La capital china superó los objetivos en sus planes para controlar la contaminación ambiental establecidos para 2007, si se toma en cuenta que el último del año vivió una campaña de "cielos azules".
El lunes 31 de diciembre, el cielo sobre Pekín lució despejado, con lo cual la ciudad alcanzó un total de 246 días de cielos límpidos, sobrepasando de este modo la meta que el mismo gobierno chino se había propuesto.
Las autoridades deportivas internacionales habían manifestado su preocupación por el efecto que la mala calidad del aire de la ciudad podía llegar a tener sobre los atletas de los Juegos Olímpicos que se llevarán a cabo en Pekín en agosto de 2008.
Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional, había advertido que las fechas de algunos eventos podrían ser modificadas si la calidad del aire no era lo suficientemente buena.
Desde entonces, las autoridades chinas se han esforzado para resolver este problema con medidas como, por ejemplo, la adopción de "un día sin automóvil".
Azul para unos, negro para otros
Du Shaozhong, vice-director de la Oficina Municipal de Protección Ambiental, le dijo a la agencia de noticias china Xinhua, que se sentía muy aliviado.
"Habíamos anticipado un último día de cielos azules hace diez días, pero la niebla y las tormentas de arena nos mantuvieron frustrados durante la última semana".
Para declarar una jornada de "cielos azules" los científicos deben medir los niveles de tres contaminantes en el aire.
Pero, como explica el corresponsal de la BBC en Pekín James Reynolds, los niveles que el gobierno establece como máximo no son muy estrictos.
"Lo que en Pekín puede entenderse como un cielo azul puede ser visto en muchos otros países como un cielo contaminado", señala Reynolds.
Y en los días en que el cielo no está despejado es difícil ver más allá de los 50 metros, agrega el corresponsal.
Ahora, con la llegada el nuevo año, las autoridades esperan alcanzar un total de 256 días de cielos límpidos.
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