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lunes, 1 de octubre de 2007

Eléctricos y Magnéticos

Campos electromagnéticos

En esta página de consulta hallará enlaces hacia descripciones de actividades, informes, noticias y eventos, así como hacia los datos para entrar en contacto con los diversos programas y oficinas de la OMS que se ocupan detema, y los asociados que colaboran con ellos. Asimismo, figuran enlaces hacia sitios web y temas relacionados.

Los campos electromagneticos
Los campos electromagnéticos (CEM) de todas las frecuencias constituyen una de las influencias del entorno más comunes y de crecimiento más rápido sobre las que existe una creciente ansiedad y especulación. Hoy en día, todas las poblaciones del mundo están expuestas a CEM en mayor o menor grado, y conforme avance la tecnología el grado de exposición continuará creciendo.

Como parte de su mandato de proteger la salud pública, y en respuesta a la preocupación pública por los efectos sobre la salud de la exposición a CEM, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó en 1996 el Proyecto Internacional CEM para evaluar las pruebas científicas de los posibles efectos sobre la salud de los CEM en el intervalo de frecuencia de 0 a 300 GHz.

El proyecto EMF está abierto a una participación amplia

El proyecto de EMF está abierto a todos los gobiernos de los Estados miembros de la OMS, es decir, los departamento de la salud, o representantes de otras instituciones nacionales responsables por la protección contra la radiación. El proyecto es totalmente financiado por los países y las agencias que participan.

Los campos electromagnéticos y la salud pública
Estaciones de base y tecnologías inalámbricas

Hoy día la telefonía móvil es algo corriente en todo el mundo. Esa tecnología inalámbrica se basa en una amplia red de antenas fijas o estaciones de base que transmiten información mediante señales de radiofrecuencia (RF). Hay más de 1,4 millones de estaciones de base en todo el mundo, y la cifra está aumentando de forma considerable con la aparición de las tecnologías de tercera generación.

Hay otras redes inalámbricas que permiten obtener servicios y acceso a Internet de alta velocidad, como las redes de área local inalámbricas (WLAN), cuya presencia también es cada vez más frecuente en los hogares, las oficinas y muchos lugares públicos (aeropuertos, escuelas y zonas residenciales y urbanas). A medida que crece el número de estaciones de base y de redes locales inalámbricas, aumenta también la exposición de la población a radiofrecuencias. Según estudios recientes, la exposición a RF de estaciones de base oscila entre el 0,002% y el 2% de los niveles establecidos en las directrices internacionales sobre los límites de exposición, en función de una serie de factores, como la proximidad de las antenas y su entorno. Esos valores son inferiores o comparables a la exposición a las RF de los transmisores de radio o de televisión.

Las posibles consecuencias para la salud de la exposición a campos de RF producidos por las tecnologías inalámbricas han causado preocupación. En la presente nota descriptiva se examinan las pruebas científicas disponibles sobre los efectos en la salud humana de una exposición continua de bajo nivel a estaciones de base y otras redes locales inalámbricas. Para obtener información detallada sobre un taller de la OMS dedicado a este tema.

Preocupaciones sanitarias
Un motivo de inquietud común en relación con las antenas de las estaciones de base y de las redes locales inalámbricas es el relativo a los efectos a largo plazo que podría tener en la salud la exposición de todo el cuerpo a señales de RF. Hasta la fecha, el único efecto de los campos de RF en la salud que se ha señalado en los estudios científicos se refería al aumento de la temperatura corporal (> 1º C) por la exposición a una intensidad de campo muy elevada que sólo se produce en determinadas instalaciones industriales, como los calentadores de RF. Los niveles de exposición a RF de las estaciones de base y las redes inalámbricas son tan bajos que los aumentos de temperatura son insignificantes y no afectan a la salud de las personas.

La potencia de los campos de RF alcanza su grado máximo en el origen y disminuye rápidamente con la distancia. El acceso a lugares cercanos a las antenas de las estaciones de base se restringe cuando las señales de RF pueden sobrepasar los límites de exposición internacionales. Una serie de estudios recientes ha puesto de manifiesto que la exposición a RF de las estaciones de base y tecnologías inalámbricas en lugares de acceso público (incluidos hospitales y escuelas) suele ser miles de veces inferior a los límites establecidos por las normas internacionales.

