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miércoles, 16 de noviembre de 2016

inteligencia artificial

Watson, ¿cuán inteligente es la inteligencia artificial?


FORBES- 16 de noviembre de 2016
La inteligencia artificial, como cualquier tecnología, va evolucionando. Así que podemos esperar que en el futuro vea­mos muchas más cosas de las que hemos visto hasta ahora, dijo Salvador Martínez Vidal, director de IBM en México, en el marco del Foro Forbes 2016.

La mejor forma de pensar en Watson (la supercompu­tadora de IBM que se hizo famosa por ganar Jeopardy!) es como un bloque de legos”, explicó Salvador Martínez Vidal, director de IBM en México, en el marco del Foro Forbes 2016. El directivo de la firma tam­bién habló de los mitos y realidades que rodean a una de las tecnologías más emocionantes y disruptivas de la historia, y sus alcances y aplicaciones prácticas.

Para el director de IBM, la inteligencia artificial, como cualquier tecnología, va evolucionando. Así que podemos esperar que en el futuro vea­mos muchas más cosas de las que hemos visto hasta ahora. Nos gusta hablar más de tecnología cognitiva, porque creemos que esta tecnología es algo que sirve o va a servir para aumentar la capacidad del pensamiento humano, pero no lo va a reemplazar.

“La palabra inteligencia artificial puede llevar a pensar que en algún momento va a reemplazarla, pero no creemos que sea así, esta tecnología es como el teléfono, te permite hacer llegar tu voz a sitios donde no llegaría, o el automóvil con el que puedes llegar a lugares donde tus piernas no te llevarían, o lo que los lentes hacen por los ojos. Será una herramienta que te permitirá hacer cosas más rápido o más profundas, a lo mejor cosas que no sabías hacer pero siempre como una extensión de tu propia capacidad”, dijo Salvador Martínez. .

El cómputo cognitivo hoy está prácticamente en todas las industrias y en el futuro estará por todas partes. Hoy ya opera en medicina, en oncolo­gía, entornos le­gales; los bancos la utilizan. Las empresas de seguros lo utilizan, también gobiernos a lo largo de todo el mundo, está expandiéndose a todos los sectores industriales.


― Es fácil imaginar a Watson, que es una de las tecnologías que definió el cómputo cognitivo, como una supercomputadora, pero no es así. ¿Qué es?

― Watson es una tecnología, es la tecno­logía cognitiva de IBM. La presentamos hace cuatro años en un concurso de tele­visión en Estados Unidos, en Jeopardy!, en el que hay preguntas y respuestas, y lo ganó, les ganó a los dos mejores concur­santes de la historia.

Es sobre todo una tecnología de software, corre en la nube, pero es una nube estándar. La capacidad de Watson proviene del software y cuando nosotros la anunciamos en Jeopardy! tenía por de­bajo tres tecnologías, hoy tiene 53 y cada día le ponemos más. Por ejemplo, una de ellas puede reconocer la voz y trasladarla a texto escrito o a un conjunto de datos que un sistema pueda interpretar; hay otra tecnología que hace lo contrario, toma un conjunto de datos y los puede traducir en una respuesta hablada o con una nueva tecnología en una respuesta en un chat.

Sin embargo, al final Watson no es una cosa, es un conjunto, es como un rompecabezas para cada aplicación concreta y tú decides cuáles son las tec­nologías que pones, las conectas y creas el sis­tema que va a ayudarte para ese uso particular.



― Uno de esos casos fue su experimento con la marca de ropa para campismo The North Face…

― Sí, hicimos un piloto con North Face para la venta de chamarras en el que en lugar de tener un buscador como tienes normalmente, en el que escribes “chamarra” en una barra de búsqueda y te da muchos resultados, el sistema te va haciendo preguntas para al final darte las dos o tres chamarras que tiene disponibles y que mejor se ajustan a lo que tú necesitas. La forma en como se usan esas tecnologías se denomina con un término técnico, son APIS, interfaces de programación que tú puedes llamar para un uso concreto y te devuelven una respuesta, llamas a otro, te devuel­ven otra respuesta y así se construyen, es como un lego que unes con diversas piezas.



