 180 días).
¿Cuánto te cuesta? El tipo de
interés que se aplica es mayor que el descuento comercial convencional.
Confirming
Es la gestión de los pagos de una
empresa a sus proveedores nacionales a través de una entidad financiera,
facilitándoles las posibilidad de cobrar las facturas con anterioridad a la
fecha de vencimiento. Puede resultar interesante para un extenso volumen de
compras, que se distribuyan de una forma razonablemente uniforme a lo largo de
todo el año. Permite alargar los plazos de pago a proveedores (es, así, una
fórmula de financiación). ¿Cuánto te cuesta? Es un producto caro.
¿Cómo obtienes liquidez?
Piensa en cómo puedes convertir
los ingresos y los gastos en cobros y pagos. No es lo mismo. Un ingreso no te
sirve para nada si no eres capaz de transformarlo en un cobro. La mayoría de
las empresas que fallece tempranamente lo hace en beneficios como consecuencia
de desajustes de caja. De ahí la necesidad de que controles bien los plazos de
cobro y pago en el mercado en el que te vayas a mover.
Un emprendedor que quiera poner
en marcha, por ejemplo, una casa rural (eterna idea de negocio a la vuelta de
vacaciones), puede no tener dificultades para financiar a largo plazo sus
activos. Sin embargo, aunque una casa de turismo rural (el coste del terreno o
de las reformas) pueda financiarse mediante un préstamo hipotecario sin
problemas, puede que en el corto plazo (los pagos mensuales, quincenales o
diarios) no tenga dinero para pagar algo tan básico como la luz, con lo que no
podría abrir la casa, no generaría ingresos y... no tendría más remedio que
cerrar.
“El emprendedor tiene que saber
con qué dinero tiene que pagar a sus proveedores, con qué dinero atender a los
vencimientos de préstamos y créditos y con qué pagar a Hacienda y a la
Seguridad Social, etc.”, explica Roberto Vieites.
Y es que un emprendedor calcula
que necesita una oficina, pero necesita saber antes que lo que va a vender no
lo va a cobrar inmediatamente. Por eso tiene que contar con fondos para
afrontar gastos. “Tiene que pensar en que, si no va a comenzar a cobrar hasta
el quinto mes de actividad, lo mejor es contar con fondos para aguantar ese
tiempo, o morirá ahogado antes de saber si su empresa funciona o no”, advierte
Ramón Ferrandis, experto en análisis de proyectos del CEEI de Valencia.
Los técnicos con los que hemos
hablado para asesorarte nos han asegurado que, si somos capaces de explicarte
bien los cuatro siguientes conceptos, ya merece la pena este dossier:
Pago
Es la salida de dinero en
efectivo o en otro medio cualquiera (una transferencia, por ejemplo), para
hacer frente a gastos, inversiones, proveedores o cancelaciones de créditos.
Cobro
Entrada de dinero en caja, en los
bancos con los que trabajas...
Gasto
Importe de la adquisición de
bienes y servicios para producir (compra de maquinaria, materias primas,
energía...)
Ingreso
Importe de la venta de productos
o prestación de servicios.
Hábitos de cobro y pago
Si tienes que pagar antes de
cobrar, tu tesorería tiene que ser mayor. Si cobras primero y pagas después,
entonces es secundaria. Esto conviene conocerlo por anticipado y volcarlo todo
en tu previsión de tesorería. Hay algunas empresas, muy pocas, como
supermercados o agencias de viajes, que se pueden permitir un fondo de maniobra
negativo, y eso es sólo porque cobran antes de pagar. Debes averiguar cuáles
son los hábitos en tu sector.
Previsión de tesorería
“Se trata del resumen mensual de
los cobros y pagos que se harán en el plazo de un año”, explica Belén Flecha,
técnico del área de Evaluación y Análisis de Proyectos del CEEI Asturias.
Resumiendo: dónde, cuándo y cómo entra el dinero, y cuándo tiene que salir. “En
las empresas de base tecnológica es diferen-te: ahí se apuesta por la I+D+i
desde el principio, con lo que este tipo de negocios tiene un déficit en sus
cuentas durante los dos o tres primeros años de vida”, matiza Flecha.
Cuando un negocio arranca,
conviene que la tesorería tenga un horizonte de dos semanas, lo más próximo
posible a la toma real de decisiones. “Cuando el negocio ya va rodando, puedes
hacer una tesorería mensual o trimestral, coincidiendo con la liquidación de
impuestos”, plantea Flecha.
