Abhijit Banerjee en México: buenas ideas
contra la pobreza
FORBES, 7 de Septiembre del 2015
El Modelo de Graduación recrea el
Estado de bienestar a una escala pequeña, pero en grado suficiente para que
familias en extrema pobreza se lancen en busca de una vida mejor.
Bajo crecimiento económico per
cápita y pobreza elevada son viejos problemas que, después de casi 20 años de
reformas e innovaciones en las políticas públicas, aún nos afectan. ¿Qué es lo
que no está funcionando en nuestra economía? ¿En qué están fallando los
enfoques que se han seguido para dinamizarla?
El viernes 21 de agosto, junto
con mis estudiantes del CIDE, revisé la precaria situación en la que quedó
México después de la “década perdida” de 1980. Durante este periodo, en la
lista de preocupaciones de la sociedad rivalizaba el estancamiento económico
con el aumento de la pobreza y las crisis macroeconómicas. También vimos que de
los tres principales problemas económicos de ese entonces, sólo la
inestabilidad macroeconómica se resolvió con cierto éxito. El crecimiento
económico, si bien se reactivó con el TLCAN, tuvo un desempeño por debajo de lo
esperado; en especial si se lo compara con el que presentaron en promedio los
denominados “países con mercados emergentes”. Particularmente destaca el caso
de Corea del Sur, cuyo PIB per cápita era sólo 40% del de México en los
ochenta. Asimismo, los elevados niveles de pobreza apenas se mitigaron a través
de los novedosos programas de transferencias condicionadas de efectivo
(Oportunidades, etc.). En fin, después de clase me dirigí al ITAM a escuchar a
Abhijit Banerjee, profesor del MIT, experto en desarrollo económico y en
evaluación de programas antipobreza, quien ese día estaba de visita en México.
Ante un auditorio lleno de
estudiantes, profesores, funcionarios y especialistas en políticas públicas, el
cofundador de J-PAL (Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab) habló del proyecto
“Graduating from ultra-poverty”, que buscaba determinar la eficacia del Modelo
de Graduación, método de intervención diseñado en Bangladesh por oenegés
antipobreza entre 2002 y 2006. El método consiste en dar un “fuerte empujón” a
las familias que se encuentran en pobreza extrema, para que salgan de ésta de
manera gradual y sostenible. Lo novedoso de la intervención es su diseño
holístico e integral: la familia recibe una transferencia (algún bien o activo
productivo), entrenamiento (cómo usar el activo), una cuenta bancaria (para
ahorrar), asistencia (apoyo alimentario, atención médica y dinero en efectivo
para hacer frente a emergencias), y visitas del personal del programa. Ellos
ayudan a las familias a desarrollar algunas habilidades vitales y les dan
ánimo.
Para determinar si esta
intervención realmente funciona, los investigadores y asociados del J-PAL
realizaron un experimento en 6 países (Ghana, Etiopía, India, Pakistán, Perú y
Honduras), lo que involucró a más de 20,000 individuos y a cientos de familias
en extrema pobreza. Los investigadores del J-PAL son los principales promotores
de las intervenciones aleatorias para evaluar programas sociales (randomized
control trials). Por ello diseñaron un experimento con base en la selección
aleatoria de las comunidades donde se aplicaría el modelo. Así contarían con
comunidades tratadas y con comunidades muy similares a ellas sin tratar. Luego
aplicaron el Modelo de Graduación con la ayuda de oenegés y gobiernos locales.
Durante dos años, las familias participaron en el programa y luego se las dejó
solas por un año. Al cabo del tercero se comparó el desempeño de las familias
participantes con el de las familias del grupo de control. El resultado fue muy
bueno en todos los países, con excepción de Honduras, pues eligieron gallinas
como activo en tiempos de gripe aviar. La intervención resultó en un aumento
estadística y económicamente significativo del ingreso y del consumo de las
familias. Dicho aumento fue mayor que el costo del programa.
El Modelo de Graduación, así como
su evaluación, deja grandes lecciones:
Las buenas ideas en la lucha
contra la pobreza no siempre se les ocurren a los funcionarios gubernamentales,
y muchas veces, como en este caso, aparecen en las organizaciones civiles con
larga experiencia en el trabajo de campo.
Lo que funciona como detonante de
un cambio positivo sostenible en la situación económica de los hogares no son,
en sí, iniciativas específicas, sino intervenciones integrales.
Si la intervención es buena, para
la familia se traduce en ingresos que superan los costos de su implementación
en un tiempo razonable.
La importancia de que los
programas se diseñen para ser evaluados con métodos científicos y que en inicio
se apliquen como pruebas piloto, de manera que siempre se cuente con un grupo
de control.
Sin embargo, algo que ignoramos
de este modelo es si puede o no aplicarse a gran escala. Aunque quizá sí, es
probable que no de esa forma. Los países europeos, particularmente Inglaterra,
debatieron durante cientos de años sobre cómo reducir y eliminar la pobreza, y
no fue sino hasta la creación del Estado de bienestar, a mediados del siglo XX,
que finalmente lograron combatir la pobreza a gran escala. Con variantes —según
si la orientación principal fue social-demócrata, cristiano-demócrata o basada
más en el mercado—, estos países otorgaron a sus ciudadanos un paquete mínimo
de seguridad y protección social que en la mayoría de los casos sacó a millones
de personas de la pobreza y promovió exitosamente la movilidad social.
Aunado a lo anterior, y en países
como Inglaterra y Dinamarca, se realizaron innovaciones al Estado de bienestar
original que permitieron desarrollar mercados laborales flexibles, dinámicos y
eficientes, además de un crecimiento económico sólido. En cierto sentido, el
Modelo de Graduación recrea el Estado de bienestar a una escala pequeña y por
un tiempo limitado, pero en grado suficiente para que las familias en extrema
pobreza, mínimamente empoderadas con un activo, conocimientos, algún
aseguramiento y una cuenta bancaria, se lancen en busca de una vida mejor por
sus propios medios.
Marcelo Delajara
(@MarceloDelajara) se doctoró en Economía en la Universidad Pompeu Fabra
(Barcelona, 1999). Fue profesor, investigador y consultor en diversas
instituciones (UDLA-P, CIDE, BID, PNUD, Banco Mundial y Banco de México, entre
otras). Actualmente es investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias
(CEEY). Las opiniones de Marcelo Delajara son a título personal y no representan
necesariamente el criterio o los valores del CEEY.
No hay comentarios:
Publicar un comentario