De hecho, debido a su menor frecuencia, a niveles similares de exposición a RF, el cuerpo absorbe hasta cinco veces más señal a partir de la radio de FM y la televisión que de las estaciones de base. Ello se debe a que las frecuencias utilizadas en las emisiones de radio de FM (unos 100 MHz) y de televisión (entre 300 y 400 MHz) son inferiores a las empleadas en la telefonía móvil (900 y 1800 MHz), y a que la estatura de las personas convierte el cuerpo en una eficaz antena receptora. Además, las estaciones de emisión de radio y televisión funcionan desde hace por lo menos 50 años sin que se haya observado ningún efecto perjudicial para la salud.

Aunque la mayoría de las tecnologías de radio utilizaban señales analógicas, las telecomunicaciones inalámbricas modernas usan señales digitales. Los detallados estudios realizados hasta el momento no han revelado ningún peligro específico derivado de las diferentes modulaciones de RF.

Cáncer:
las noticias publicadas por los medios informativos sobre conglomerados de casos de cáncer en torno a estaciones de base de telefonía móvil han puesto en alerta a la opinión pública. Cabe señalar que, desde el punto de vista geográfico, el cáncer se distribuye de forma irregular en cualquier población. Dada la presencia generalizada de estaciones de base en el entorno, pueden producirse conglomerados de casos de cáncer cerca de estaciones de base simplemente por casualidad. Además, los casos de cáncer notificados en esos conglomerados suelen ser de distinto tipo, sin características comunes, por lo que no es probable que se deban a una misma causa.

Se pueden obtener pruebas científicas sobre la distribución de los casos de cáncer entre la población mediante estudios epidemiológicos bien planificados y ejecutados. En los últimos 15 años, se han publicado estudios en los que se examinaba la posible relación entre los transmisores de RF y el cáncer. En esos estudios no se han encontrado pruebas de que la exposición a RF de los transmisores aumente el riesgo de cáncer. Del mismo modo, los estudios a largo plazo en animales tampoco han detectado un aumento del riesgo de cáncer por exposición a campos de RF, incluso en niveles muy superiores a los que producen las estaciones de base y las redes inalámbricas.

Otros efectos:

se han realizado pocos estudios sobre los efectos generales en la salud humana de la exposición a campos de RF de las estaciones de base. Ello se debe a la dificultad para distinguir los posibles efectos en la salud de las señales muy bajas que emiten las estaciones de base de otras señales de RF de mayor potencia existentes en el entorno. La mayoría de los estudios se han centrado en la exposición a RF de los usuarios de teléfonos móviles. Los estudios con seres humanos y animales en los que se han examinado las ondas cerebrales, las funciones intelectuales y el comportamiento tras la exposición a campos de RF, como los generados por los teléfonos móviles, no han detectado efectos adversos. El nivel de exposición a RF utilizado en esos estudios era unas 1000 veces superior al de exposición del público en general a RF de estaciones de base o de redes inalámbricas. No hay pruebas de que se produzcan alteraciones del sueño o de la función cardiovascular.

Algunas personas han señalado síntomas inespecíficos tras la exposición a campos de RF de estaciones de base y otros dispositivos de campos electromagnéticos. Como se indica en una nota descriptiva recientemente publicada por la OMS sobre la «hipersensibilidad electromagnética», no se ha demostrado que los campos electromagnéticos provoquen esos síntomas. Sin embargo, es importante tener en cuenta la difícil situación de las personas que sufren esos síntomas.

De todos los datos acumulados hasta el momento, ninguno ha demostrado que las señales de RF producidas por las estaciones de base tengan efectos adversos a corto o largo plazo en la salud. Dado que las redes inalámbricas suelen producir señales de RF más bajas que las estaciones de base, no cabe temer que la exposición a dichas redes sea perjudicial para la salud.

Normas de protección
La Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP, 1998) y el Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos (IEEE, 2005) han elaborado directrices internacionales sobre los límites de exposición para ofrecer protección contra los efectos reconocidos de los campos de RF.