Fondo de maniobra
En la inversión inicial debería
haber una previsión realista de inversiones y gastos, un porcentaje para
imprevistos y, además, un fondo de maniobra que te permita afrontar esos
imprevistos o cualquier gasto o inversión no anticipada. Todo eso, claro,
incrementa las necesidades de financiación. “No es una garantía para hacer
frente a pagos inmediatos, pero un fondo de maniobra negativo sí que puede ser
indicativo de problemas”, advierte Ramón Ferrandis.
El coste de los retrasos
Lo normal es que se produzcan
retrasos en la puesta en marcha de tu negocio por una reforma mal planificada,
por algún problema en la gestión de una licencia municipal o de un trámite
administrativo. Un retraso de un mes supone un desembolso adicional de un
alquiler sin tener todavía unos ingresos en contrapartida. Esto vale para el
90% de las empresas.
Cash-flow
No es complicado. Expresa la
capacidad de tu empresa de generar fondos (dinero) en un período determinado y
viene determinado básicamente por la diferencia entre ingresos y gastos de cada
ejercio. Se define como la suma de beneficios, amortizaciones y provisiones.
Política de circulante
Según explica Vieites, es la suma
de objetivos sobre:
Los días que vas a tardar, por
término medio, en fabricar tu producto o prestar tu servicio.
Los días que vas a tardar en
vender, por término medio.
Los días que vas a tardar, por
término medio, en cobrar.
Los días que vas a tardar en
pagar a tus proveedores.
Los días que vas a tener las
materias primas, de media, en tu almacén.
¿Cuánto tienes que vender?
Calcular tus gastos e inversiones
es sólo una parte. A continuación tienes que averiguar cuánto te tiene que
costar lo que vendes para alcanzar números negros y comenzar a tener
beneficios. Esto te permitirá afinar también con el precio de venta de tus
productos o de tus servicios. Este análisis lo tienes que llevar a cabo para
cada una de tus líneas de negocio: te puedes encontrar con que tu proyecto no
sea viable, pero al eliminar sólo una línea (por ejemplo, sólo un idioma en una
escuela de idiomas), sí que te salgan las cuentas.
Balance
El balance no es otra cosa que
una fotografía de las fuentes de financiación de tu actividad: capital (la
aportación de los socios), créditos (de entidades financieras), beneficios que
hay que distribuir, etc., y de las inversiones (destino de los fondos)
efectuadas. Todo el pasivo debe financiar todo el activo.
Activo, pasivo, corriente, no
corriente...
“Dentro del balance es necesario
distinguir entre lo que hay en el pasivo y lo que se encuentra en el activo. En
el activo: lo que la empresa tiene y lo que le deben. Y en el pasivo: lo que
debe. Y dentro de éstos, distinguir entre corriente y no corriente, como marca
el nuevo plan general de contabilidad. El activo corriente es el que está en
nuestra empresa menos de un año. El no corriente, más de un año”, explica
Ferrandis.
¿Qué te interesa saber del
balance?
El balance refleja el patrimonio
de tu negocio (los bienes con los que cuentas y la forma en que se han
financiado esos bienes). Los resultados aparecen sólo de forma consolidada
puesto que son una fuente de financiación para tu empresa (si éste, claro,
obtiene beneficios), pero no se indica cómo se han generado esos fondos.
Cuenta de resultados
En este apartado se incluyen los
ingresos y los gastos, y un resumen de los resultados. Belén Flecha lo expresa
así: “Es la previsión del resultado económico obtenido por la empresa
(beneficios o pérdidas) a lo largo de un determinado período de tiempo. Resume
las operaciones de tu empresa durante el período analizado, indicando los
ingresos por ventas y otras procedencias, el coste de los productos vendidos,
todos los gastos en que ha incurrido la empresa y, por último, el resultado
económico”.
Devengo
La cuenta de pérdidas y ganancias
es una relación de los ingresos por ventas brutas, de los cuales se restan
todos los gastos necesarios en los que se incurre para generar los ingresos.
“El criterio contable más importante en este documento es el devengo: esto
quiere decir que la cuenta de pérdidas y ganancias no refleja las magnitudes de
caja (tesorería), sino que el gasto se refleja en el momento en el que nace el
ingreso y de forma independiente a que una factura se pague y que otra se
cobre”, matiza Flecha.
