Telemedicina, ¿la nueva frontera digital?
Forbes - martes, 24 de
marzo de 2015
La telemedicina nos lleva a una
transformación fascinante y de un tamaño tan enorme como hicieron el cine, la
televisión y la música. Un futuro prometedor y excitante se abre frente a
nosotros.
Internet y la tecnología digital
han transformado, por completo, aquellos sectores de la economía en donde su
uso se ha convertido en una herramienta de trabajo y producción. Tal vez los
más sonados sean la música, la imprenta, el comercio y el cine. Para bien, y
para mal, ambos elementos han sido los germinantes de una revolución capaz de
transformar hasta los mismos cimientos de las industrias donde se insertan. El
mundo médico ha sido el último de éstos en empezar a innovar drásticamente
gracias a ellos, generando una creciente y fascinante rama productiva
denominada “telemedicina”.
Astrid Vivas, CEO de Greicom,
empresa encargada de la prestación de servicios de telemedicina, nos cuenta que
esta rama “nace de la necesidad de prestar los mejores servicios clínicos a
personas que, por su ubicación geográfica, no tienen acceso a ellos. Por medio
de Internet, un avanzado uso de software y un especial equipo biomédico, todo
ubicado en un módulo de telemedicina, un doctor puede hacer una completa
consulta a un paciente emplazado en algún lugar remoto, haciendo diagnósticos,
tal como si estuviera con él en el mismo espacio”.
Como todo desarrollo humano que
beneficia al hombre, esta área de la economía, que hoy está tomando fuerte
impulso, tiene un pasado marcado y un futuro prometedor. “Podríamos decir que
la primera consulta de telemedicina que se hizo fue con una llamada telefónica
entre un paciente y su doctor. Luego tuvimos las consultas por Skype. Lo que
estamos haciendo ahora es la evolución de esto. Ahora les permitimos a los
médicos hacer exámenes, tomar muestras y ver órganos internos a distancia. La
tecnología permite que los doctores hagan trabajos de dermatología, de
ginecología, otorrinolaringología, pediatría, cardiología, radiología y
medicina interna, a cientos de kilómetros, a personas que, si no fuera por
estos medios, sencillamente no tendrían acceso a ella o lo tendrían, pero de
manera más costosa y difícil.
“Lo que buscamos es poder llevar
un médico virtual a cada rincón y, en el futuro, a cada hogar, acortando tiempo
y costos. La manera como lo hacemos es que instalamos un módulo de telemedicina
en cualquier vereda o pueblo, lo conectamos a Internet, con todos los
periféricos médicos, software y la computación adecuada, en los que un
paramédico, quien ha recibido un entrenamiento previo en el manejo de la
tecnología, recibe las órdenes de un doctor que le indica los pasos a proceder
para atender al paciente y ofrecerle el mejor tratamiento posible.”
En un principio, los módulos de
telemedicina son usados por empresas que necesitan tener un doctor a la mano,
sin importar dónde se encuentren, pues por su tipo de actividad están alejados
de los centros médicos. Piénsese en el caso de compañías petroleras, gasíferas,
mineras, cuyos empleados deben estar ubicados en zonas alejadas de los grandes
centros urbanos, y que por sus actividades deben hacer correr riesgos a sus
empleados. Con ellos es que ha venido trabajando Astrid. “Este año estamos
arrancando procesos con una de las más grandes empresas en el país, con la que
concretaremos la instalación de entre 30 y 40 módulos de telemedicina. También
tenemos la instalación de varios módulos en Nigeria.” Un logro significante,
por supuesto, más si tenemos en cuenta que el costo de cada estación oscila
entre los 30,000 y 100,000 dólares.
Por los actuales costos de la
telemedicina, que los hacen prohibitivos para la gran mayoría, éste es un
sector con todas las características de lo que en teoría económica se conoce
como una industria naciente, que requiere el apoyo del Estado para su
desarrollo, dado que su futura existencia es un beneficio para todos, tal y
como son las energías limpias, por dar un ejemplo. “Actualmente, además de las
fuerzas militares, el mayor uso de la telemedicina lo hacen los gobiernos, pues
es la mejor manera de llevar atención médica a todos los rincones de sus países,
de una forma más económica y productiva. Gracias a los trabajos en los módulos
se evita el transporte de pacientes o médicos en un gran porcentaje, sólo
teniendo que movilizarse cuando sean casos de estricta necesidad. México e
India, país este último donde hay un satélite de uso exclusivo para la
telemedicina, son grandes pioneros en la materia”.
Asimismo, es un sector que genera
importantes barreras a las entradas para futuros competidores, por lo que las
inyecciones del sector público son necesarias para generar economías de escala
que hagan los procesos de inversión más pequeños y los tiempos de recuperación
más rápido. Greicom, indica Astrid, “es una empresa que trabaja el proceso de
manera integral: hay que ofrecer la posibilidad de instalar el módulo, pero
también de colocar Internet donde no lo haya, de hacer acercamientos entre las
empresas y el equipo médico, quienes, además de ser profesionales en su
materia, deben estar preparados para el manejo de la tecnología, previa
capacitación nuestra. Es un servicio que en este momento, cada uno de sus
componentes, tenemos que ir construyéndolo, porque sencillamente no existen”.
Es, sin duda alguna, una
industria entera que se está edificando con visionarios que la están
consolidando paso a paso. Pero al igual que el internet o la telefonía celular,
que han superado su condición primaria de funcionamiento, la telemedicina se
muestra como un actor que cambiaría por completo la industria médica. En
palabras de Astrid, “a futuro, según indica la historia, los costos
tecnológicos bajarán de manera exponencial, haciendo posible que todo el mundo
pueda llegar a tener un doctor virtual en su casa, evitando trasladarse a un
hospital, hacer filas eternas o esperar horas por la atención médica
domiciliaria”.
Tal vez los más animados con el
desarrollo de la telemedicina sean los mismos prestadores de servicios. Astrid
cree que “dentro de poco tiempo será una realidad que un doctor se levante en
la mañana, vaya a su computadora y atienda a pacientes de todo el planeta,
entregándoles diagnósticos tal y como si estuvieran en su oficina. Hoy, algo
similar sucede con la ‘telecirugía’, en la que un paciente es operado por un
robot que está siendo comandando por un doctor ubicado en otro continente, con
resultados impresionantes”.
Algo realmente apasionante está
construyéndose con este modelo de negocio. En gran parte, los ciudadanos
estamos limitados a los servicios médicos que nos ofrezcan nuestros lugares de
residencia; con la telemedicina, el mercado clínico sería, por primera vez, uno
realmente global, con una oferta de doctores de todos los países disponibles
para los pacientes, y unos doctores compitiendo por atraer pacientes de
cualquier parte del globo, generando un fuerte impacto en las empresas
aseguradoras y prestadoras de servicios relacionadas con la medicina. Sin duda
alguna, una transformación fascinante, y de un tamaño tan enorme como las que
tuvieron el cine, la televisión y la música. Un futuro prometedor y excitante
se abre frente a nosotros.
Andrés Arell-Báez es escritor,
productor y director de cine
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