El mal hábito de compartir en redes… sin leer
Forbes - jueves, 26 de marzo de 2015
Antes que oprimas el botón, aquí
te hago tres recomendaciones para evitar que caigas en la trampa de compartir
noticias que no han sido confirmadas o que son falsas.
En marzo de 2001, ya hace 14
años, un horrorizado Carlos García Tort escribía en su columna para el
suplemento semanal del diario La Jornada sobre la aparición de un sitio web
llamado Bonsai Kitten, en el que se daban instrucciones para crear gatos
embotellados. Sí, gatos a los que se les podían ablandar los huesos, ponerles
una sonda para alimentarlos y meterlos en una botella de vidrio, todo para que
sirvieran de adorno, como los barquitos de madera.
Cuando leí la columna y vi la
fotografía de un gato medio aplastado por una botella, inmediatamente pensé que
había algo raro ahí. Entré al sitio original y estuve leyendo con mucha
curiosidad todas y cada una de las secciones. Resulta que decía cosas como “los
huesos de los gatos recién nacidos son muy blandos, tome uno, azótelo contra el
piso y verá como rebota”, lo que me hizo pensar que no podía ir en serio. Más
adelante, la página misma decía que todo se trataba de una broma y que la
supuesta comunidad de criadores de gatos bonsai no existía. Todavía puede
leerse parte de la página original; no obstante, se trata de sitios espejo que
han tratado de reproducir los contenidos de ese primer sitio.
La broma corrió a cargo de un
estudiante del MIT, y causó tal revuelo en aquel entonces, que hasta la FBI
hizo una investigación al respecto. Fue uno de los primeros fenómenos virales
que alcanzó dimensiones globales. No sólo hizo que personas enviaran miles de
correos electrónicos protestando, sino medios de todo el mundo creyeron que la
noticia era cierta y le dieron aún más revuelo del que ya tenía al difundirla
dentro de sus espacios.
Si bien el sitio decía en sus
primeros párrafos que todo se trataba de una broma, nadie leyó nada: sólo
vieron el título de la página y las fotos. Sólo eso.
Esa broma que nació en la red,
puso de manifiesto una de las conductas más comunes de los usuarios de Internet
en la actualidad: creer en todo lo que dice la web y compartirlo sin verificar
la información. La viralidad tiene mucho de inocencia, pero también de flojera.
Lo que importa es la inmediatez. Un título escandaloso, una fotografía editada
y un botón para compartir son suficientes para matar a celebridades, subir el
precio del transporte público a las nubes o creer que el mundo entrará en 5
días de oscuridad por un eclipse galáctico.
En la actualidad, portales de
noticias falsas como El Deforma, han metido en problemas a algunos medios de
comunicación que se han creído las parodias que hace la página. Incluso, prensa
internacional ha tomado las bromas tan en serio que han hecho reportajes al
respecto.
Si bien El Deforma es un sitio
que, se sabe, es de parodia, de un tiempo a la fecha han aparecido portales que
imitan sitios de noticias reales, pero con el propósito de crear rumores mal
intencionados. Incluso, las direcciones URL son muy similares a las originales.
Por ejemplo, el sitio que imitó al semanario Proceso tenía un diseño muy
similar al original; incluso su dirección web, procesomx.com, se parecía a la
del sitio original, lo que volvió aún más confuso el origen de las noticias.
Por ello han corrido como pólvora
las noticias de que han muerto Chabelo o Fidel Castro, que Lucero habló mal del
Teletón o que la ONU pidió la renuncia al presidente Peña. Y si bien no queda
claro quién o por qué se crean estos portales noticiosos falsos, los usuarios de
las redes sociales se dan vuelo compartiendo noticias de fuentes dudosas.
En buena medida, el hecho de
compartir noticias sin leerlas antes tiene que ver con la construcción de la
imagen que los usuarios de las redes quieren proyectar ante sus similares.
Compartimos una noticia sólo porque su título resume lo que creemos o pensamos
de un tema; de esta manera, aparentamos saber mucho sobre algo o bien parece
que tenemos cierta conciencia política sobre nuestro entorno.
Para evitar que caigamos en la
práctica de compartir noticias que no han sido confirmadas o que son falsas, es
recomendable:
Verificar fuentes oficiales.
Busquemos en las páginas de las instituciones oficiales la información que
realmente corrobore el rumor que nos ha llegado de la web. Nada como verificar
la cuenta de la institución o el personaje, y revisar que efectivamente ha
hecho una declaración como la que nos compartieron en la red.
Comparar la información en varios
portales. Es una buena opción, ya que una noticia importante correrá por varios
medios informativos de forma casi inmediata. Además, un medio de comunicación
debería tener los medios para corroborar las noticias.
Contextualizar. Una noticia como
el aumento exorbitante de un bien o servicio, o el pronunciamiento de una organización
mundial, seguramente no se hará de un día para otro: antes de aprobarse o de
lanzar una ley, debe haber una serie de negociaciones y pronunciamientos
previos al respecto.
Los rumores en las redes sociales
son una constante que ha ido en crecimiento. Además, esto ha generado que los
ánimos políticos y sociales se vuelvan mucho más vulnerables, generando climas
propicios para la confrontación, más que para el diálogo. Por ello, antes de
oprimir el botón de compartir, hay que verificar que esa noticia escandalosa
sea real; no vaya a ser que caigamos en la trampa.
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