Camisea: Dos situaciones excepcionales y un gato encerrado
Por Humberto Campodónico
Queda claro que la exportación del gas de Camisea es un problema porque no hay la suficiente cantidad de reservas para satisfacer el mercado interno y la exportación. Además, que es un mal negocio para el Perú, porque los precios bajos a los cuales se va exportar el gas (y, por consiguiente, los ingresos del Estado) serán menores que lo que habrá que pagar cuando se acaben las reservas de Camisea y nos veamos obligados a importar petróleo caro.
Pero ese no es el único problema. Una cuestión central es que las reservas de gas de Camisea provienen de dos situaciones excepcionales que no se repetirán en el futuro. La primera es que las reservas del Lote 88 se descubrieron por Shell en los 80, pero como no hubo acuerdo con esta empresa (ni en 1988, con García, ni en 1998, bajo Fujimori), revirtieron al Estado. Shell invirtió más de US$ 400 millones y los perdió.
Así, el Estado pudo ofrecer reservas ya descubiertas, sin riesgo. Por eso, en la licitación del 2000 las regalías que ofreció el consorcio Camisea (sobre todo Pluspetrol y Hunt Oil,) fueron altas, el 37.2%. Por eso, también, el precio en boca de pozo para el mercado interno es bajo: cuesta un dólar por mil pies cúbicos (mpc) para las centrales eléctricas y US$ 1.80 por mpc para las industrias, los vehículos y el consumo doméstico.
Pero su precio internacional es mayor. En EEUU está en US$ 7 por mpc. En los contratos firmados entre Bolivia y Argentina, el precio es US$ 5 por mpc, similar al que Bolivia le vende también a Brasil. Si ahora Repsol o Petrobrás descubren gas en los lotes aledaños a Camisea, las regalías serán mucho más bajas (20% como máximo). Pero el precio del gas para el mercado interno ya no será de un dólar o US$ 1.80 por mpc. Será bastante más alto.
La segunda situación excepcional es que las reservas del Lote 56, al lado del Lote 88, también fueron descubiertas por Shell en 1999-2000. Pero Shell, otra vez, las volvió a dejar después de invertir US$ 60 millones, porque su tamaño no justificaba la construcción de ductos a la costa. ¿Por qué no usaron los ductos del Lote 88? Porque el consorcio Camisea tenía una exclusividad de 10 años para su uso.
Así, como el único interesado posible era el Consorcio Camisea, en el 2004 obtuvo, otra vez sin riesgo alguno, las reservas del Lote 56, por las cuales pagó una regalía de 38%. Aquí es donde comienzan los problemas porque se planteó que el gas del Lote 56 se exporte a México. Pero como esas reservas son pequeñas y no alcanzaban (2.85 billones de pies cúbicos), se planteó usar una parte de las reservas del Lote 88 (8.35 bpc) que estaba destinado exclusivamente al mercado interno.
Ahí comienza el movimiento de los "lobbies" en el Ejecutivo y en el Congreso, que consiguió los cambios legales para que el gas del Lote 88 también pueda ser exportado, como lo reseñamos ayer.
Resumiendo, en la primera situación excepcional, el consorcio Camisea gana en el 2000 una licitación para el Lote 88 destinado al consumo interno (con reservas sin riesgo, por tanto, con bajos precios para el gas). Por eso, también, el Estado le dio una serie de incentivos (pagamos una parte del ducto en la tarifa eléctrica; se garantizó una demanda fija con el "take or pay" de Electroperú, entre otros). En la segunda, en el 2004 las reservas del Lote 56 (también sin riesgo) fueron otorgadas, a dedo, al consorcio Camisea, para la exportación. Pero como eran pequeñas, se cambió la legislación para que también se puedan exportar las del Lote 88. Increíble pero cierto.
Este problema no se puede arreglar con posibles descubrimientos de Repsol y/o de Petrobrás porque esas inversiones tienen riesgo exploratorio, lo que hace que las regalías sean más bajas y que los precios se muevan con el precio internacional del petróleo, lo que no sucede con el gas del Lote 88.
Aquí volvemos a la cuestión primigenia: las circunstancias excepcionales (inversiones perdidas por Shell) que nos permitieron tener gas a precio bajo, independiente del petróleo, fueron cambiadas con "nuevas" leyes y ahora el 38% de las reservas (4 bpc de un total de los 11.2 bpc del Lote 88 y el Lote 56) se van a ir a México. ¿Tanto se pueden equivocar, de manera sistemática, los funcionarios del gobierno, siempre en contra del Perú? ¿O hay aquí un, excepcional, gato encerrado?
