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lunes, 29 de octubre de 2007

Infarto

"Las leyes reducirían el riesgo de infarto"

Parece que el incremento de las enfermedades cardiovasculares ya no es un problema de falta de información: la mayoría de la gente conoce los hábitos saludables y los malos hábitos. ¿Pero cómo se trabaja la falta de voluntad?

VALENTÍ FUSTER: El problema está en el encontronazo de una sociedad de consumo y la realidad que conocemos sobre los factores de riesgo. Es muy difícil lograr cambios de hábitos en una sociedad en la que hay mucha competitividad y estrés y pocas posibilidades de decir: "Voy a comer bien, no voy a fumar, no voy a restaurantes..." Se necesita mucha voluntad y por eso lo que hay que hacer es trabajar en un nivel distinto: con los niños y las leyes.

¿Las leyes logran cambiar los hábitos?

La gente se reía de mí cuando hablaba del tema, pero eso ya está ocurriendo. Por ejemplo, en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos la ley prohibe a los restaurantes cocinar con aceites que aumenten los productos tóxicos en el organismo. Otro problema es que las personas desconocen cuál es su presión arterial y si nadie las obliga a medírsela nunca lo sabrán. Debe haber leyes que estimulen u obliguen a adquirir esa costumbre, que una persona no pueda obtener una licencia de conducción o abordar un avión si no se la ha medido.

De lo contrario, va a ser muy difícil.¿Y cómo se controla el estrés?

Estando en dominio de nosotros mismos. El problema de la sociedad actual es que constantemente pensamos en lo que nos rodea y no en que somos alguien. Vivimos en una sociedad que continuamente nos acusa de no estar al nivel ni de rendir lo suficiente. Nos falta autoestima. En cambio, el que tiene una filosofía más clara piensa: "¿Y qué?". Es cuestión de ser dueños de nosotros mismos. Es muy distinto al egoísmo, es autoconfianza, calibrar lo que somos, saber para qué servimos, cuáles son nuestras prioridades, encontrar nuestro propio foco. Mientras no descubramos nuestra valía y nos olvidemos de la gente, no iremos a ningún sitio.

Pero debe haber alguna estrategia...

El problema empieza cuando llegamos al trabajo y nos preguntamos qué es lo que debemos hacer. Entonces comenzamos a desconfiar de nosotros. La propuesta es buscar tiempo para reflexionar. He descubierto que la mañana es un buen momento para pensar y organizar las actividades, el resto del día es muy secundario. Estar organizado da sentido de seguridad.
Parecen propuestas filosóficas para prevenir problemas cardiovasculares. ¿Es este el fondo el libro que publicará con el filósofo José Luis Sampedro?

Sí, el libro va por ese camino. Se trata de encontrarnos a nosotros mismos para hallar nuestras prioridades. Y nadie puede negar que la salud es una prioridad.

Y el libro que escribe en alianza con Ferrán Adriá, el chef que ha revolucionado la cocina en el mundo, ¿por qué camino va?

Se trata de establecer los mejores menúes para distintas poblaciones: para un diabético, para alguien con insuficiencia cardíaca, para países pobres donde el exceso de carbohidratos está causando las enfermedades cardiovasculares o para países ricos donde las culpables son las grasas. Es un trabajo de gran envergadura para ofrecer algo barato y nutritivo que no nos lleve a la obesidad.

¿Y habrá espacio para la alta gastronomía?

Ése es un concepto relativo. Así como existe la alta gastronomía del diabético, también existe la alta gastronomía del pobre. Alta gastronomía es comer con calidad.

¿Por qué nunca es tarde para comenzar a cuidar la salud cardiovascular?

Porque los estudios nos dicen que cuando la gente deja de fumar o comienza a bajar el colesterol, incluso a los 70 años, eso tiene impacto en la reducción de las tasas de mortalidad.

¿Hay algún truco para motivar a los pacientes mayores a cambiar de hábitos?

No. En verdad son pacientes que ya han hecho un infarto los que comienzan a sentirse motivados.

¿Sólo cuando el golpe avisa?

Bueno, ahora los pacientes se dan cuenta de que pueden vivir más tiempo. No es raro ver gente de 60 ó 70 que quiere vivir 100. También está dispuesta a motivarse.

¿QUIÉN ES?
Valentí Fuster, presidente de la Asociación Mundial de Cardiología habla sobre la falta de voluntad de la gente para prevenir enfermedades cardiovasculares.
Nacimiento: Barcelona, España, 1943.
Estado civil: Casado, dos hijos.
Cargos: presidente de la Asociación Mundial de Cardiología, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí, Nueva York.
Premios y distinciones: Premio Príncipe de Asturias, distinciones de la Sociedad Europea de Cardiología y del Colegio Estadounidense de Cardiología, Premio de Investigación Cardiovascular Lewis A. Conner.
Publicaciones: editor de The Heart y Atherothrombosis and Coronary Artery Disease y autor de 400 artículos científicos y de La ciencia de la salud (Planeta, 2006).

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