Estructura de costes
“La mayoría de empresarios tiene
dificultades para distinguir entre presupuesto de tesorería y cuenta de
resultados, entre gastos e ingresos. El coste directo es el coste de la
mercancía y varía en función de la mercancía vendida. El indirecto, es el que no
está ligado a la mercancía; no depende directamente del nivel de ventas
(arrendamientos, salarios, publicidad...)”, explica Raúl Jiménez, director
financiero de AJE Madrid. “Todos los negocios tienen costes directos e
indirectos, algo que ponen en un duda muchos emprendedores”, continúa.
Amortización
“Es el tratamiento contable que
recoge la pérdida de valor de tus activos fijos, es decir, de bienes de la
empresa tales como vehículos, maquinaria, mobiliario...”, explica Vieites. “Es
dinero que tienes que restar de los ingresos, que te permite compensar el coste
del desgaste del inmovilizado. Una amortización correcta debe permitirte
financiar la reposición de los activos sin recurrir a financiación externa”,
añade Flecha. El mobiliario se amortiza en 18 años; los equipos informáticos,
en 8 años; los vehículos, en 4 años, y edificios y derechos de traspaso, en 20.
‘Break-even’
Es el nivel de ventas a partir
del cual dejas de perder dinero. Se alcanza en el punto en el que se igualan
los ingresos totales y los costes totales (costes fijos más costes variables).
“En ese nivel no existen ni beneficios ni pérdidas; a partir de este punto, el
aumento de las ventas origina un beneficio. Por debajo, la empresa estará en
pérdidas”, resume Flecha.
¿Para qué sirve?
Para fijar tus precios. “Si dudas
qué precio colocarle a tus productos o servicios, puedes hacer el cálculo para
que sean unas tarifas con las que, con un determinado nivel de ventas posibles,
se alcance el punto de equilibrio”, apunta Vieites. Calcúlalo de la siguiente
manera: divide los costes fijos entre el precio unitario de venta (después de
restarle el coste variable unitario).
Para controlar tus costes. “Con
un determinado nivel de costes fijos, variables y precios de venta puedes
determinar el punto de equilibrio. Si alguna de estas magnitudes cambia,
necesariamente el punto de equilibrio variará”, añade.
Para la proyección de beneficios.
“Siempre estamos hablando del punto de equilibrio como el nivel de ventas o de
ingresos en el que se cubren los costes. Pero podemos mejorar la fórmula para
conseguir el punto en el que se alcanza un determinado nivel de beneficio”,
propone este técnico.
Para estimar el impacto en la
rentabilidad de distintas circunstancias económicas (un escenario de crisis) o
de determinadas decisiones directivas (una inversión, por ejemplo).
¿Beneficio o caja?
Una cosa es tener beneficio y
otra, tener caja (vamos, dinero en el bolsillo). El beneficio es una opinión.
La caja es una realidad. Puedes tener beneficio y no tener caja: en el
beneficio entran los ingresos, lo que vendes, pero si cobras a 180 días,
realmente no tienes dinero para afrontarlo. Pero eso no quiere decir que lo
tengas que pasar por alto. Calcular, por ejemplo, tu beneficio antes de
impuestos te puede orientar a la hora de financiar tu negocio: la presión puede
no interesarte.
Empezar un negocio en el que no
se pueda recuperar el capital invertido en tres años (es decir, ganar cada año
lo suficiente para cubrir lo invertido) no es recomendable. Si se trata de
ventas que exigen ciclos de tiempo muy largos, las dificultades se
multiplicarán”, explica Robert Tornabell. “A menudo, durante el primer año
pueden producirse pérdidas, pero éstas no pueden llegar a superar el 10% del
capital”, recomienda este experto de Esade.
Beneficios
Es la diferencia entre ingresos y
gastos. Una empresa tiene que conseguir beneficios positivos. Eso está claro.
Tienes que conseguir ingresar lo suficiente como para lograr justificar el
interés de un inversor. “Ahora bien, un emprendedor también tiene que pensar
que ese dinero, además de facilitarle una nómina que le permita subsistir,
tiene que darle una rentabilidad. En lugar de meterlo en un fondo de inversión,
por ejemplo, lo destina a una empresa y le tiene que sacar tanta rentabilidad.
Se trata de que aumente su patrimonio”, sugiere el responsable del área
financiera de Esade, Robert Tornabell.
Una cuestión de riesgo. “Por otra
parte, el que empieza un negocio debería plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué
me rendiría el capital que voy a invertir en mi negocio si lo pusiera en un
depósito a plazo fijo en un banco o una caja de ahorros? Si no espera obtener
un beneficio anual que esté por encima del 5,5% (después de impuestos), no
tiene sentido montar una empresa. En una operación de alto riesgo ha de
exigirse una rentabilidad neta de no menos del 12% sobre el capital invertido”,
argumenta.
