Matemáticamente tenemos chance
Forbes - enero de 2014
¿Cómo se puede realizar un
cálculo razonable sobre la viabilidad de lanzar al mercado un producto innovador?
Cómo me acaba de “iluminar” mi
hijo (6 años) explicándome que cuando al color amarillo le “sumas” el color
azul da como resultado el verde, y me lo escribió así A+A=B. Las matemáticas
están detrás de todo. Pensemos esto desde la perspectiva de la innovación.
En la última década la
conceptualización sobre la innovación dentro de las empresas ha avanzado. Hoy
los empresarios saben que para crear valor a través de la innovación, las
empresas tienen que aprender a generar más y mejores ideas, realizar un adecuado
proceso de selección de dichas ideas para convertirlas en proyectos y hacer que
éstos se vuelvan realidad. Este proceso de innovación debe ser al mismo tiempo
rápido, eficiente y asegurar su replicabilidad y mejoramiento sistemático.
Una estrategia de innovación
alineada con la estrategia de la empresa, una cultura que apoye a la
innovación, procesos habilitantes y herramientas que permitan detectar
oportunidades, son algunos de los elementos necesarios para la sistematización
de la innovación.
Cuando se analizan los esfuerzos
que hacen las empresas para innovar, vemos que las principales inversiones
están enfocadas a desarrollar nuevos productos (Accenture, 2013). No tanto en
procesos, ni en comercialización, ni en modelo de negocios, sino en lanzar un
producto innovador. Pero, según estudios académicos (Harvard, 2013), más del
90% de esos productos terminan en la papelera, luego de grandes sumas de dinero
gastado/invertido. Entonces, ¿cómo se puede aproximar a calcular, con cierta
razonabilidad, la viabilidad de lograr un producto innovador?
Previo, me interesaría comprender
qué es un producto. Un producto se podría definir como “un conjunto de
atributos”. De hecho, podríamos representar el éxito de un producto como la
sumatoria de cada uno de los atributos, multiplicada por la valoración
relativa, por parte de la demanda, de cada uno de ellos.
La primera pregunta que surge es:
¿Cuántos atributos debe tener un producto? Todo depende de la complejidad del
producto (Hausmann, 2012). Si el producto es simple, pocos; si el producto es
complejo (habitualmente los que mayor valor agregado tienen), muchos atributos.
En este marco, ¿qué se entiende
por innovación de productos? Si bien existen muchísimas conceptualizaciones al
respecto, la que me gusta utilizar a mí hace referencia a que la innovación de
producto es “una combinación nueva de los atributos valorados que forman el
producto”.
Por lo tanto, podemos lograr un
proxy de la probabilidad de éxito de la innovación de productos si la suponemos
como “la sumatoria de los atributos (nuevos y existentes) multiplicados por el
incremento (o disminución) de la valorización que tienen cada uno de los
clientes, y de los no clientes, de cada atributo; comparado con los atributos
del producto de la competencia”. Si nuestro producto es realmente innovador,
habremos generado nuevos atributos y reforzado los existentes de tal forma que
el incremental tienda al valor absoluto de la valorización del cliente, lo que
hará que sea un producto innovador exitoso.
Entonces, el foco de la empresa o
del emprendedor es comprender cómo deben cambiar los atributos, cómo cambia la
valorización relativa, y a cuantos consumidores (actuales y potenciales) esa
variación le es positiva (y a cuántos no). Este simple cálculo seguro tendrá un
impacto importante en las decisiones y, por ende, en el riesgo y retorno de la
innovación de productos.
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