"Los seres humanos usamos máscaras todos los días"
El Hijo del Santo, luchador, actor, artista polifacético y uno de los mayores iconos de México
Traje gris, camisa blanca, corbata azul marino y máscara de plata. De esta guisa viste el Hijo del Santo en sus conferencias de prensa. Sobre el ring, este púgil de 1'70 metros de altura y 84 kilos de peso se despoja de la etiqueta y se queda sólo con la máscara (y con una malla, también plateada). Superhéroe dentro y fuera del cuadrilátero, el Hijo del Santo es considerado poco menos que un dios entre los niños de su país, México, donde la lucha libre es el segundo deporte más importante, por detrás del fútbol. Con la máscara como icono, su imagen trasciende de las páginas de los cómics y de las pantallas de cine y se instaura en la vida real.
Hijo del legendario luchador mexicano, el hijo tomó la decisión de mantener este epíteto para honrar al padre y para diferenciarse de él al mismo tiempo. Habla en tercera persona refiriéndose a su personaje y bebe pequeños sorbos de café a través de una abertura de las cuatro que tiene en la máscara. Lleva 26 años luchando (que no "peleando", como advierte él mismo) sobre los cuadriláteros, ha protagonizado cuatro películas, escribe para un periódico deportivo, hace radio, pinta cuadros, adora a Serrat y se está aficionando a la escultura. Una de las mayores celebridades de México que estos días visita España con motivo de un espectáculo que tendrá lugar en Madrid este fin de semana (en el Circo Price, el sábado a las 21.00 horas y el domingo en doble sesión).
Pregunta: ¿Cómo se lleva eso de ser un superhéroe de carne y hueso?
Respuesta: Es una gran responsabilidad, sobre todo por la imagen que le das a los niños. El Hijo del Santo es un personaje limpio, que ama la justicia, que tiene una característica importante que es resaltar los valores morales, como la honestidad, el respeto y amar la justicia. Y eso finalmente lo representas en un cuadrilátero, pero en la vida cotidiana, cuando los niños te ven, de alguna manera quieren imitarte y quieren ser como tú. Entonces el Hijo del Santo trata de llevar una vida totalmente disciplinada, sana y ser un ejemplo para la niñez.
P: Al igual que otros superhéroes como Spiderman o Batman, ¿lleva usted una doble vida?
R: Sí, en efecto. En las entrevistas, presentaciones de luchas, conferencias, el Hijo del Santo es un personaje que habla, que escribe y que lucha para el público. Cuando el Hijo del Santo descansa, el ser humano se despoja de la máscara y se convierte en un ser humano anónimo que nadie conoce, que va al cine, que tiene una familia, que va a comer a un buen lugar y lo más interesante es que paso desapercibido. Cuando se requiere que el Hijo del Santo esté presente, me pongo la máscara y me convierto en este personaje.
P: ¿Quién conoce su verdadera identidad?
R: Mi verdadera identidad la conoce la gente muy allegada a mí: mi familia y mis amigos más cercanos.
P: Las máscaras nos sirven a las personas para evadirnos de la realidad, para engañar... ¿para qué sirve la suya?
R: Las máscaras los seres humanos las usamos todos los días, de cualquier cultura, de cualquier país. La máscara es una manera de defendernos, de guardarnos ante los demás y de ocultar nuestras debilidades. El Hijo del Santo como ser humano creo que también ha usado máscaras y esas máscaras las he ido despojando de mi rostro a través del crecimiento interior. La máscara que uso en mis combates es para darle vida a un personaje, pero debo aceptar que como ser humano he usado máscaras y creo que en la vida lo mejor es irte despojando de estas máscaras para encontrar la verdadera felicidad.
P: ¿Cree que la lucha libre incita a la violencia entre los más pequeños?
R: La lucha libre es un deporte de contacto y todos los deportes de contacto son violentos. Le puedo hablar de boxeo, de lucha y también de fútbol, porque a veces hay patadas y hay rudeza entre los jugadores. Lo que yo siempre le pido a los niños es que no nos imiten. Creo que la naturaleza del ser humano desde pequeñito es patear un balón o jugar luchas con nuestro padre o nuestros hermanos. Si a los niños les incita a la violencia, decir que al fin y al cabo la lucha es un deporte y es un espectáculo.
P: Un deporte y un espectáculo que requiere mucho ejercicio físico y usted ya lleva 26 años en la profesión. ¿Cómo logra mantenerse?
R: A diferencia de otros deportes, la lucha libre es un deporte longevo. A mi edad, un futbolista o un boxeador ya estaría retirado. Yo, tras 26 años, estoy en plena madurez y todavía puedo luchar si dios me lo permite diez o quince años más. Consigo mantenerme llevando una vida disciplinada, entrenando, haciendo ejercicio y llevando una alimentación balanceada.