¿Cómo se tiene que analizar el
beneficio?. “Hay que compararlo con el plan de negocio, para ver su evolución,
y analizar también su composición. El beneficio puede venir de la actividad
ordinaria de la empresa o de ‘cosas raras”, propone Alberto Puente, profesor de
Dirección Estratégica de la Universidad Carlos III. “Tenemos que ver así no
sólo cuál es el beneficio, sino también su composición, porque hay beneficios
de diferentes calidades: no es lo mismo que proceda de la actividad ordinaria
de la empresa a que sea por la liquidación de un inmovilizado, un activo fijo,
y eso te provoca un beneficio un año determinado. Hay que pensar que un
extraordinario, con el que no puedes contar a largo plazo”, matiza.
Diferencia entre beneficio y caja
“Un emprendedor me decía
recientemente que no entendía por qué tenía 24.000 euros de beneficio... y sólo
600 euros en la cuenta bancaria. Me preguntaba: ¿A dónde ha ido el dinero?”,
plantea Ramón Ferrandis. Una vez más es una cuestión de liquidez. El beneficio
es la rentabilidad mínima para los inversores. La caja, el dinero con el que
cuentas para hacer frente a tus obligaciones de pago a corto plazo.
“A título ilustrativo, los fondos
de capital riesgo, cuando entran en un contrato de participación en un negocio
que tiene futuro y ofrece productos nuevos o que no existen en el mercado,
suelen pedir que rinda lo suficiente para retirar el capital que inviertan en
cuatro años”, apunta Tornabell.
“Recuperar un capital en cuatro años significa que el negocio tiene que rendir,
como mínimo, un 25% anual. Algunos piden por cada cien que invierten, recuperar
el triple al cabo de cuatro años”, advierte este experto.
Bait
Es el Beneficio antes de
Impuestos. “El beneficio permite analizar la rentabilidad económica (de la
inversión) y la rentabilidad financiera (de los capitales… que es lo que le
interesa a los inversores). El Beneficio antes de Impuestos (BAIT) mide el
beneficio de la empresa sin tener en cuenta cómo esté financiada. Remite a la
rentabilidad de la inversión en relación a sus activos”, explica Belén Flecha.
Rentabilidad
“Es mejor que los beneficios. Una
cosa es tener margen y otra rentabilidad. Al final, el margen es una
comparación que tengo en la cuenta de resultados entre ingresos y gastos, y la
rentabilidad es un concepto de eficiencia: con un beneficio en la cuenta de
resultados ¿cuánto he tenido que poner para conseguir ese beneficio (activos
totales, capitales…)?”, señala Puente.
Rentabilidad económica
También se le denomina como
rendimiento de la inversión. No es más que la relación entre el beneficio antes
de intereses e impuestos y el total de tu activo. “Tienes que medir el
rendimiento económico del conjunto de las inversiones de tu empresa, con
independencia de tus fuentes de financiación. Lo obtienes sumando el resultado
antes de impuestos y los gastos financieros y dividiendo esa cantidad por la
inversión media”, propone este mismo experto.
Rentabilidad financiera
Se le llama también rendimiento
del capital. Es la relación entre el beneficio y los capitales propios. “Debes
estar pendiente de la rentabilidad financiera de tu negocio. Este indicador te
permitirá conocer la remuneración correspondiente a los fondos propios, que
está condicionada tanto por el rendimiento de tus inversiones como por el nivel
y coste del endeudamiento”, argumenta Puente. “Como te puedes imaginar, cuánto
mayor sea su valor, más atractiva será la empresa para posibles inversores...”,
sugiere Alberto Puente.
Pay-back
O período de recuperación de una
inversión. “Es el número de años necesarios para recuperar la inversión inicial
en tu negocio a base de sumar los flujos de caja generados a los largo de los
años de actividad con el negocio. Cuánto más corto sea el período de
recuperación de esa inversión, mayor será la liquidez de tu proyecto y, por
tanto, menor será el riesgo”, concluye Flecha.
Proyecto viable, proyecto no
viable
Casos prácticos: cómo hace los
cálculos un emprendedor real.
