La clase media toma vuelo: moviliza cada vez
más a la economía global
La Nación - diciembre de 2014
Primero fue el exceso de entusiasmo frente al
"imparable" crecimiento de los países emergentes y la euforia sobre
el rol histórico de sus clases medias. Después, cuando las previsibles
consecuencias de la crisis global golpearon a todo el mundo, los mismos
agoreros -sin sonrojarse- anunciaron su inminente desaparición.
Sin embargo, las clases medias son una
realidad. Hasta se podría decir que se convirtieron, más que nunca, en el
corazón del desarrollo económico, social y político del planeta y, sobre todo,
en los países emergentes.
Es una de las enseñanzas clave de la reelección
de Dilma Rousseff en Brasil, el 26 de octubre. La sociología de ese voto
ilustra el apoyo masivo de las clases medias inferiores y de los más
desfavorecidos a la presidenta. Sus aspiraciones, como sus frustraciones, la
transforman a la vez en actor y objeto mayor de las políticas públicas para
esos países.
Las cifras demuestran que las clases medias
siguen siendo una realidad insoslayable en todos los continentes. En 2009, 1800
de los 7000 millones de habitantes del planeta pertenecían a la clase media; de
ellos, 525 millones vivían en Asia. Hoy son alrededor de 2100 millones. La
Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) estima que
podrían ser 3400 millones en 2020 (la mitad en Asia) y 4800 millones en 2030.
A ese dinamismo estadístico, los escépticos
suelen objetar la geometría variable de los criterios utilizados para definir
las clases medias. El Banco Mundial la sitúa en un segmento de ingresos que va
de 10 a 100 dólares mensuales. En Brasil, la clase C es aquélla cuyos ingresos
oscilan entre 410 y 826 dólares por mes. Ese sector representa el 55% de la
población, es decir 100 millones de personas. Un 12% de los brasileños está por
encima de esa cifra y un 33% por debajo, estima la OCDE.
En todo caso, las clases medias son ese
"gran espacio del medio", ni ricos ni pobres, cuya preocupación
cotidiana no es la subsistencia. Sobre todo, son una trayectoria económica y
social a la vez dinámica y frágil, que comparte las mismas aspiraciones para sí
mismas y para sus hijos.
"Las clases medias en los países
emergentes esperan del pacto social que les asegure crecimiento económico,
servicios públicos de calidad y mejor redistribución de la riqueza. Una forma
de seguridad social, económica y física: en resumen, una trayectoria
ascendente", dijo recientemente el francés Quentin Gollier, economista
especializado en economías emergentes.
Gollier, como muchos de sus colegas, ven detrás
de las gigantescas manifestaciones de la "primavera árabe" y las
protestas de Chile, Brasil o Venezuela una asociación entre los más pobres y
las clases medias. Éstas, expresando su frustración frente a la ausencia de
perspectivas de progreso.
A pesar de esas tensiones, el despegue del Sur
está modificando radicalmente el aspecto del mundo del siglo XXI. Mal o bien,
los países emergentes extirpan centenares de millones de personas de la pobreza
extrema y propulsan otros miles de millones a esa nueva clase media mundial.
Así lo confirma el último informe sobre Desarrollo Humano del programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según ese documento, 14 países registraron en
2013 "avances impresionantes" en materia de Índice de Desarrollo
Humano (IDH) de más de 2% anual desde 2000. Por orden de evolución son:
Afganistán, Sierra Leona, Etiopía, Ruanda, Angola, Timor, Birmania, Tanzania,
Liberia, Burundi, Malí, Mozambique, República Democrática del Congo y Níger.
"La emergencia del Sur se produce a una
velocidad y a un nivel sin precedentes (...) Jamás en la historia las
condiciones de vida y las perspectivas de futuro de tantas personas habían
cambiado en forma tan radical y tan rápidamente", señala el informe.
Ese fenómeno supera ampliamente el marco de los
llamados Brics, esos países de ingreso medio representados por Brasil, Rusia,
la India, China y Sudáfrica. El documento del PNUD demuestra que más de 40
países en desarrollo registraron insospechados progresos del valor de su IDH.
Según cifras publicadas el 14 de octubre por el
banco Crédit Suisse, la riqueza mundial aumentó 8,3% el año pasado (desde
mediados de 2013 a mediados de 2014), hasta alcanzar 263 billones de dólares.
Al mismo tiempo, aumentó la distancia entre pobres y ricos: el 1% de los
habitantes poseen cerca del 50% de los bienes de nuestro planeta.
China concentra 8% de esos 263 billones de
dólares. Su clase media representa el 30% de la clase media planetaria y no
cesa de aumentar. En las regiones más pobres de Asia, que viven con entre 2 y
20 dólares por día, las clases medias se multiplicaron por siete desde el año
2000. Mientras que en América latina se duplicaron.
En otras palabras: si bien lo esencial de esa
progresión se producirá en Asia, la tendencia también se confirmará en cada
región del mundo, incluida África. Según el Banco Africano de Desarrollo (BAD),
uno de cada tres africanos -es decir más de 300 millones de personas- pertenece
actualmente a la clase media.
Frente a ese tsunami que llega del Sur, las
clases medias de los países ricos -motor de la demanda mundial desde el fin de
la Segunda Guerra- parecen cada vez más debilitadas.
Resultado de la crisis y de la globalización,
el compromiso histórico fundado en el acceso al salario, al empleo estable y la
protección social se derrumba cada día un poco en el mundo desarrollado. El
síntoma más evidente, tanto en Estados Unidos como en Europa, es el
estancamiento del poder adquisitivo de las clases medias y el incremento de los
ultrarricos en el ingreso global.
"Ese desnivel en la distribución se
observa en todos los países ricos", comenta Olivier Passet, director de
síntesis económicas de Xerfi. "El debilitamiento de sus clases medias es
uno de los factores principales que impiden a Europa superar la crisis actual",
señala.
El problema para esos países no se limita a la
cuestión económica. Porque las clases medias no sólo constituyen un motor de
consumo y de demanda interna, también juegan un papel social determinante.
"Una clase media fuerte puede influir en el
desarrollo económico, implicándose más activamente en el proceso político,
aportando su apoyo a determinados programas, en particular a aquellos que
favorecen un crecimiento solidario", afirma Quentin Gollier.
Las clases medias fueron, en efecto, las que
históricamente apoyaron la democracia y los partidos progresistas moderados. En
ese sentido, el vigor de esos sectores en los países emergentes es una
excelente noticia para todo el mundo.
Casi un tercio de la población mundial es de
clase media
10 Dólares como mínimo
Según la definición del Banco Mundial, las
personas de clase media son las que ganan o consumen de 10 a 100 dólares
diarios
2100 Millones de personas
Son las que integran las filas de la clase
media en el mundo, sobre un total de 7000 millones de habitantes
3400 Millones de personas
Es la cifra a la que, según estimaciones de la
OCDE, llegará la clase media mundial de aquí a 2020
30% Son chinos
La clase media china representa casi un tercio
de todas las personas del mundo situados en esa franja social
80 Millones de chinos
Son los que viajaron en 2012 para visitar
sitios antes inaccesibles para ellos, como Bali, París, Dubai o Londres
8% Creció la riqueza
El último año, la riqueza mundial creció el 8%,
y a pesar de los logros de la clase media también creció la brecha entre ricos
y pobres
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