¿Es Putin culpable del desplome de la economía de Rusia?
BBC Mundo
- sábado, 20 de diciembre de 2014
Rusia
culpa a Occidente. No solo por la guerra en Ucrania, que a su juicio proviene
de una revolución orquestada por los poderes de Occidente, sino también por la
caída de los precios petroleros y el colapso del rublo, la moneda nacional.
En el
Kremlin tienen la teoría de una conspiración de Estados Unidos y Arabia
Saudita, junto a una guerra económica promovida por la Organización del Tratado
del Atlántico Norte, OTAN.
Sin
embargo, tanto la guerra en Ucrania como la crisis del rublo pudieron evitarse.
En pocos países es tan evidente la dependencia de la economía del petróleo como
en Rusia.
Peligrosa
dependencia
El Kremlin
sabía, incluso desde que arrancó el boom petrolero hace diez años, que el
sistema político estaba siendo construido sobre la base de algo que Vladimir
Putin no podía controlar: el precio del crudo.
Los
propios reportes del gobierno reflejan que las ventas de petróleo y gas
representaban el 50% del presupuesto nacional de ingresos en el 2013.
Esa
constituía ya una señal de mal agüero, debido a que aproximadamente la mitad de
la población rusa vive del presupuesto nacional, como empleados públicos,
pensionados o recibiendo beneficios del Estado.
Esto
significa que el colapso del precio del petróleo amenaza la fragilidad de las
bases del sistema, sobre las cuales el Kremlin compra la lealtad de la mayoría
a través de dádivas del gobierno.
Debido a
la marcada dependencia de Rusia de la renta petrolera, la principal amenaza
para el valor del rublo es el precio del petróleo.
La
administración de Putin necesita los precios para mantenerse estable. De hecho,
necesitan que suban para poder mantener el estándar de vida de buena parte de
la población.
Ahora los
rusos van a tener que encarar una temporada de austeridad.
Costoso patriotismo
"Si
la situación continúa desarrollándose desfavorablemente como hasta este
momento, tendremos que ajustar nuestros planes, y cortar los presupuestos en
ciertas áreas", dijo el presidente Vladimir Putin en su esperada
conferencia de prensa del jueves.
Las
proyecciones del presupuesto de gastos de Rusia para el 2015 tenían un precio
del petróleo estimado en US$100.
El
equilibrio presupuestario del país solo puede alcanzarse si el precio llega a
esa cifra.
En ese
sentido, el Kremlin puede quedarse sin dinero en efectivo para financiar
expresiones de patriotismo entusiasta como las de los Juego Olímpicos de Sochi,
que costaron US$50 mil millones, o la operación para invadir y anexarse Crimea,
que incurrió en un gasto estimado de US$75 mil millones.
Perdiendo
la lealtad del pueblo
Para las
masas la asociación entre Putin y su mejora en la calidad de vida puede
romperse muy pronto.
Aproximadamente
la mitad de la población rusa depende de beneficios del Estado. Para las masas
la asociación entre Putin y su mejora en la calidad de vida puede romperse muy
pronto.
Mientras
que para la élite, el actual presidente puede que ya no sea una garantía de
estabilidad económica.
Dentro del
gobierno no solo se habla de recortes presupuestarios, sino de despidos masivos
en las empresas estatales como Gazprom.
También
existe el riesgo de que al tratar de escapar de la crisis del rublo, se caiga
en una etapa inflacionaria, lo cual afectaría seriamente la calidad de vida del
ciudadano común y corriente.
Ya la
clase media rusa está padeciendo las onerosas tasas de interés de las
hipotecas, y ya han hecho impagables el consumo de productos importados y las
vacaciones al exterior.
Sospechosos
habituales: EE.UU. y Arabia
En la
rueda de prensa del jueves Putin acusó a los países de Occidente de conspirar
para debilitar Rusia, y de construir un Muro de Berlín "virtual" para
separarlos de Europa.