― ¿Es lo que técnicamente se define como un bot, cierto? Es un software inteligente capaz de relacionarse de una manera más amigable con el usuario.

― Correcto, pero es mucho más que eso, además de la capacidad de relación, porque sí es capaz de entender el len­guaje humano y de expresarse, es capaz de entender la capacidad más poderosa que tiene el núcleo de la tecnología, es la capacidad de entender datos no estructurados.

Esos datos no estructurados son la mayoría de los datos que hay en las redes de telecomunicaciones hoy. Más de la mitad de la capacidad de la red la ocupa el video, el video son datos no estructu­rados. ¿Por qué son no estructurados? Porque un sistema tradicional no puede tomar un video e interpretarlo, Wat­son puede, un dato no estructurado es un chat, esta conversación que estamos teniendo tú y yo, son los datos que no vienen preparados para ponerlos en una base de datos tradicional que un sistema de los que hoy están en operación te pueda interpretar. Esa es la gran capacidad de Watson como sistema cognitivo: el poder acceder y entender esos datos estructurales.



― Una muestra de ello es lo que hicieron con Morgan…

― Hace poco ayudamos a una producto­ra a crear el corte final de la película Morgan, comparando con escenas de otras películas y la reacción que tuvieron esas escenas en el público. Entonces, de nuevo, Watson no ha hecho nada, ha sido el productor, que ha tenido una herra­mienta más para tomar decisiones muy rápidas que antes se basarían sólo en la experiencia del productor y ahora se han podido basar en datos de cómo escenas similares generaron un determinado tipo de impresión o reacción en el público.



― Aunque hemos visto a Watson hacer cosas in­creíbles con grandes empresas e instituciones educativas, cada vez es más accesible para las Pymes, ¿nos puede contar sobre la iniciativa de IBM?

― Hemos puesto las 53 APIS que forman nuestra tecnología cognitiva en una plata­forma de desarrollo que se llama Bluemix y que usan empresas muy grandes, media­nas y pequeñas. Bluemix es una plata­forma que por unos pocos dólares al mes te da acceso a las tecnologías, te pondría como ejemplo en México una empresa que se dedica al desarrollo de información médica que se llama PLM, que utiliza nuestra tecnología cognitiva para dar un mejor servicio a sus clientes médicos.



― ¿Qué industrias están más propensas a ser revolucionadas por Watson?

― No hay industria que vaya a ser inmune. En la medicina el impacto ya es claro, o sea, el mundo médico tiene un enor­me interés en entender cómo este tipo de tecnologías se puede aplicar en los protocolos que usan todos los días, algo que está pasando en todos los países, incluyendo México.

Los bancos lo miran con muchísima atención, tanto como atención al cliente como, por ejemplo, para hacer que un gestor de riesgos haga mejor su trabajo al decidir si dar un crédito o no, o bajo qué condiciones, y eso no sólo se basa en la experiencia del gestor, sino en el conjunto de información que el sistema puede dar.

Seguros, retail, distribución, comercio electrónico… la capacidad de interactuar en un site de comercio electrónico en una forma mucho más natural de la que ahora mismo utilizas. Va a tener un impacto enorme en la educación, la tecnología cognitiva por primera vez te permitirá pasar de una educación en la que el maestro enseña a todos los estudiantes al mismo tiem­po y a la vez, a una educa­ción personalizada.

No quiero decir que vayan a reemplazar a un maestro, pero le va a dar la capacidad de hacer que cada uno aprenda de la forma que mejor aprende, porque no hay dos seres humanos que aprendan de la misma manera, y sin em­bargo desde los griegos a todos nos han enseñado igual: un profesor, 30 alumnos y la misma comunicación.



― ¿Cómo te imaginas las soluciones tecnológicas que podría ofrecer IBM en 10 o 15 años?