VIABLE. Apertura de un centro de
desarrollo personal que combine el cuidado físico y mental con el crecimiento
espiritual y el aprendizaje y profundización en disciplinas como el tai-chi, el
yoga, chi-kung, pilates... y se complementa con otros servicios como medicina
china, masajes y venta de equipos y material sobre estas actividades (libros,
CD, DVD, equipamiento...). La cuenta de resultados es positiva desde el primer
año.
Cálculos del emprendedor
Estimación de ventas
Ésta es la que hicieron los
emprendedores de este proyecto de negocio para cada línea de negocio:
Clases: “Estimamos que de los
10.353 clientes potenciales (practicantes de deporte) llegamos a casi un 2%
anual –200 usuarios- que probablemente practiquen más de una actividad. En
nuestra estimación de ventas seguiremos una línea pesimista y tomaremos lo
siguientes datos: 200 usuarios distribuidos en grupos de 18 alumnos suponen las
siguientes clases. Con 11 grupos podríamos tener 200 alumnos. La tarifa
aplicada es de 35 euros (12 meses = 420 euros)”.
Tienda: “Las estimaciones de
ingresos para este segmento las basamos en el número de alumnos (200). Partimos
de una media de dos artículos comprados al año por alumno (libro, objetos,
regalos...) y unos 500 artículos más vendidos en el año a personas no inscritas
como alumnos. Total 900 ventas el primer año”.
Masaje. “Hemos estimado 120
usuarios (con dos sesiones)”.
Alquiler. “El alquiler de sala supondrá
un total de 200 horas el primer año (17 horas/ mes)”.
Financiación
La financiación ajena de este
proyecto se compone de un préstamo a 10 años con un tipo de interés variable
del 5,5%, concretado con una caja de ahorros por 50.000 euros, y una póliza de
crédito de 15.000 euros. Aquí el emprendedor tuvo que hacer una corrección:
pidió una póliza de crédito de 15.000 euros para cubrir el período en el que
tardaría en comenzar a facturar.
NO VIABLE. Una empresa dedicada
al reciclaje de cartuchos para impresoras láser e ink-jet negro y color, y que
se complementa con la venta de cartuchos originales para este mismo tipo de
impresoras. Enfocado sólo a pymes. La tecnología o maquinaria que prevé
utilizar se importará fuera de España. Cuenta con financiación para arrancar,
pero su cuenta de resutaldos es negativa durante los tres primeros años.
Cálculos del emprendedor
Estimación de ventas
“El número total de ordenadores
en la zona que vamos a cubrir es de 63.164, lo que supone un total de consumo
de cartuchos al año (1,9 unidades por ordenador de media anual) de 118.710
unidades. El tope máximo de producción mensual en la empresa, con una persona
dedicada exclusivamente a ello, disponiendo de toda la materia prima, envases y
contando con que no surjan fallos en la maquinaria, trabajando ocho horas
diarias, con una media de 22 días/mes, ascendería a 362 unidades de tóner y
1.056 unidades de cartuchos ink-jet (duración de proceso de reciclaje de un
tóner, 15 minutos; y un cartucho ink-jet, cinco minutos). Calculamos que el 60%
de las empresas tendrá el consumo medio estimado de cartuchos y únicamente el
30% el consumo medio de tóners. Las estimaciones de ventas para el primer año
son las de atender a 240 clientes, lo que manteniendo la media de referencia
–siete cartuchos y dos tóners año– supone la venta total de 1.680 cartuchos y
480 tóners reciclados, más una pequeña cantidad de cartuchos y tóner
originales”.“Estas estimaciones nos ofrecen un cierto margen de seguridad, ya
que existe la posibilidad de que con menos clientes se venda más o incluso con
los mismos clientes las ventas sean mayores, ya que son las empresas con mayor
consumo de tinta y tóner (superior a la media citada de siete cartuchos y dos
tóners ) las más interesadas en los productos reciclados, dado el alto ahorro
en costes que supone”.“Las estimaciones de venta de productos reciclados en el
primer año son de 24.696 euros en cartuchos (1.680 x 14,70 euros) y 22.320
euros en tóner ( 480 x 46,50 euros). A esto, se suman las estimaciones de venta
de productos originales: 2.200,80 euros, en cartuchos, y 3.245 euros, en
tóner”.
Financiación
Este apartado se distribuye de la
siguiente manera: aportación de los promotores: 59,6% del proyecto, por un
importe de 28.193 euros; financiación ajena, un préstamo de emprendedores:
40,4% del proyecto, por un importe de 19.085,50 euros. No dispone de capital
para financiarse durante los tres primeros años.
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