Por Humberto Campodónico
Queda claro que la exportación del gas de Camisea es un problema porque no hay la suficiente cantidad de reservas para satisfacer el mercado interno y la exportación. Además, que es un mal negocio para el Perú, porque los precios bajos a los cuales se va exportar el gas (y, por consiguiente, los ingresos del Estado) serán menores que lo que habrá que pagar cuando se acaben las reservas de Camisea y nos veamos obligados a importar petróleo caro.
Pero ese no es el único problema. Una cuestión central es que las reservas de gas de Camisea provienen de dos situaciones excepcionales que no se repetirán en el futuro. La primera es que las reservas del Lote 88 se descubrieron por Shell en los 80, pero como no hubo acuerdo con esta empresa (ni en 1988, con García, ni en 1998, bajo Fujimori), revirtieron al Estado. Shell invirtió más de US$ 400 millones y los perdió.
Así, el Estado pudo ofrecer reservas ya descubiertas, sin riesgo. Por eso, en la licitación del 2000 las regalías que ofreció el consorcio Camisea (sobre todo Pluspetrol y Hunt Oil,) fueron altas, el 37.2%. Por eso, también, el precio en boca de pozo para el mercado interno es bajo: cuesta un dólar por mil pies cúbicos (mpc) para las centrales eléctricas y US$ 1.80 por mpc para las industrias, los vehículos y el consumo doméstico.
Pero su precio internacional es mayor. En EEUU está en US$ 7 por mpc. En los contratos firmados entre Bolivia y Argentina, el precio es US$ 5 por mpc, similar al que Bolivia le vende también a Brasil. Si ahora Repsol o Petrobrás descubren gas en los lotes aledaños a Camisea, las regalías serán mucho más bajas (20% como máximo). Pero el precio del gas para el mercado interno ya no será de un dólar o US$ 1.80 por mpc. Será bastante más alto.
La segunda situación excepcional es que las reservas del Lote 56, al lado del Lote 88, también fueron descubiertas por Shell en 1999-2000. Pero Shell, otra vez, las volvió a dejar después de invertir US$ 60 millones, porque su tamaño no justificaba la construcción de ductos a la costa. ¿Por qué no usaron los ductos del Lote 88? Porque el consorcio Camisea tenía una exclusividad de 10 años para su uso.
Así, como el único interesado posible era el Consorcio Camisea, en el 2004 obtuvo, otra vez sin riesgo alguno, las reservas del Lote 56, por las cuales pagó una regalía de 38%. Aquí es donde comienzan los problemas porque se planteó que el gas del Lote 56 se exporte a México. Pero como esas reservas son pequeñas y no alcanzaban (2.85 billones de pies cúbicos), se planteó usar una parte de las reservas del Lote 88 (8.35 bpc) que estaba destinado exclusivamente al mercado interno.
Ahí comienza el movimiento de los "lobbies" en el Ejecutivo y en el Congreso, que consiguió los cambios legales para que el gas del Lote 88 también pueda ser exportado, como lo reseñamos ayer.
Resumiendo, en la primera situación excepcional, el consorcio Camisea gana en el 2000 una licitación para el Lote 88 destinado al consumo interno (con reservas sin riesgo, por tanto, con bajos precios para el gas). Por eso, también, el Estado le dio una serie de incentivos (pagamos una parte del ducto en la tarifa eléctrica; se garantizó una demanda fija con el "take or pay" de Electroperú, entre otros). En la segunda, en el 2004 las reservas del Lote 56 (también sin riesgo) fueron otorgadas, a dedo, al consorcio Camisea, para la exportación. Pero como eran pequeñas, se cambió la legislación para que también se puedan exportar las del Lote 88. Increíble pero cierto.
Este problema no se puede arreglar con posibles descubrimientos de Repsol y/o de Petrobrás porque esas inversiones tienen riesgo exploratorio, lo que hace que las regalías sean más bajas y que los precios se muevan con el precio internacional del petróleo, lo que no sucede con el gas del Lote 88.
Aquí volvemos a la cuestión primigenia: las circunstancias excepcionales (inversiones perdidas por Shell) que nos permitieron tener gas a precio bajo, independiente del petróleo, fueron cambiadas con "nuevas" leyes y ahora el 38% de las reservas (4 bpc de un total de los 11.2 bpc del Lote 88 y el Lote 56) se van a ir a México. ¿Tanto se pueden equivocar, de manera sistemática, los funcionarios del gobierno, siempre en contra del Perú? ¿O hay aquí un, excepcional, gato encerrado?
1 comentario:
Esta mal el gobierno. Lei esto, recomiendo sobre Camisea:
http://www.connuestroperu.com/index.php?option=com_content&task=view&id=2144&Itemid=41
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