P: Lucha, hace películas, pinta cuadros... No tiene tiempo para aburrirse.
R: Sí, la verdad es que soy licenciado en ciencias de la comunicación y lo digo con mucho orgullo porque es importante que los niños sepan que todos sus sueños los pueden lograr, pueden ser futbolistas, cantantes, luchadores, pero es importante prepararte y tener una carrera universitaria. Y el Hijo del Santo a parte de luchar en el ring, tiene un programa de radio, escribe en un diario deportivo, va a conferencias, pinta... siempre me ha gustado la pintura. Y bueno a lo mejor no soy un artista pero expreso algo a través de la pintura. Y ahora estoy iniciando una nueva experiencia que es esculpir. Lo primero que hice fue una máscara del Santo que para ser la primera vez me quedó muy bien.
P: En sus inicios en la lucha libre, ¿ser hijo de quien es le ayudó o le perjudicó?
R: En mis inicios me ayudó ser el hijo del Santo, aunque es un arma de doble filo porque cuando tu padre es el Santo te exigen demasiado. Afortunadamente, el Hijo del Santo tuvo una buena preparación, hice una carrera diferente a la del Santo, no fui una copia y eso me abrió más puertas. Y ahora sigue siendo una gran responsabilidad pero la he asumido, he crecido como personaje, le he dado vida al Santo en otras facetas y eso creo que ha sido para mí algo positivo para no quedarme como un remedo del Santo. Yo podría ser simplemente el Santo, pero he querido mantener el nombre del Hijo del Santo porque ya tiene peso y es un personaje diferente.
P: Usted que es un referente para tanta gente, tiene a su vez un ídolo de aquí de España como es Joan Manuel Serrat. Hace poco tuvo la oportunidad de verle en persona.
R: El Hijo del Santo también tiene ídolos, por supuesto. Este ser humano cuando era niño creció con la música del maestro Serrat y fíjate que es muy curioso que a un niño de diez, once años le llame la atención un cantante como Serrat, porque a lo mejor a esa edad te gusta más otro tipo de música. Sin embargo a mí me gustaba escuchar la letra de sus canciones y he crecido con él y las hacía mías y tuve la oportunidad hace unos meses de estrechar su mano en el auditorio nacional de la Ciudad de México. Fue muy amable conmigo y me llamó mucho la atención porque me veía con mucha curiosidad. Debió pensar por qué este hombre trae una máscara en el rostro.
El Hijo del Santo, luchador, actor, artista polifacético y uno de los mayores iconos de México
Traje gris, camisa blanca, corbata azul marino y máscara de plata. De esta guisa viste el Hijo del Santo en sus conferencias de prensa. Sobre el ring, este púgil de 1'70 metros de altura y 84 kilos de peso se despoja de la etiqueta y se queda sólo con la máscara (y con una malla, también plateada). Superhéroe dentro y fuera del cuadrilátero, el Hijo del Santo es considerado poco menos que un dios entre los niños de su país, México, donde la lucha libre es el segundo deporte más importante, por detrás del fútbol. Con la máscara como icono, su imagen trasciende de las páginas de los cómics y de las pantallas de cine y se instaura en la vida real.
Hijo del legendario luchador mexicano, el hijo tomó la decisión de mantener este epíteto para honrar al padre y para diferenciarse de él al mismo tiempo. Habla en tercera persona refiriéndose a su personaje y bebe pequeños sorbos de café a través de una abertura de las cuatro que tiene en la máscara. Lleva 26 años luchando (que no "peleando", como advierte él mismo) sobre los cuadriláteros, ha protagonizado cuatro películas, escribe para un periódico deportivo, hace radio, pinta cuadros, adora a Serrat y se está aficionando a la escultura. Una de las mayores celebridades de México que estos días visita España con motivo de un espectáculo que tendrá lugar en Madrid este fin de semana (en el Circo Price, el sábado a las 21.00 horas y el domingo en doble sesión).
Pregunta: ¿Cómo se lleva eso de ser un superhéroe de carne y hueso?
Respuesta: Es una gran responsabilidad, sobre todo por la imagen que le das a los niños. El Hijo del Santo es un personaje limpio, que ama la justicia, que tiene una característica importante que es resaltar los valores morales, como la honestidad, el respeto y amar la justicia. Y eso finalmente lo representas en un cuadrilátero, pero en la vida cotidiana, cuando los niños te ven, de alguna manera quieren imitarte y quieren ser como tú. Entonces el Hijo del Santo trata de llevar una vida totalmente disciplinada, sana y ser un ejemplo para la niñez.
P: Al igual que otros superhéroes como Spiderman o Batman, ¿lleva usted una doble vida?