― Me imagino un futuro diferente. Es muy difícil decir cómo será, pero echa la vista 100 o 90 años atrás en México: 97% de la población vivía de la agricultura. Hoy en México de la agricultura vive un 4 o 5% de la población, el resto nos dedica­mos a trabajos que son muy distintos, inimaginables hace 100 años. Los abuelos de nuestros abuelos no se podrían ima­ginar cómo tú te ganas la vida o cómo yo me gano la vida, entonces los niños que hoy están naciendo en México estudiarán dentro de 20 años carreras que hoy no nos podemos ni imaginar, y va a ser el poder de tecnologías como la cognitiva el que te permitirá prosperar en este mundo de posibilidades completamente nuevo.



― Uno de los grandes temores a la llegada del cómputo cognitivo e inteligencia artificial es la pérdida de empleos, ¿cuál es tu perspectiva al respecto?

― De nuevo me voy a la historia. La humanidad es completamente dependiente de la tecnología desde que se inventó el fue­go. Cada vez que una tecno­logía aparece surge el temor de que se pierdan muchos puestos de trabajo, y es verdad que cada tecnología reemplaza algunos empleos, pero crea nuevos que no habías imaginado antes.

La tecnología cognitiva creará trabajos completa­mente nuevos, por ejem­plo, a un sistema cognitivo hay que enseñarle, se va a crear la profesión del coach del sistema, alguien que no programa sino que enseña al sistema, que tra­baja con el sistema hasta que el sistema aprende a contestar de manera correcta. Un sistema cognitivo el primer día no dice nada y el segundo día dice barbaridades, entonces a partir del entrenamiento que le das aprende cuáles son las respuestas correctas y cuáles no, ahí tienes una pro­fesión que está naciendo, los coaches, la gente que va a entrenar a esos sistemas… podrían ser humanistas, pueden ser filó­sofos, vaqueros o abogados.



― ¿Necesitarías varios perfiles para enseñar al sis­tema dependiendo del uso que le quieras dar?

― Cierto, la parte mecánica del trabajo irá desapareciendo, como en la agricultura, la tecnología quitó la parte mecánica, pero nos liberó para hacer otras cosas. Yo no creo que esta tecnología sea un problema desde el punto de vista de la dinámica laboral, va a crear enormes oportunidades de hacer cosas que hasta hoy no podíamos hacer.



― La tecnología, en especial la digital, se vuelve cada vez más compleja y útil, pero también más difícil de entender. ¿Se han topado con esa barrera entre las empresas en México o en AL?

― Estábamos llegando a un punto con la computación tradicional en que se está volviendo extraordinariamente compleja, por eso hay tantos matemáticos en las compa­ñías. La tecnología cognitiva viene a ayudar a resolver el problema porque no necesi­tas conocer profundamente cómo es la mecánica de la gestión de los datos, tendrás una herramienta que los administra por ti y en un lenguaje natural, voy a ser capaz de entender sobre mis datos más de lo que sé ahora. Hoy, con un sistema tradi­cional necesitas gente que sepa progra­mar, que sepa matemáticas, estadísticos, y todo eso estaba alcanzando un grado de complejidad que nos hizo pensar que esta tecnología que teníamos en nuestros laboratorios hace 10 años empezaba a tener una necesidad en el mercado.

― Hace un par de meses Elon Musk, fundador de Tesla y Space X, habló sobre cómo veía un lazo neurálgico, en el cual pudieras conectar una computadora al cerebro humano, ¿qué opinas al respecto?

― No lo sé, sé que esta herramienta nos va a dar una capacidad mayor de la que tene­mos ahora. Hoy, para usar una interfaz la mayoría de la humanidad usa un dedo, esa es nuestra interfaz con la computación, pero habrá formas más agiles. Yo sí veo un futuro en el que nos olvidemos de los teclados y del dedo y dialoguemos, plati­quemos con el sistema, que lo tengamos conectado al cerebro, pero que haga falta tenerlo conectado creo que está dentro de la categoría de la ciencia ficción.





Carlos Morales-Editor Web y traductor en Forbes México. Periodista naturalizado chilango; le intrigan las finanzas y la tecnología. Es lector y ciclista.

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