Las autoridades nacionales deberían adoptar normas internacionales para proteger a los ciudadanos de los niveles perjudiciales de RF. Además, deberían restringir el acceso a las zonas en que puedan rebasarse los límites de exposición.

Percepción pública del riesgo
Algunas personas consideran probable que la exposición a RF entrañe riesgos y que éstos puedan ser incluso graves. Ese temor se debe, entre otras cosas, a las noticias que publican los medios de comunicación sobre estudios científicos recientes y no confirmados, que provocan un sentimiento de inseguridad y la sensación de que puede haber riesgos desconocidos o no descubiertos. Otros factores son las molestias estéticas y la sensación de falta de control y participación en las decisiones de ubicación de las nuevas estaciones de base. La experiencia demuestra que los programas educativos, así como una comunicación eficaz y la participación del público y otras partes interesadas en las fases oportunas del proceso de decisión previo a la instalación de fuentes de RF, pueden aumentar la confianza y la aceptación del público. La OMS ha destacado la necesidad de ese diálogo en una publicación disponible en nueve idiomas (véase enlaces relacionados al final de la página).

Conclusiones
Teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud.

Iniciativas de la OMS
A través del Proyecto Internacional CEM, la OMS ha establecido un programa para supervisar las publicaciones científicas sobre los campos electromagnéticos, evaluar los efectos en la salud de la exposición a frecuencias de 0 a 300 GHz, ofrecer asesoramiento sobre los posibles peligros de los campos electromagnéticos y determinar las medidas de mitigación más idóneas. Basándose en amplios estudios internacionales, el Proyecto ha promovido investigaciones para subsanar la falta de conocimientos. En respuesta a ello, en los 10 últimos años, diversos gobiernos e institutos de investigación nacionales han destinado más de US$ 250 millones al estudio de los campos electromagnéticos.

Aunque nada hace pensar que la exposición a campos de RF de estaciones de base y redes inalámbricas tenga efectos en la salud, la OMS sigue fomentando las investigaciones para determinar si la exposición a la mayor RF de los teléfonos móviles puede repercutir en la salud. Para consultar las investigaciones más recientes dedicadas fundamentalmente a la telefonía móvil (véase enlaces relacionados al final de la página).

Está previsto que en 2006-2007 el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), un organismo especializado de la OMS, lleve a cabo un estudio sobre el riesgo de cáncer provocado por los campos de radiofrecuencia, y que en 2007-2008 el Proyecto Internacional CEM realice una evaluación general de los riesgos para la salud de los campos de RF.

Lecturas complementarias
ICNIRP (1998) www.icnirp.org/documents/emfgdl.pdf
IEEE (2006) IEEE C95.1-2005 "IEEE Standard for Safety Levels with Respect to Human Exposure to Radio Frequency Electromagnetic Fields, 3 kHz to 300 GHz"

Campos electromagnéticos y salud pública
Campos eléctricos y magnéticos estáticos


La aplicación de tecnologías que utilizan campos estáticos es cada vez más frecuente en determinadas actividades, como la utilización de imágenes por resonancia magnética (IRM) en la medicina, los sistemas de transporte que utilizan corriente continua o campos magnéticos estáticos, y la investigación sobre física de las altas energías. Cuanto mayor es la intensidad del campo estático es más probable que se produzca una variedad de interacciones con el cuerpo.

En el marco del Proyecto Internacional CEM (campos electromagnéticos) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han examinado recientemente las repercusiones sanitarias de la exposición a campos estáticos intensos y se ha destacado la importancia de proteger la salud del personal médico y de los pacientes (en particular, los niños y las mujeres embarazadas), así como de los trabajadores de industrias que producen magnetos con campos de alta intensidad (Criterios de Salud Ambiental, 2006).

FUENTES
Los campos eléctricos y magnéticos son generados por fenómenos como el campo magnético terrestre y las tormentas eléctricas, o por el uso de la electricidad. Cuando esos campos no varían con el tiempo se dice que son estáticos y tienen una frecuencia de 0 Hz.