R: Sí, en efecto. En las entrevistas, presentaciones de luchas, conferencias, el Hijo del Santo es un personaje que habla, que escribe y que lucha para el público. Cuando el Hijo del Santo descansa, el ser humano se despoja de la máscara y se convierte en un ser humano anónimo que nadie conoce, que va al cine, que tiene una familia, que va a comer a un buen lugar y lo más interesante es que paso desapercibido. Cuando se requiere que el Hijo del Santo esté presente, me pongo la máscara y me convierto en este personaje.
P: ¿Quién conoce su verdadera identidad?
R: Mi verdadera identidad la conoce la gente muy allegada a mí: mi familia y mis amigos más cercanos.
P: Las máscaras nos sirven a las personas para evadirnos de la realidad, para engañar... ¿para qué sirve la suya?
R: Las máscaras los seres humanos las usamos todos los días, de cualquier cultura, de cualquier país. La máscara es una manera de defendernos, de guardarnos ante los demás y de ocultar nuestras debilidades. El Hijo del Santo como ser humano creo que también ha usado máscaras y esas máscaras las he ido despojando de mi rostro a través del crecimiento interior. La máscara que uso en mis combates es para darle vida a un personaje, pero debo aceptar que como ser humano he usado máscaras y creo que en la vida lo mejor es irte despojando de estas máscaras para encontrar la verdadera felicidad.
P: ¿Cree que la lucha libre incita a la violencia entre los más pequeños?
R: La lucha libre es un deporte de contacto y todos los deportes de contacto son violentos. Le puedo hablar de boxeo, de lucha y también de fútbol, porque a veces hay patadas y hay rudeza entre los jugadores. Lo que yo siempre le pido a los niños es que no nos imiten. Creo que la naturaleza del ser humano desde pequeñito es patear un balón o jugar luchas con nuestro padre o nuestros hermanos. Si a los niños les incita a la violencia, decir que al fin y al cabo la lucha es un deporte y es un espectáculo.
P: Un deporte y un espectáculo que requiere mucho ejercicio físico y usted ya lleva 26 años en la profesión. ¿Cómo logra mantenerse?
R: A diferencia de otros deportes, la lucha libre es un deporte longevo. A mi edad, un futbolista o un boxeador ya estaría retirado. Yo, tras 26 años, estoy en plena madurez y todavía puedo luchar si dios me lo permite diez o quince años más. Consigo mantenerme llevando una vida disciplinada, entrenando, haciendo ejercicio y llevando una alimentación balanceada.
P: Lucha, hace películas, pinta cuadros... No tiene tiempo para aburrirse.
R: Sí, la verdad es que soy licenciado en ciencias de la comunicación y lo digo con mucho orgullo porque es importante que los niños sepan que todos sus sueños los pueden lograr, pueden ser futbolistas, cantantes, luchadores, pero es importante prepararte y tener una carrera universitaria. Y el Hijo del Santo a parte de luchar en el ring, tiene un programa de radio, escribe en un diario deportivo, va a conferencias, pinta... siempre me ha gustado la pintura. Y bueno a lo mejor no soy un artista pero expreso algo a través de la pintura. Y ahora estoy iniciando una nueva experiencia que es esculpir. Lo primero que hice fue una máscara del Santo que para ser la primera vez me quedó muy bien.
P: En sus inicios en la lucha libre, ¿ser hijo de quien es le ayudó o le perjudicó?
R: En mis inicios me ayudó ser el hijo del Santo, aunque es un arma de doble filo porque cuando tu padre es el Santo te exigen demasiado. Afortunadamente, el Hijo del Santo tuvo una buena preparación, hice una carrera diferente a la del Santo, no fui una copia y eso me abrió más puertas. Y ahora sigue siendo una gran responsabilidad pero la he asumido, he crecido como personaje, le he dado vida al Santo en otras facetas y eso creo que ha sido para mí algo positivo para no quedarme como un remedo del Santo. Yo podría ser simplemente el Santo, pero he querido mantener el nombre del Hijo del Santo porque ya tiene peso y es un personaje diferente.
P: Usted que es un referente para tanta gente, tiene a su vez un ídolo de aquí de España como es Joan Manuel Serrat. Hace poco tuvo la oportunidad de verle en persona.
R: El Hijo del Santo también tiene ídolos, por supuesto. Este ser humano cuando era niño creció con la música del maestro Serrat y fíjate que es muy curioso que a un niño de diez, once años le llame la atención un cantante como Serrat, porque a lo mejor a esa edad te gusta más otro tipo de música. Sin embargo a mí me gustaba escuchar la letra de sus canciones y he crecido con él y las hacía mías y tuve la oportunidad hace unos meses de estrechar su mano en el auditorio nacional de la Ciudad de México. Fue muy amable conmigo y me llamó mucho la atención porque me veía con mucha curiosidad. Debió pensar por qué este hombre trae una máscara en el rostro.
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