El gobierno
ha acusado directamente a Washington y a Riyad, capital de Arabia Saudita, como
responsables del colapso en el precio petrolero con el objetivo de debilitar a
Rusia y a Irán.
Pero
incluso esto no absolvería a Putin de su responsabilidad por la crisis rusa.
Uno de los
principales temas de discusión en Moscú en la última década, tanto en círculos
liberales como conservadores, ha sido cómo construir una economía capaz de
soportar las salvajes oscilaciones del precio petróleo.
Tal como
le ocurrió a la Unión Soviética en 1992, la actuación de Arabia Saudita y
EE.UU. en el mercado petrolero, estaría implosionando a la economía rusa.
Existe un
pleno conocimiento de la vulnerabilidad del rublo. De hecho, hay consenso entre
la élite política de que mientras el 60% de las ganancias por exportaciones de
Rusia provengan del petróleo, los mercados no tratarán al rublo más que como
una "petromoneda".
El sordo
Putin
Hubo
reportes de los servicios de inteligencia y de organizaciones dedicadas al
análisis de la situación política y económica, como el Instituto de Desarrollo
Contemporáneo, advirtiendo que la economía rusa era un rehén de los mercados
financieros occidentales y de sus posibles manipulaciones.
Por otra
parte, Putin ha ignorado consejos como los de Yegor Gaidar, quien fuera primer
ministro inmediatamente después del colapso de la Unión Soviética en 1992.
Gaidar
escribió un largo llamado de atención a Putin, titulado El Colapso de un
Imperio, explicando que la súbita implosión de la Unión Soviética se debió a la
caída de los precios petroleros, gracias al acuerdo entre Estados Unidos y
Arabia Saudita para incrementar la producción.
Rusia está
cometiendo el mismo error. Según el escrito, la culpa es de Moscú por
fundamentar su economía en barriles de petróleo, los cuales tienen un valor que
es fácilmente manipulable por sus peores enemigos.
El propio
gobierno sabía que la crisis petrolera era inevitable.
Vladimir
Putin ignoró la estrategia 2020 de su propio gobierno, la cual preveía que
"la diversificación estructural de la economía debía hacerse visible en la
diversificación de las exportaciones".
Ignoró las
peticiones de Dimitri Medvedev, hechas como primer ministro y como presidente,
cuando en el 2009 le preguntaba a los rusos: "¿Puede una economía basada
en materia prima y con una corrupción endémica llevarnos al futuro?".
Incluso el
todopoderoso asesor del Kremlin, Vladislav Surkov, quien actualmente dirige la
operación en Ucrania, advirtió en 2010 que "no somos como Kuwait… No
podemos ser un pequeño y próspero emirato".
"Somos
un país grande que no podrá alimentarse del petróleo. Debemos aprender a hacer
dinero con nuestros cerebros".
Los
proyectos de Medvedev y Surkov de crear un parque científico en Skolkovo, en
las afueras de Moscú, quedaron reducidos al mínimo.
Mientras
tanto, Putin pareciera preferir los dramas a ritmos acelerados como Ucrania y
Siria, que dedicarse a atender el desarrollo progresivo de una industria que da
sus primeros pasos promoviendo tecnología y pequeños negocios.
La
tormenta perfecta
"Nos
encontramos en una tormenta perfecta y me imagino que no se debe a un
accidente, porque de alguna forma creamos esta tormenta para nosotros
mismos", dijo el ministro de Economía, Alexei Ulyukayev, el jueves pasado.
Putin, por
su parte, comentó: "No hemos hecho mucho de lo que estábamos planeando
hacer para diversificar nuestra economía en los últimos 20 años".
Luego
agregó: "la vida misma" se encargará ahora de hacer que la tarea se
realice.
Y después
retomó las acusaciones contra Occidente.
Sería más
preciso decir que la responsabilidad recae en Putin y en los políticos que no
lo desafiaron y desaprovecharon la oportunidad de construir una economía
robusta cuando aún podían lograrlo.
• Ben Judah, analista y escritor
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