En la atmósfera, los campos eléctricos estáticos (también denominados campos electroestáticos) se producen de forma natural con tiempo despejado, pero sobre todo en presencia de nubes de tormenta. La fricción también puede separar las cargas positivas y negativas y generar campos electroestáticos de alta intensidad. La intensidad de un campo se mide en voltios por metro (V/m) o en kilovoltios por metro (kV/m). En la vida cotidiana podemos recibir descargas de chispas con objetos conectados a tierra o se nos puede erizar el cabello como resultado de la fricción, por ejemplo si caminamos sobre una alfombra. Otra fuente de campos electroestáticos es el uso de electricidad de corriente continua, por ejemplo, los sistemas ferroviarios que utilizan corriente continua y las pantallas de televisores y ordenadores con tubos de rayos catódicos.

Un campo magnético estático se mide en amperios por metro (A/m), pero suele expresarse en términos de la inducción magnética correspondiente, que se mide en teslas (T) o militeslas (mT). En la superficie de la Tierra, el campo geomagnético natural varía entre 0,035 y 0,07 mT; algunos animales son sensibles a él y lo utilizan para orientase. Los campos magnéticos estáticos antropogénicos se producen por la utilización de corriente continua, por ejemplo, en los trenes eléctricos o en procesos industriales como la producción de aluminio o la soldadura de gas. Estos campos pueden tener intensidades más de 1000 veces superiores a la del campo magnético natural de la Tierra.

Las recientes innovaciones tecnológicas han conducido al uso de campos magnéticos cuya intensidad es hasta 100 000 veces superior a la del campo magnético de la Tierra. Esos campos se utilizan en la investigación y en aplicaciones médicas, como la IRM que produce imágenes tridimensionales del cerebro y otros tejidos blandos. En los sistemas clínicos que se utilizan habitualmente, los pacientes y los técnicos pueden estar expuestos a campos magnéticos cuya intensidad varía entre 0,2 T y 3 T. En las aplicaciones de investigaciones médicas se utilizan campos magnéticos de mayor intensidad (hasta 10 T, aproximadamente) para el barrido corporal total del paciente.

EFECTOS SANITARIOS
Existen pocos estudios sobre los efectos de los campos eléctricos estáticos. Según los resultados obtenidos hasta el momento, los únicos efectos agudos están asociados con movimiento del vello cutáneo y malestar provocado por descarga de chispas. No existen investigaciones efectivas acerca de los efectos crónicos o retardados de los campos eléctricos estáticos.

En el caso de los campos magnéticos estáticos, sólo es probable que se produzcan efectos agudos cuando existe movimiento en el campo, como el desplazamiento de una persona o el movimiento corporal interno, como el flujo sanguíneo o los latidos cardíacos. Una persona que se desplace en un campo de más de 2 T puede tener sensaciones de vértigo y náusea, acompañadas en algunos casos por un sabor metálico en la boca y percepciones de destellos luminosos. Aunque sólo son temporales, esos efectos pueden incidir en la seguridad de las personas que ejecutan operaciones delicadas (como los cirujanos que realizan operaciones en unidades de IRM).

Los campos magnéticos estáticos influyen en las cargas eléctricas que se mueven con la sangre, como los iones, y generan corrientes y campos eléctricos alrededor del corazón y los grandes vasos sanguíneos, que pueden alterar ligeramente la circulación de la sangre. Entre los efectos posibles cabe mencionar ligeras alteraciones de los latidos cardíacos y un aumento del riesgo del ritmo cardíaco anormal (arritmia), que pueden poner en peligro la vida del paciente (como la fibrilación ventricular). Sin embargo, estos efectos agudos sólo tienden a producirse en caso de exposición a campos de más de 8 T.

Hasta el momento no se ha podido determinar si existen consecuencias sanitarias a largo plazo incluso en el caso de exposición a campos cuya intensidad se mide en militeslas, porque no se han realizado estudios epidemiológicos adecuados y a largo plazo con animales. Por ejemplo, no es posible clasificar la carcinogenicidad de los campos magnéticos estáticos para los seres humanos (CIIC, 2002).

NORMAS INTERNACIONALES
La Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes se ha ocupado de la exposición a campos magnéticos estáticos (véase: www.icnirp.org). Los límites actuales de exposición en la actividad laboral se han establecido para evitar las sensaciones de vértigo y náusea inducidas por el movimiento en un campo magnético estático. Los límites recomendados son promedios ponderados por el tiempo de 200 mT para la exposición durante la jornada laboral, con un valor máximo de 2 T. Para el público en general se ha fijado un límite de exposición continua de 40 mT.

Los campos magnéticos estáticos afectan a dispositivos metálicos implantados, como los marcapasos implantados en el cuerpo, lo cual puede tener efectos sanitarios adversos directos. Se sugiere que los portadores de marcapasos cardíacos, implantes ferromagnéticos y dispositivos electrónicos implantados deben evitar los lugares con campos magnéticos de más de 0,5 mT. También deben evitarse los riesgos provocados por objetos metálicos atraídos repentinamente por magnetos con campos superiores a 3 mT.

LA RESPUESTA DE LA OMS
La OMS ha efectuado evaluaciones de los problemas sanitarios planteados por la exposición a campos electromagnéticos con un rango de frecuencia de 0 a 300 GHz. El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) evaluó la carcinogenicidad de los campos estáticos en 2002 y el Proyecto Internacional CEM de la OMS ha realizado recientemente una evaluación exhaustiva de los riesgos sanitarios de estos campos (Criterios de Salud Ambiental, 2006), que permitió determinar lagunas en los conocimientos. En consecuencia, se ha elaborado un programa de investigaciones para los próximos años a fin de aportar datos que permitan elaborar evaluaciones mejor fundamentadas en el futuro (www.who.int/emf). La OMS recomienda una revisión de las normas cuando se publiquen nuevas pruebas científicas.

¿QUÉ PUEDEN HACER LAS AUTORIDADES NACIONALES?
Si bien la utilización de campos magnéticos estáticos aportará enormes beneficios, en particular en la medicina, es preciso evaluar adecuadamente los posibles efectos sanitarios adversos de la exposición a esos campos para determinar con precisión los riesgos y beneficios de su utilización. Pasarán varios años hasta que se completen las investigaciones pertinentes. Entretanto, la OMS recomienda que las autoridades nacionales establezcan programas para proteger tanto al público como a los trabajadores de posibles efectos adversos de los campos estáticos. En el caso de los campos eléctricos estáticos, como el principal efecto consiste en el malestar corporal provocado por descargas eléctricas, es suficiente facilitar información sobre la exposición a grandes campos eléctricos y sobre la manera de evitarla.

En el caso de los campos magnéticos estáticos, puesto que no se dispone de información suficiente sobre los posibles efectos a largo plazo o retardados de la exposición, puede justificarse la adopción de medidas cautelares costoeficaces para limitar la exposición de los trabajadores y el público. La OMS recomienda que las autoridades adopten las medidas siguientes:

Adoptar normas internacionales basadas en datos científicos para limitar la exposición humana.
Aplicar medidas de protección para la utilización de campos magnéticos en la industria y la investigación científica estableciendo distancias mínimas en el caso de campos magnéticos que pueden suponer un riesgo importante, confinando los campos o aplicando controles administrativos, por ejemplo, en el marco de programas de educación del personal.
Estudiar la posibilidad de establecer un procedimiento de autorización para el equipo de imagen de resonancia magnética (IRM) con campos de más de 2 T, a fin de garantizar la aplicación de medidas de protección.
Financiar investigaciones para colmar las importantes lagunas de conocimientos acerca de la seguridad de las personas.
Financiar equipos y bases de datos de IRM para recoger información sanitaria sobre la exposición de los técnicos y los pacientes.

LECTURAS RECOMENDADAS
Environmental Health Criteria (2006), Static fields, Ginebra: Organización Mundial de la Salud, serie de monografías, vol. 232

Effects of static magnetic fields relevant to human health (2005), Eds. D. Noble, A. McKinlay, M. Repacholi, Progress in Biophysics and Molecular Biology, vol. 87, nos. 2-3, February-April, 171-372

IARC Monographs on the evaluation of carcinogenic risks to humans (2002), Non-ionizing radiation, Part 1: Static and extremely low-frequency (ELF) electric and magnetic fields. Lyon: International Agency for Research on Cancer, Monograph, vol. 80

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